liberalismo.org
Portada » Bitácoras » Todo un hombre de Estado » Escuelas a la carta

17 de Enero de 2006

« Precio, valor y necios | Principal | Defensa propia »

Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

Escuelas a la carta

El pasado viernes publiqué mi comentario quincenal en el Juan de Mariana. Se trata de Escuelas a la carta, en el que hago una breve exposición de lo que son las Charter Schools en los Estados Unidos. Os lo reproduzco a continuación:
La educación de los jóvenes estadounidenses se adquiere en su práctica totalidad en escuelas públicas, que son más del 90% de los colegios del país. El sistema escolar, que había sido tomado crecientemente por el Estado hasta ocuparlo casi por completo, ha estado degradando la formación de sucesivas generaciones de ciudadanos de ese país. En estas condiciones, la calidad de la enseñanza se ha ido convirtiendo en un problema creciente, hasta motivar un informe oficial titulado, significativamente, Una Nación en Peligro (abril de 1983). Hacía falta una reforma, y una de las muchas que se propusieron fue la impulsada por Albert Shanker, presidente de la Federación Americana de Profesores y Ray Budde, profesor retirado.

La visión que defendieron es un buen ejemplo de la practicidad propia de los americanos y su arraigado reformismo tomó la forma de los Charter Schools, escuelas que se sustraían del entramado regulador estatal para seguir otras que los directores de los colegios consideraban más adecuadas. Ambos autores volvieron a expresar sus ideas en sendas publicaciones a finales de los 80, y en 1990 se aprobó la ley federal que concedía a los estados la capacidad de permitir las Charter Schools. El primero en hacerlo, al año siguiente, fue Minnesota, seguida de California en 1992. Desde entonces se han sumado Estado tras Estado hasta alcanzar 42 en 2004. En la actualidad funcionan más de 3.400 escuelas a la carta, según datos de 2005.

Esa concesión tiene sin embargo una condición: la obtención de mejores resultados. Las licencias se suelen otorgar por períodos de tres a cinco años y si no mejoran las escuelas comparables de la zona, la autoridad local retira la carta y cierra el colegio. El simple hecho de que en solo década y media el fenómeno de las Charter Schools se haya multiplicado es prueba de que sus resultados superan los de las escuelas públicas (más del 90 por ciento de los colegios estadounidenses). Este movimiento podría representar toda una reconversión de la educación básica pública, que ha fracasado por completo, en la medida en que sus objetivos sean la educación de los jóvenes.

Un estudio que compara los resultados en lectura y matemáticas de las Charter Schools y de las escuelas públicas revela que las primeras obtienen mejores resultados y, lo que es más significativo, que esta diferencia se amplía con el tiempo. Así, las Charter Schools que llevan funcionando de uno a cuatro años superan en lectura a los públicos en un 2,5% (no hay datos para matemáticas). De cinco a ocho años la ventaja sobre las escuelas públicas es respectivamente del 5,2% y del 4,0%. Y los que llevan de 9 a 11 años (el informe es de diciembre de 2004), aventajan a los gestionados públicamente en un 10,1% y un 10,8 %, respectivamente. Y eso que, por lo general, las Charter Schools tienen un profesorado con menos credenciales y menos experiencia. Generalmente las escuelas a la carta de carácter público cuestan menos que las que funcionan bajo la regulación prevalente.

La principal ventaja de las escuelas a la carta es que permite la libre iniciativa empresarial, la búsqueda de nuevos métodos didácticos, o simplemente de métodos distintos a los impuestos por la regulación pública. Curiosamente se observa en muchas ocasiones una vuelta a las enseñanzas básicas, a lo que se considera los fundamentos de la educación, a las famosas cuatro reglas, con una renovada importancia por la lengua, la historia y las matemáticas frente a las nuevas asignaturas. Esta vuelta a lo tradicional en los contenidos se combina con un uso más intensivo de nuevas tecnologías, como Internet, o de material audiovisual.

Otra ventaja que no se debe dejar de lado y que explica en gran parte el éxito de esta fórmula es que, más allá de los resultados académicos, los padres valoran tener alguna influencia en el tipo de educación que reciben sus hijos. Y las Charter Schools están recuperando la implicación de los padres en la gestión de los colegios. Además, este desprendimiento de la educación estatal erosiona el aspecto de adoctrinamiento que es consustancial a la educación pública.

Las Charter Schools no son un ideal, pero son una grieta en la educación pública estadounidense que cada vez se está haciendo más y más grande.

Una persona bajo el pseudónimo de aleatorio ha dejado un comentario a mi artículo.

Comentarios

 
Para mí en este tema hay dos aspectos fundamentales:

1- En los EEUU la educación es el 90% pública y es mala. ¿Relación causa efecto?

2- Si se da a los padres la posibilidad de elegir el resultado de ello, mejor o peor, es el resultado de la libertad de elección de los padres. El negarles esa libertad es represivo. Pero es que, además, los resultados hablan por sí solos. La libertad de elección promueve mejores resultados académicos… ¿Y de comportamiento e integración en la sociedad? Aunque en el artículo no hablad de ello, me da a mí que también.

Enviado por el día 17 de Enero de 2006 a las 09:15 (1)
Y en relación al comentario de aleatorio.

Si la medida para comparar las Ch. Schools son las matemáticas y la lengua, es de todo punto imbécil que las públicas no le den también importancia a ellas. ¿Es que me están diciendo que la lengua y las matemáticas no son importantes para las escuelas públicas?

Si alguien tiene la certeza de que en las Ch. Sch. no se promueve la tolerancia, he incluso se toleran actitudes contrarias, faltarían gentes dispuestas a denunciarlas. Con lo cual el cerrojazo estaría más que justificado. Eso sí, siempre y cuando alguién me diga que es lo tolerable y qué no lo es, que ya es mucho decir.

Por esto último es lo que digo del comportamiento. No se toleraría a nadie que no tuviera un comportamiento correcto. Esa es la causa por la que la Escuela Pública, orientada como está ahora, es un fracaso, porque se parte de la tolerancia hacia comportamientos que no se deberían aceptar. No es por tanto un mérito de la pública, es más bien un demérito.

Y desde luego que sí. No se deben aceptar límites al mercado y aquellas escuelas cuyos resultados sean peores que la pública deberían dejárselas morir por la propia dinámica del mercado. Eso es de cajón y vendría a apoyar a las públicas que sí funcionasen bien. Es de tontos hacer lo que hacen.

Pero es que, si de lo que se trata es de favorecer de algún modo objetivo la calidad, lo que se debe hacer, aunque no sea muy liberal, es imponer unas reválidas que nos vayan informando a los padres de la calidad educativa en conocimientos que se imparten en los colegios de nuestros hijos.

Eso sí sería más justo.
Enviado por el día 17 de Enero de 2006 a las 09:24 (2)
Muchos errores y desistimientos repartidos entre mucha gente deben de haber acaecido para que el país de la empresa privada por excelencia sólo tenga un 10 % de escuelas no públicas.

Consolémonos pensando que parece que han sabido reaccionar antes de que fuera demasiado tarde (“Una Nación en en peligro”), y apliquémonos el cuento.
Enviado por el día 17 de Enero de 2006 a las 19:03 (3)
¿cuales son "las famosas cuatro reglas" de la educación?
Enviado por el día 18 de Enero de 2006 a las 16:29 (4)
Off-topic:

Bueno, he escrito un post ilegible (de unos siete folios) sobre la Crisis Energética: creo que te interesará:

http://kantor-blog.blogspot.com/2006/01/planteando...

Enviado por el día 19 de Enero de 2006 a las 00:11 (5)
¡Genial! Me lo leeré con más calma aún que tus otros posts.
Enviado por el día 19 de Enero de 2006 a las 21:13 (6)

No se admiten ya más comentarios.