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Utilitarismo o iusnaturalismo

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Cortesía de La Ilustración Liberal.

La fundamentación del liberalismo suele efectuarse desde dos puntos de vista: el utilitarista o el iusnaturalista. El utilitarismo es un concepto básicamente económico, mientras que el iusnaturalismo o derecho natural es una idea ética. Son dos perspectivas que a veces parecen dispares e independientes, pero bien entendidas están estrechamente relacionadas y son complementarias, no tiene sentido separarlas. No se trata de dos alternativas excluyentes entre las cuales se debe elegir sólo una. El liberalismo coherente es iusnaturalista y utilitarista. El mercado libre es moralmente superior, y la justicia es eficiente. No se trata de que la libertad individual de elegir importe más o menos que la eficiencia, porque ambas son inseparables.

El utilitarismo habla de eficiencia referida a fines, medios, valoraciones y preferencias en la acción humana. El utilitarista indica que el sistema económico liberal produce y distribuye más riqueza, optimiza la asignación y la utilización de recursos escasos y coordina de forma espontánea los deseos y las capacidades de los participantes en el mercado. La ciencia económica enseña que el mercado libre es la única forma racional de aprovechar el conocimiento disperso, práctico y tácito de los agentes económicos. El socialismo es imposible debido a las limitaciones cognitivas de los seres humanos: el cálculo económico racional no puede realizarse sin propiedad privada y precios de intercambio. Las soluciones intermedias intervencionistas son inestables y pueden derivar hacia el totalitarismo. El mercado es mucho más eficiente y beneficioso que el Estado centralista y planificador.

El iusnaturalismo habla de justicia referida a derechos de propiedad, agresión, fuerza, violencia y voluntariedad de las relaciones humanas. El iusnaturalista indica que la única norma ética basada en la igualdad esencial de los seres humanos que puede ser universal y simétrica es el respeto de los derechos de propiedad de cada persona sobre sí mismo y sobre aquellos bienes que coloniza, crea o intercambia libremente con los demás. Libertad y derechos de propiedad son equivalentes. La sociedad libre está basada en el principio de no agresión: sólo es legítimo utilizar la fuerza para defender los derechos de propiedad. El socialismo es la coacción sistemática contra la acción humana emprendedora, y el Estado es la institucionalización de la violencia. La ley ilegítima del Estado prohíbe acciones y relaciones pacíficas, voluntarias y beneficiosas, e impone acciones y relaciones no deseadas, agresivas y perjudiciales. En la sociedad libre cada individuo decide y elige por sí mismo; en una sociedad colectivista los gobernantes o los demás escogen por cada uno.

La ley natural no es un residuo metafísico de las ideas religiosas reaccionarias de derecho divino. Los derechos individuales de la ética de la libertad son los que se corresponden con la naturaleza de los seres humanos y permiten su desarrollo y progreso. Los derechos son conceptos abstractos que sirven como herramientas útiles para evitar y resolver conflictos, no son resultado de inútiles elucubraciones disociadas de la realidad. Las diferentes éticas o sistemas normativos deben estudiarse, además de por si cumplen una serie de condiciones teóricas, por sus consecuencias y funcionamiento en la práctica, para lo cual es necesario tener conocimientos económicos o praxeológicos acerca del comportamiento humano. No se requiere omnisciencia, no hace falta conocer las cambiantes preferencias particulares, sólo si éstas pueden verse realizadas o no, si son respetadas o violadas, con lo cual las personas resultan beneficiadas o perjudicadas (se fomenta el bienestar o el malestar).

Una concepción exclusivamente utilitarista de la libertad y el mercado es peligrosa. La definición de eficiencia como medición del aprovechamiento de los factores en la producción de un bien es demasiado estrecha y limitada. La eficiencia es posible en la producción de bienes y de males: un mercado negro de asesinos a sueldo, la competencia violenta entre matones por parasitar a sus víctimas de forma exclusiva. Una persona puede desear el mal a otra, o querer obligar a otro, o sentirse amargado por comportamientos ajenos perfectamente pacíficos. Prohibir las agresiones supone una pérdida de utilidad para quienes desean agredir. El derecho de propiedad indica qué valoraciones son relevantes respecto a cualquier entidad (las de los propietarios involucrados), y cuáles no lo son (las de todos los demás). Es imposible medir, comparar o agregar utilidades para intentar maximizar un inexistente "bienestar social". Los presuntos análisis de costes y beneficios sociales son falacias que sólo sirven para excusar (que no justificar) las actividades ilegítimas de los políticos.

Dentro de la tradición de la Escuela Austriaca de Economía, el gran Ludwig von Mises estudió la libertad desde el punto de vista del utilitarismo. El maestro fue superado por su alumno Murray Rothbard, el cual integró la perspectiva económica con las ideas éticas. Hoy día muchos pensadores se quedan en la visión económica de la libertad, quizás porque tienen una noción difusa y confundida de la ética y la política y porque consideran que los derechos humanos son los que erróneamente se interpretan en su Declaración Universal.