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6 de Enero de 2005

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

Una consideración adicional sobre el salario mínimo


Ya he dedicado dos posts al tema, uno aquí y otro aquí, quizá pueda parecer cansino insistir, pero creo que queda por efectuar una consideración adicional, no precisamente económica.

Los defensores del salario mínimo parecen confundir el salario mínimo con los efectos que ellos esperan que produzca el salario mínimo. Es decir, confunden imponer un salario mínimo con aumentar los sueldos más bajos de la población. No dudo de que se trata, en la mayoría de los casos, de una buena intención. Sin embargo, el debate no debe moverse en si queremos que aumenten los sueldos más bajos de la población o no. No estamos discutiendo qué intenciones son mejores, sino cuáles son factibles. Lo que la teoría económica nos permite avanzar es que el salario mínimo no sirve para esos cometidos y sí, en cambio, para engendrar consecuencias sociales mucho peores que las que pretendía solucionar.

Los efectos del salario mínimo no son otros que impedir que se trabaje por debajo de un cierto sueldo. De aquí no se sigue que vaya a trabajarse por un sueldo mayor, simplemente no se trabajará. Obviar este hecho fundamental es harto peligroso para mucha gente, que se verá apartada de su única fuente de ingresos.

Es más, aún intuitivamente deberíamos caer en la cuenta de que imponer una remuneración mínima en el mercado supone eliminar multitud de ocupaciones cuya retribución sea inferior a esa remuneración. Por tanto, el error consiste en pensar que todo el mundo en la sociedad será capaz de encontrar ocupaciones en las que su aportación será superior a la del salario mínimo. Pero esto no depende de la buena intención del empresario, sino de la productividad del trabajador, lo que a su vea depende de las valoraciones de los consumidores y del capital físico existente.

Por tanto, nuevamente, flaco favor estaremos prestando a la gente impidiendo que trabaje. No se trata de que el sueldo sea justo o suficiente para vivir, sino de que sea un sueldo posible. Todos querríamos ser más ricos y que los demás también lo fueran. Pero imponer esto por decreto no deja de ser una tomadura de pelo, pura fantasía. Los liberales también queremos que el salario más bajo de toda la sociedad aumente continuamente, por eso nos oponemos a la imposición de un salario mínimo legal que impida a éste último trabajar.

Algunos, antes de intervenir o proponer intervenciones, debieran revisar muy cuidadosamente las consecuencias de esas propuestas. Si todo fuera tan simple que expedir cuatro leyes, del socialista s.XX hubiéramos salido todos archimillonarios. En realidad, la ficticia facilidad y ligereza con la que algunos pretenden manejar y controlar los procesos sociales es el peor enemigo para sus objetivos. No identificar este hecho y pensar que toda propuesta bienintencionada será, en definitiva, positiva -buscando a la sazón confusos argumentos económicos que respalden mínimamente esa propuesta- es peligroso y dañino para todos.

Comentarios

 
Rallo, Reisman dice aquí: ”An increase in the minimum wage would also raise costs of production and thus serve to raise the prices paid by all workers."

¿Esconde algún error esta afirmación? ¿O la respuesta sería que los empresarios emplearán capital en lugar de mano de obra, luego los precios no subirán pero se detraerá capital de otras industrias marginales?

Saludos
Enviado por el día 7 de Enero de 2005 a las 12:01 (1)
Reisman no se adscribe a la teoría de la imputación austriaca, por tanto, es normal que atibuya el precio a los costes de producción. No es sensu stricto austriaco, más bien ricardiano corregido por Mises.

Su argumentación esconde el error, más para un monetarista como él, de que si no se incrementa la masa monetaria no pueden aumentar todos los precios.

Otra cosa es que afirme que aumentarán los precios de algunos productos, esto es, lo más trabajo intensivos. Lo que ocurrirá básicamente será que el incremento de los costes de los empresarios más trabajo intensivos les obligará a detraer parte del factor trabajo de su producción y a disminuir ésta. Al disminuir la producción, la utilidad de cada unidad se incrementa, de acuerdo con el nuevo coste del trabajo.

Dado que la utilidad para el consumidor no ha variado, el incremento de costes reducirá el número de productos e incrementará el precio, pero no porque los costes determinen el precio, sino por un ajuste de utilidades marginales.

Por lo demás, el incremento del precio de estos bienes disminuirá la demanda y el precio de otros (básicamente los más intensivos en capital; fíjate que un bien absolutamente intensivo en capital, sin trabajo, no se ve afectado por un incremento salarial)

Finalmente, el capital no disminuirá de precio, ni contribuirá a que disminuya el nivel general de precios. Insisto, la inflación es un fenómeno monetario. Sobre el capital y el trabajo léete el post sobre el efecto Ricardo.

El capital es fijo, si unos empresarios quiren utilizat más (aquellos intensivos en trabajo cuyos costes han aumentado) otros tendrán que utilizar menos. La consecuencia es que también el precio del capital se incrementará.

Las industrias marginales se descapitalizarán, lo cual las expulsará del mercado o reducirá enormemente su producción, elevando los precios.

Enviado por el día 7 de Enero de 2005 a las 13:32 (2)

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