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10 de Agosto de 2005

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La Hora de Todos
Bitácora de José Carlos Rodríguez

Derecha, historia y "memoria histórica"

Leo el artículo Derecha, historia y "memoria histórica" en el diario ABC. Recomiendo su lectura. Si se quiere hacer acompañada:

No puedo coincidir más con el arranque del artículo:
La derecha gobernó durante ocho años, pero, en la práctica, no reinó -según el autor- porque el imaginario ideológico siguió en manos de la izquierda. Lo que explica, en parte, la derrota electoral. Debería reflexionar sobre su necesario rearme intelectual.

Si vas por la vida pidiendo perdón por unas ideas que no te atreves a pensar no se puede ir demasiado lejos. No solo perdieron las elecciones, sino que han perdido una oportunidad para hacerse un hueco basado en ideas positivas y no solo como oposición a las de la izquierda, lo que les da un predominio absurdo y anacrónico. Será por falta de ideas.

Pero el artículo va por aquello de la recuperación de la memoria histórica del odio histórico.
Desde hace tiempo, la izquierda política y cultural denuncia una supuesta amnesia con respecto a la Guerra Civil y al franquismo. Algo que, dicho sea de paso, desmiente la copiosa bibliografía dedicada a esos temas.

No leer ayuda, de todos modos.
El peligro que encierra ese concepto es su carácter abiertamente polémico. Y es que la memoria histórica tiende a presentarse como una especie de moral de sustitución, cuyo leif motiv es fundar la identidad de grupos e individuos.

No. Es más bien fundir la identidad de grupos e individuos. Privar de legitimidad moral a las ideas ajenas. Romper la transición. Sigue González Cuevas:
(C)omo señaló Tzvetan Todorov, la memoria histórica y la historia representan dos formas antagónicas de relación con el pasado. La primera se basa en la conmemoración; la segunda, en la investigación. La memoria histórica está, por definición, al abrigo de dudas y revisiones; mientras que la historia es esencialmente revisionista, porque ambiciona establecer los hechos y situarlos en su contexto, para evitar anacronismos. La primera demanda adhesión; la segunda, distancia.

Esa incompatibilidad es lo que explica el odio a Pío Moa. Moa es un historiador y su materia es la historia. Sus ideas están abiertas al escrutinio del lector interesado, aficionado o profesional. Yo creo que en lo fundamental está en lo cierto. Pero que lo esté o no es lo de menos desde el punto de vista de la memoria histórica del odio histórico. Porque lo importante es la identificación de un nosotros y un ellos con las partes de un conflicto que levante los sentimientos más atávicos de odio. Que este sentimiento rompa cualquier valoración racional y permita el arrase. El destruccionismo.
La clave está en que
Con su utilización de la memoria histórica, la izquierda ha renunciado al principio de reconciliación nacional para pasar a una beligerante campaña en favor de los vencidos en la Guerra Civil española, cuyo objetivo último es la deslegitimación histórica y política de la derecha. Novelas, películas, ensayos, tesis doctorales, desenterramiento de cadáveres en fosas comunes, etcétera; todo ello se ha erigido en voz y símbolo del bando republicano. En esa campaña, se ofrece una visión profundamente maniquea de los acontecimientos. Los republicanos aparecen como depositarios de las virtudes cívicas; mientras que los rebeldes son la encarnación de todos los males.

Esa deslegitimación de la derecha como opción que puede optar legítimamente al poder es la clave. Es uno de los objetivos, que es medio para el objetivo final, que es el arrase.
En el fondo, viene a identificarse antifranquismo y democracia; lo que significa una gravísima manipulación histórica. Porque los socialistas revolucionarios, los comunistas y los anarquistas -lo mismo que sus aliados internacionales- no combatían en defensa de la legitimidad republicana, sino por la construcción de un sistema social y político antidemocrático y colectivista.

Esto es muy evidente. Yo me acuerdo de cuando se decía que La Pasonaria era una activista de tradición democrática. Se debía de estar revolviendo en su tumba de rabia. González Cuevas señala entonces una consecuencia de ese carácter esencial y profundamente totalitario de cierta izquierda; una consecuencia que, pese a parecer paradójica, tiene cierta lógica. Y es que
De ahí que numerosos liberales, como Ortega, Lerroux, Menéndez Pidal, García Morente, Marañón, Cambó, etcétera, apoyaran a Franco en la Guerra Civil.

Volviendo al comienzo del artículo, Pedro C. González Cuevas reflexiona sobre el pobre papel de la derecha en esta tesitura:
Frente a esa ofensiva, el Partido Popular apenas tuvo algo que oponer. Desde los años sesenta, la derecha no sólo renunció a la lucha por la hegemonía cultural, sino que padece un claro síndrome de autocrítica cuasimasoquista; y, en consecuencia, aceptó la visión del adversario.

Pero la manifestación más llamativa de esa actitud la protagonizó José María Aznar, al reivindicar la figura de Manuel Azaña; lo que fue un error por partida doble. En primer lugar, porque ensalzó a un intelectual mediocre, de quien lo mejor que puede decirse, como hizo Lázaro Carreter, es que fue "un utopista a quien el cielo castigó concediéndole el poder".

Además, aquellos gestos no tuvieron su reciprocidad en la izquierda, cuyos intelectuales criticaron el homenaje tributado por Aznar a Antonio Cánovas, en el centenario de su asesinato; y las beatificaciones de sacerdotes asesinados por los republicanos en la Guerra Civil. Lo que demuestra no sólo lo equivocado de esta estrategia, sino la escasa capacidad autocrítica de la izquierda.

Y no es por falta de opciones.
¿Acaso no existía la figura egregia de Ortega y Gasset, como posible referente intelectual de la nueva derecha española?

Exacto. ¿Y Madariaga? ¿Y Pérez de Ayala? ¿Y Marañón? Puestos a elegir republicanos, ¿Porqué no Claudio Sánchez-Albornoz, el excelso historiador?

El final del artículo es una llamada a la acción, después de la llamada de atención:
La lejanía del poder podría servirle para reflexionar sobre su necesario rearme intelectual. Pero ello sólo será posible si conoce y asume su verdadera historia, emancipándose de la caricaturesca construcción de la memoria histórica elaborada por la izquierda. Una historia llena de errores y de aciertos, como toda obra humana; pero cuyo balance es más positivo que el de su antagonista. Asumir su pasado con capacidad crítica y optimismo creador; tal es la reforma moral que necesita.

No soy muy optimista. Pero quién sabe.

Vía Libro de Notas.

Comentarios

 
La derecha española es un desastre. Y no sólo Aznar babeó con Azaña. Nuestro admirado Federico Jiménez Losantos también.

Lamentablemente tuve el "honor" de departir unos minutos con las flojita Ana Pastor una noche. -

- Ana, ¿cuándo vais a dar la batalla en el plano histórico?

- Esas historias ya no interesan ya ni a los más viejos del lugar.

- Ya, pero si están a todas horas con eso en todos los medios de comunicación, algo habrá que decir.

- Nada, nada, que ellos se dediquen a eso y nosotros a lo nuestro.

A la semana siguiente fue pensoso veral en el programa de María Teresa Campos hablando del Archivo de Salamanca. Creo que no sabía ´ni quién era Companys. Ni puñetera idea, vamos.
Enviado por el día 10 de Agosto de 2005 a las 22:44 (1)
Absolutamente de acuerdo contigo y con el autor del artículo. Es más, me paso muchos días tratando de dilucidar qué puñetera ideología puede oponer el PP a la pantomima de la izquierda, derrotada en lo ideológico, en lo lógico, pero triunfante, como casi siempre, en la manipulación.

Pero el problema no está en las armas que tengan los socialistas, sino en las armas que enfrenta la así llamada derecha.

Hablas y hablas bien de que por ideas (liberales) no faltan. ¿Has apreciado tú, por ti mismo, un gran cariño por el ideario liberal entre los votantes del PP?

Va a ser que no.

Realmente lo que tenemos en España es un arraigo profundo de socialismo. De socialismo de izquierdas, el evidente, y otro socialismo sociológico añorante de la tranquilidad de la Dictadura en la cual tanto la moral como los derechos de las buenas gentes coincidían con ese sustrato del actual voto del PP.

De todas formas, cada día estoy más convencido de la necesidad de partir a la derecha por el espinazo haciendo surgir un partido liberal que sin el objetivo urgente de alcanzar el poder tenga la posibilidad de plantear esas verdades del barquero que se quieren negar por el populismo de unos y de otros.

No vale sólo presentarse a unas elecciones con el sello de la buena gestión, hay que presentarse con una idea que ofrecer hacia dónde requiere ir. Aunque cueste votos.
Enviado por el día 11 de Agosto de 2005 a las 14:10 (2)
He comentado de forma crítica tu artículo en mi bitácora, por si pudiera interesarte:

http://embajadorenelinfierno.blogspot.com/2005/08/...
Enviado por el día 11 de Agosto de 2005 a las 15:41 (3)
"¿Has apreciado tú, por ti mismo, un gran cariño por el ideario liberal entre los votantes del PP?". Pues va a ser que no. Porque no se ha explicado bien a la gente el liberalismo.

También hemos de entonar nuestro mea culpa los liberales. En temas históricos hemos sido bastante responsables de dejar el campo abierto al PSOE. En este sentido, el sector más carca del PP no había cedido tanto. Las cosas como son.
Enviado por el día 11 de Agosto de 2005 a las 16:52 (4)
Para abandonar la situación defensiva y acomplejada a la que le ha llevado la propaganda y el saber hacer sin escrúpulos de la izquierda, la derecha española debería emprender, groso modo, dos caminos que todavía no han sido transitados:

Abanderar una revisión seria, en base a los datos existentes y los que puedieran surgir a raíz del revival, acerca de nuestro pasado inmediato, más concretamente partiendo desde la Guerra de la Independencia, concediendo especial importancia al período de la Segunda República-Guerra Civil, confiando en la presunción fundada que no iba a ser ella la peor parada, ni mucho menos, dados los nefastos papeles desempeñados a los largo de los episodios históricos por el resto de fuerzas: izquierdas, nacionalistas, autoritarios de derecha como los carlistas o los mismos franquistas, de los que no parecería honrado señalar, una vez conocida la verdadera historia, como los antecedentes reales del actual PP, quebrando uno de los principales puntos fuertes de la pinza antipepera que tan buenos resultados electorales da a sus propaladores.

El segundo punto sería un rearme ideológico, dejando de poner tanto acento en la gestión, y haciendo incapie en temas de más carga política, sin miedo a la confrontación, que por temas que en principio le son favorables no será: seguridad ciudadana, educación, unidad nacional, defensa, derechos constitucionales, etc. Plataformas desde las que es más fácil hacer conectar sus ideas con las inquietudes populares.
Enviado por el día 11 de Agosto de 2005 a las 19:35 (5)
Batiburrillo, vosotros le estás prestando mucha atención.

Solo falta que reaccionen. Lo veo mal.
Enviado por el día 11 de Agosto de 2005 a las 19:53 (6)
Agente t- Empezar por desvirtuar la historia no es buen comienzo. Por suerte o por desgracia en los origenes historicos del PP hay carlistas, franquistas, falangistas y demás. Empezando por Aznar, o es que ¿no te acuerdas de la famosa cartita?.
Enviado por el día 11 de Agosto de 2005 a las 20:12 (7)
Desvirtuar no, conocer y difundir, para tergiversar ya están los nacionalistas y la izquierda. ¿Tan mal me he expresado?

Lógico, eran los únicos personajes con peso específico en las instituciones del tardofranquismo, pero igualmente derivaron hacia el partido socialista, a los nacionalistas, e incluso al PCE se pasaron algunos de ellos.

Por otra parte todos de jóvenes somos más alocados, lo que importa es ver si a los 40 sigues igual que a los 20 o has ido a mejor.
Enviado por el día 11 de Agosto de 2005 a las 21:26 (8)
Pero sobre todo dar la batalla de la libertad. Libertad para elegir la educación que quieres para tus hijos, libertad para decidir que quieres hacer con tus ahorros ( por ejemplo: pensiones ), libertad para circular si quieres sin el puñetero cinturón de seguridad sin que te pongan una buena multa, libertad para "montar" una radio o televisión sin puñeteras licencias ( es decir, libertad de expresión con mayúsculas ) etc etc. Se trata con ello de poner en solfa regulaciones estúpidas, impuestos inconstitucionales y confiscatorios y sobre la supuesta legitimidad que tiene el Estado para meterse en tu vida.
Enviado por el día 11 de Agosto de 2005 a las 21:33 (9)
Por supuesto ¿pero es una batalla ideológica, o no? Y aunque resulte duro reconocerlo no es el tema con más gancho popular, de modo que debería ir acompañado de los del tipo citados por mí más arriba.
Enviado por el día 11 de Agosto de 2005 a las 21:48 (10)

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