6 de Marzo de 2004
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Bitácora de Mario Noya
De Francisco Umbral, o Mi nombre es Diego: Digo Diego.
Disculpad el off topic, pero creo que merece la pena
FRAGMENTOS DE LÁZARO CARRETER (FRANCISCO UMBRAL, EL MUNDO, 5-III-04)
Tenía el gesto lúcido y cansado. No recuerdo ahora si le conocí a través de Dámaso Alonso o conocí a Dámaso a través de él. En todo caso, Lázaro estaba más cerca de la gente, del público, del mundo literario.
En Riscal, a media tarde, presentando un libro de Vizcaíno Casas, se me acercó y me dijo:
-Qué bien escribes, coño. Dámaso y yo tenemos planes sobre ti.
Nunca supe cuáles eran esos planes (...)
[...]
Fernándo Lázaro tuvo siempre un aire de académico cabreado y de señor dignísimo. Era alto y magistral y tenía una papada creciente que le añadía solemnidad como una gola natural y temblorosa.
[...]
Lázaro era un enfático sin énfasis, un maestro natural de la literatura y de la vida, con muchos discípulos en la Universidad. Hizo de la calle su tribuna al viento e hizo de la ciencia su pregón esquinero. Qué grande y ladeada humanidad. Me escribía con letra minutísima y cómplice. Conspiratriz.
FRAGMENTOS DE CELA: UN CADÁVER EXQUISITO (FRANCISCO UMBRAL, PLANETA, 2002; PAGS. 87-89)
A Lázaro Carreter lo conocí en Camorra una tarde en que presentaban un libro de Vizcaíno Casas, Niñas, al salón, y lo presentaban allí porque Camorra, en su Riscal, había sido asilo de las putas más caras de la posguerra. ¿Y qué rayos hacía allí Lázaro Carreter? (...) Se acercó y me dijo:
-Qué bien escribes, coño.
Y luego ya en intimidades de la conversación:
-Dámaso y yo tenemos proyectos para ti.
Los proyectos no podían ser otros que mi entrada en la Academia. Pero han pasado 30 o 40 años, joder, y no he entrado. Lo cuento ahora que he ganado un premiecillo Cervantes. Una salmantina que había estudiado en la Universidad con Lázaro, siempre me dijo:
-Es un raro, no te fíes, pretende ir de rojo.
Cuando gané el Príncipe de Asturias, la mujer de Lázaro me elogiaba el discurso y sus contenidos, en Oviedo, pero Lázaro se limitó a esto:
-Y cómo lo ha leído, qué bien lo ha leído.
De modo que él, presidente del jurado, me había dado el premio porque lo leía muy bien.
(...)
Con académicos de esta laya, Cela tenía que resultar revolucionario, heterodoxo, incómodo, fatal, de modo que fue perdiendo vigencia en la Academia, hasta que le dio por no ir, y luego volvió. Cela fue siempre maniobrero muy fino, pero los sabios de la Academia no toleraban a un sabio que además era creador.
(...)
Lázaro Carreter lleva unos treinta o cuarenta años, como digo, prometiéndome la Academia como inminente. ¿Es que no se acuerda de sus mentiras? La única manera de repetir las mentiras es haberlas olvidado. Al final se ha jubilado y retirado, y siempre me manda cartas a mano, prometedoras, que tienen algo de la carnaza que se echa a las fieras poco amaestradas. Me amaestra, me domestica o me teme.
FRAGMENTOS DE LÁZARO CARRETER (FRANCISCO UMBRAL, EL MUNDO, 5-III-04)
Tenía el gesto lúcido y cansado. No recuerdo ahora si le conocí a través de Dámaso Alonso o conocí a Dámaso a través de él. En todo caso, Lázaro estaba más cerca de la gente, del público, del mundo literario.
En Riscal, a media tarde, presentando un libro de Vizcaíno Casas, se me acercó y me dijo:
-Qué bien escribes, coño. Dámaso y yo tenemos planes sobre ti.
Nunca supe cuáles eran esos planes (...)
[...]
Fernándo Lázaro tuvo siempre un aire de académico cabreado y de señor dignísimo. Era alto y magistral y tenía una papada creciente que le añadía solemnidad como una gola natural y temblorosa.
[...]
Lázaro era un enfático sin énfasis, un maestro natural de la literatura y de la vida, con muchos discípulos en la Universidad. Hizo de la calle su tribuna al viento e hizo de la ciencia su pregón esquinero. Qué grande y ladeada humanidad. Me escribía con letra minutísima y cómplice. Conspiratriz.
FRAGMENTOS DE CELA: UN CADÁVER EXQUISITO (FRANCISCO UMBRAL, PLANETA, 2002; PAGS. 87-89)
A Lázaro Carreter lo conocí en Camorra una tarde en que presentaban un libro de Vizcaíno Casas, Niñas, al salón, y lo presentaban allí porque Camorra, en su Riscal, había sido asilo de las putas más caras de la posguerra. ¿Y qué rayos hacía allí Lázaro Carreter? (...) Se acercó y me dijo:
-Qué bien escribes, coño.
Y luego ya en intimidades de la conversación:
-Dámaso y yo tenemos proyectos para ti.
Los proyectos no podían ser otros que mi entrada en la Academia. Pero han pasado 30 o 40 años, joder, y no he entrado. Lo cuento ahora que he ganado un premiecillo Cervantes. Una salmantina que había estudiado en la Universidad con Lázaro, siempre me dijo:
-Es un raro, no te fíes, pretende ir de rojo.
Cuando gané el Príncipe de Asturias, la mujer de Lázaro me elogiaba el discurso y sus contenidos, en Oviedo, pero Lázaro se limitó a esto:
-Y cómo lo ha leído, qué bien lo ha leído.
De modo que él, presidente del jurado, me había dado el premio porque lo leía muy bien.
(...)
Con académicos de esta laya, Cela tenía que resultar revolucionario, heterodoxo, incómodo, fatal, de modo que fue perdiendo vigencia en la Academia, hasta que le dio por no ir, y luego volvió. Cela fue siempre maniobrero muy fino, pero los sabios de la Academia no toleraban a un sabio que además era creador.
(...)
Lázaro Carreter lleva unos treinta o cuarenta años, como digo, prometiéndome la Academia como inminente. ¿Es que no se acuerda de sus mentiras? La única manera de repetir las mentiras es haberlas olvidado. Al final se ha jubilado y retirado, y siempre me manda cartas a mano, prometedoras, que tienen algo de la carnaza que se echa a las fieras poco amaestradas. Me amaestra, me domestica o me teme.
Comentarios
¿Ha leido alguien la correspondencia de C.J.C con Gregorio Marañón, a propósito del ingreso del primero en la RAE?. Marañón, amén de un liberal en el sentido más alto de la palabra, fue miembro de las Reales academias de la LEngua, Historia, Bellas Artes, u creo que me dejo alguna. Cuando Cela se obsesionó con entrar en la RAE, con Masrañón como padrino, le envió una serie de jugosas epistolas mendicantes. Merecen la pena. Salieron unos extractos en "El Mundo", pero no las he conseguido leer completas. Que no venga don Francisco de la Bufanda a sacar a CEla com ejemplo...Como no sea ejemplo para sí mismo.
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