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24 de Noviembre de 2004

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La Hora de Todos
Bitácora de José Carlos Rodríguez

Hernando de Soto, en ECODES

Ya comenté que la Fundación Ecología y Desarrollo había tenido el acierto de invitar a Hernando de Soto para que pronunciara una conferencia, dentro de un ciclo llamado Actuando Institucionalmente contra la Pobreza. No fue el único acierto. Invitó a varios bloggers, entre los que me encuentro. Por desgracia no pude asistir, pero cuento con el resumen que Jesús Llaría, por Ecodes, ha hecho de la conferencia del economista de Soto, aparte de los escritos por otros compañeros que sí acudieron a Zaragoza a escucharle a él, y a Fernando Toboso. Con ello creo que se puede hacer un cumplido resumen de lo acontecido, con la ventaja, para el caso del peruano, de que, como dice Jesún Llaría, el núcleo del discurso de de Soto no se apartó un milímetro de lo que viene defendiendo tradicionalmente, en sus libros, y a través del Instituto Libertad y Democracia.

Antes de comenzar quiero aclarar una cosa. Aunque no me gusta repartir carnets de liberal ni soy quién para hacerlo, es claro de Hernando de Soto ES liberal. También es cierto que cabe un pensamiento más liberal, como se desprende de la comparación de sus obras con las de otros autores. Gabriel Calzada ha hecho una excelente crítica del pensamiento de Hernando de Soto en su reciente The Mistery of Capital. Pero, como indica José Ignacio del Castillo, es uno de los autores que mejor han comprendido qué es el capital y cuál es su función. Ha vuelto a mostrarlo en Zaragoza.

El desarrollo sigue siendo, en parte, un misterio. Pero hay cosas que sí hemos aprendido de la historia. Y la más importante quizás es la necesidad de un entramado institucional que es el que facilita, como dice Douglass North, igualar la tasa privada de ganancia con la social. Es decir, hacer que el comportamiento que lleva a una ganancia individual sea también beneficioso para la sociedad. No hablamos de otra cosa que la mano invisible. Ese entramado institucional tiene un núcleo, que es la propiedad. La propiedad surge como solución ideal a la escasez de los bienes, y permite hacer un uso efectivo de los mismos, evita conflictos que de otro modo surgirían, y hace responsable del buen o mal uso de los bienes a su dueño, lo que favorece el desarrollo.

Como ejemplo, se puede hacer mención de la decisión de Lula da Silva de otorgar títulos de propiedad sobre las favelas, en una medida sencilla y eficaz contra la pobreza. Un amigo mío me decía pero eso no es más que otorgar un papelito. Lo importante, sin embargo, es el proceso social que tiene lugar con ese reconocimiento. La casa es el mayor activo de la inmensa mayoría de la población. Quienes viven en las favelas, sin embargo, no podían beneficiarse de ello. Ni siquiera les convenía invertir en mejorarlas, porque fuera de un consenso o reconocimiento local o el uso de la fuerza nada les asegura la propiedad de la misma. Invertir consiste en transformar la renta en riqueza. Pero para dar ese paso la riqueza tiene que estar definida y defendida legalmente. De no contar con esas instituciones, la riqueza no se crea; y la que llega como ayuda, se diluye, se destruye sin que muchos comprendan el porqué. Es como llevar una casa a un cenagal. Acabará cayéndose. Necesita unos buenos cimientos, y éstos están en la propiedad y el derecho. Por tanto lo que está mal repartido no es la riqueza, como muchos creen, sino el capitalismo. Hernando de Soto ha puesto de manifiesto que, una vez nos acercamos a las condiciones en que se mantiene la pobreza, vemos que ese entramado no existe o está corrompido. El Estado de Derecho, el orden jurídico que define y defiende la propiedad privada y los derechos del individuo, (o el capitalismo, si se prefiere llamar así) es hoy un privilegio de los países ricos. Lo que pide Hernando de Soto es acabar con la exclusividad del club de ricos, extender las condiciones de desarrollo a todo el mundo, en un juego de suma positiva, ya que todos saldríamos ganando. Juan Varela destaca la siguiente frase de Hernando de Soto: Los pobres son pobres porque no tienen registro de propiedad, en cuanto se legalizan sus propiedades, por exiguas que sean, su potencial de desarrollo crece.

La capacidad creativa del hombre, cuando es reconocida y defendida por el derecho, resulta pasmosa. De nuevo, del resumen por Juan Varela: Sólo 150 de los 1.300 millones de chinos tienen existencia (capitalista) y propiedad legal, y consiguen hacer crecer a su país a un ritmo del 10%, dice Hernando de Soto. O En Egipto, país de los escribas que inventaron el registro, sólo el 8% de las viviendas están inscritas. Y sólo el 12% de las empresas están registradas. Cuando se suma el capital de la economía extralegal supone 55 veces toda la inversión directa en Egipto desde que Napoleón invadió el país del Nilo.

Entender este proceso es esencial, y Pedro J. Canut se pregunta ¿estamos los juristas preparados para reencontrar la esencia de nuestra ciencia (Soto la ha denominado metafísica…)? ¿estamos dándole a la sociedad la herramienta que nos está pidiendo a gritos para generar confianza y contribuir al progreso de nuestros semejantes?. Yo no soy jurista y tengo la atrevida y loca pretensión de entenderlo.

Una de las características de las sociedades libres, de las sustentadas en Estados de Derecho, es la confianza. Fernando Tricas ha incidido precisamente en este punto de la conferencia de De Soto, y recoge que, según el economista, el 75% de los noruegos y el 70% de los suecos contestan afirmativamente, pero sólo el 4% de los brasileños y el 5% de los peruanos confían en sus paisanos. Esa confianza permite llevar a cabo proyectos a largo plazo, que son los que más alientan el desarrollo.

Franz Oppenheimer, en su libro El Estado, dice que hay dos formas de distribución de los bienes. La económica y la política. La primera consiste en el intercambio voluntario. La segunda en la imposición. La económica, sin embargo, necesita de la institución de la propiedad y del derecho. Hernando de Soto se queja de que en el caso de muchas poblaciones indígenas se les ha otorgado un derecho de soberanía que sirven para perpetuar una concepción feudal de la propiedad, cuyas limitaciones no permiten el deseado desarrollo, y la lucha contra la pobreza.

De Soto respondió a dos interesantes preguntas. Una de ellas le inquiría sobre la aplicación de la legislación laboral de los países ricos a los trabajadores de las multinacionales, en los países pobres. Aunque no se mostró opuesto dijo que no es conveniente llevar nuestros problemas y nuestras soluciones a sitios donde los problemas son otros. Efectivamente, la legislación laboral nos empobrece a Occidente, pero tenemos un nivel de riqueza que nos permite aguantarlo. En los países pobres no tienen esa suerte.

Y por otro lado destacó, en palabras de Jesús Llarías, el modo en que el Corán es más “simpático” hacia el comercio y la propiedad que los libros cristianos. El triunfo del capitalismo, según de Soto, depende más del marco institucional que de las diferencias culturales. De hecho el Islam fue una fuente importante de civilización, y extendió el comercio. El problema consiste en saber cómo pasó de eso a ser una fuerza tan reaccionaria. Pero en cualquier caso hay sitio para el optimismo, porque el Estado de Derecho y su manifestación económica, la economía de mercado, como he dicho en otras ocasiones, socava las culturas cerradas y reaccionarias. De nuevo de Soto, recogido por Juan Varela: Cuando se reconocen los derechos de propiedad todos pueden desarrollarse. Como hicieron los pioneros en el Oeste americano. Cuando pudieron registrar sus terrenos y su ganado comenzaron a dejar atrás el Salvaje Oeste. El problema no es la cultura, sino la ley.

Por último. Destaco esta frase del economista peruano, que recoge Juan Varela: La historia del capitalismo occidental en realidad narra cómo los gobiernos, durante cientos de años, fueron adaptando el 'derecho del pueblo' a reglamentos y códigos uniformes que todos pudieran entender y respetar. Solo quiero aclarar que ese derecho del pueblo es el derecho consuetudinario, que es anterior al Estado, aunque ha convivido con él. Como ejemplos de derechos consuetudinarios, surgidos de la libre interacción social, se puede citar la Common Law, el Derecho Romano, o el Derecho Mercantil.

Comentarios

 
También johan norberg cree en la posibilidad del florecimiento del capitalismo en las sociedades con raíces islámicas.
Enviado por el día 24 de Noviembre de 2004 a las 21:13 (1)
Creo que Hernando de Soto es más neoliberal que liberal. El artículo de Calzada me convenció de eso.
Enviado por el día 25 de Noviembre de 2004 a las 21:48 (2)

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