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23 de Agosto de 2005

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La Hora de Todos
Bitácora de José Carlos Rodríguez

El Mundo y la Guerra Civil I. Stanley Payne

Siempre me sentí muy lejano de la Guerra Civil, porque nunca me he indentificado con uno de los bandos. Acaso con intelectuales concretos, parte de los cuales viveron en el extranjero. Pero una vez me puse a leer sobre el tema, desperté un interés creciente en torno a él. No tengo una interpretación liberal de un conflicto que de liberal tuvo bien poco.

Un tío abuelo mío, liberal, que luchó en el bando republicano, me dijo una vez: "Era una lucha de malos contra malos". Exactamente eso dice Stanley Payne ($), en una entrevista en El Mundo.

Dice Birja Hermoso, para desmentirse acto seguido, que Para conversar con Stanley G. Payne acerca de la Guerra Civil es indispensable aparcar peligrosos caparazones como el prejuicio intelectual y el sectarismo ideológico. Voy a reproducir una parte de la entrevista:
P.- En su nuevo libro, El colapso de la República, usted presenta como gérmenes del conflicto el proceso de radicalización de las izquierdas y la negativa de las derechas a perder sus privilegios y aceptar reformas, y...

R.- Bueno, bueno, las derechas, hasta cierto punto, ya habían aceptado ciertas reformas, o al menos habían convivido con ellas bastante tiempo; hay que recordar que las reformas clásicas de la República fueron instauradas allá por 1931, 1932 y 1933. Pero es que lo ocurrido en la primavera de 1936 no fueron precisamente reformas, sino una serie de atropellos: incautaciones de propiedades, incendios de iglesias, etcétera. El Gobierno de Azaña y Casares Quiroga se dejó guiar por los revolucionarios, dejando de aplicar la ley, la Constitución y la democracia electoral. La lista de atropellos fue muy grave, tanto, que ningún país habría aceptado esa situación. Puede decirse que, por todo ello, el Régimen de Azaña perdió la legitimidad de funciones, que atañe al modo de gobernar.

Gran parte del problema de la Segunda República es que quienes en teoría la representaban de forma más pura, no creían en ella. Maura, Ortega y Gasset, Sánchez Albornoz, sí. Pero Azaña en absoluto. Nunca fue un demócrata y su sectarismo inmaculado hizo todo lo posible para que la II República fuera excluyente. En eso tuvo éxito, como Alcalá Zamora.

Y eso por quienes en teoría la deseaban. El lado revolucionario conspiró y actuó contra ella de forma sistemática. Primero los anarquistas, luego los socialistas. En la oposición, y en el gobierno. De hecho,
P.- Usted sostiene la tesis de que políticos socialistas como Largo Caballero o Indalecio Prieto prácticamente anhelaban el estallido del conflicto, porque pensaban que aplastarían fácilmente a los nacionales y así tomarían el poder...

R.- Y así es, pero lo hicieron de una forma absolutamente confusa y dividida. Había toda una serie de proyectos de revolución diferentes: anarquista, comunista, caballerista... nunca un proyecto unitario.Pero es verdad que en las dos últimas semanas antes del levantamiento militar, se advertía en algunos líderes del Gobierno cierto ánimo de provocar una sublevación. Sobre todo, en el Gobierno de Casares Quiroga había bastante confianza en poder aplastar la sublevación.Y querían provocarla... para poder eliminarla por completo y tener un futuro más despejado.

Si hay algo contradictorio, paradójico de la historiografía sobre la GC es que es el evento histórico al que se han destinado más títulos (pese a no ser tan importante. Nada que ver con la caída de Constantinopla o con la Guerra de Independencia estadounidense) y sin embargo abundan los mitos. Porque, que abunden las mentiras es lógico, pero ¡los mitos! Uno de ellos es el de los intelectuales.
P.- Lo que no se puede negar es el tirón de algunos símbolos del bando republicano: Pasionaria, Picasso, Lorca...

R.- Efectivamente, un tirón muy fuerte entre las democracias occidentales. Pero donde más eco encontró el mito republicano fue en la vieja Alemania Oriental. Fue casi más intenso que el mito de la Revolución Rusa. Lo veían como un símbolo de la lucha de la revolución contra el fascismo.

P.- ¿Cómo examina Stanley Payne el papel jugado por intelectuales como Hemingway, Orwell, Robert Capa o Malraux en el apoyo a la causa republicana?

R.- Bueno, depende, hay que ir por partes. El caso de Hemingway, por ejemplo: alguien que nunca había sido un escritor político, y que se politizó radicalmente, publicando propaganda pura, parte de ella algo vergonzosa. Luego, durante la última fase de la guerra, se dio cuenta de que había exagerado y de que se había equivocado. Entonces hubo una reforma psicológica y política en su cabeza.

Borja, el entrevistador, intenta meter una pulla a Pío Moa y César Vidal, sin éxito. Pero me parece más interesante lo siguiente:
P.- Pues algunas de esas obras y de esos autores (en referencia a los citados) han levantado ampollas en España...

R.- Es que entre los catedráticos de Historia de España, en la propia España pero también en otros países, hay como un temor a mostrarse políticamente incorrectos, y por eso no se atreven a tratar según qué temas. Por ejemplo, no existe un libro sobre los orígenes de la Guerra Civil hecho por un catedrático de Historia de España...

P.- ...y lo tiene que hacer un estadounidense. ¿A usted le choca esto?

R.- Mucho. Y por eso preparé mi nuevo libro, porque hace algunos años ya vi que no había ninguno. Es muy importante investigar ambos lados de la cuestión, y si los profesores de Historia han abdicado de su deber, pues estos libros tendrán que ser escritos por otros.

P.- La Guerra Civil, ¿sigue siendo un tema vigente a nivel internacional en la comunidad de historiadores, o ha perdido gas?

R.- Sigue vigente como todos los temas importantes, porque éstos nunca mueren del todo. No hay un auge, tal y como ocurre en España en estos momentos, pero sí es un tema que sigue interesando a los lectores y a los editores. Es uno de esos temas regulares que siempre permanecen.

Y no irá a menos. Son tantos los errores que prevalecen sobre la II República y la GC, que yo creo que esta proliferación de nuevos estudios y el interés de los lectores, solo puede dar un resultado, en conjunto, positivo.

Comentarios

 
"Errores que prevalecen sobre la II República": que había democracia, que el PSOE era democrático, que Franco atacaba al sistema (cuando en 1934 lo salvó del octubre rojo), que Azaña era liberal, que el Frente Popular era democrático, que La Barraca de Lorca era republicana, que Gil Robles era golpista, que había libertad de culto... Errores, mentiras, desatinos, infundios... para dar y tomar.
Enviado por el día 23 de Agosto de 2005 a las 08:20 (1)
Sí. Vosotros estáis haciendo una labor importante cuando tratáis estos temas. Por desgracia hay muchos mitos y muchas mentiras contra que luchar.
Enviado por el día 23 de Agosto de 2005 a las 08:32 (2)
Son muchos... muchísimos.
Enviado por el día 23 de Agosto de 2005 a las 11:01 (3)
Como dicen en mi pueblo al final el agua al hondo y con lo de la guerra civil pasará lo mismo por mucho que se empeñen en endiosar a companys (si pudiera lo escribiría más en minúsculas todavía) y al abuelo de zapatero.
Enviado por el día 24 de Agosto de 2005 a las 12:34 (4)

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