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1 de Junio de 2005

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Seny
Bitácora de Antonio Mascaró Rotger

Ser libre sin un mínimo de salud o formación

Comentaba ayer Derem en esta bitácora que los “derechos sociales a la educación y a la salud son distintos porque inciden directamente en uno de los derechos individuales: el derecho a la libertad. No se puede ser libre sin un mínimo de salud o de formación. Si uno tiene hambre, vive en una zona pobre o cualquier otra circunstancia, puede reaccionar, trabajar, emigrar. Si está enfermo o es un profundo ignorante, ni eso puede o sabe.” Y añadía: “Sinceramente, no puedo seguir una ética que me lleva a condenar a un niño o a un enfermo. Prefiero perder, de una forma organizada, parte de mi derecho a la propiedad.”

Lo último me parece muy loable. El día que el sufrimiento ajeno nos deje absolutamente indiferentes, estaremos acabados. Pero pienso que hay que hacer tres observaciones antes de entrar en lo de la libertad sin pan:

1. El mal ajeno no es una hipoteca sobre el bienestar propio. Excepto cuando uno mismo es el culpable de ese mal, claro está. Y me parece imprescindible trazar esa línea divisoria con claridad. Una cosa es nuestra obligación a compensar el mal que hemos hecho o al que de alguna manera hemos contribuido y otra muy distinta el obligarse a “salvar el mundo”.

Recientemente he sufrido la pérdida de un ser amado que se cargó con cruces que no eran suyas. Hay algo de heroico en ello. Sus intenciones eran buenas y de lo más generoso. Han sido muchos los que me han comentado lo que hizo por ellos. Pero uno no debería llevar nunca el altruismo hasta ese punto, es un pozo sin fondo.

2. Preferir renunciar a la propiedad no implica el derecho a exigírsela a lo demás. Pero aunque me parezca un error poner los intereses de los demás por encima de los de uno mismo, uno está en su derecho de hacerlo. Ahí es donde nos encontramos con la segunda línea, que debe trazarse, si cabe, con mayor claridad todavía. Entregarse a los demás es una cosa, obligar a los demás a hacerlo es otra muy distinta. Lo primero es altruismo que puede resultar más o menos autodestructivo, lo segundo es opresión pura y dura.

3. ¿Puedes limitarlo a sanidad y educación? Esa tranquilidad mínima “para ser libres” no sólo requerirá cuidados médicos y educación sino también alimentos y protección. Como he repetido varias veces al hablar de los “derechos sociales”, ¿dónde trazamos la línea? ¿Unas mil calorías diarias, dos idiomas, cálculo elemental, nociones básicas de historia y geografía mundial, un techo y cuatro paredes? Esto puede parecer razonable, pero obsérvese que hace unos siglos nadie tenía acceso a todo esto. Nadie conocía el contorno de todos los continentes. Nadie sabía como esterilizar un vaso de leche. Ese mínimo estará en continua expansión, mientras tengamos la libertad suficiente. ¿Tiene sentido reclamar como derecho universal algo que era materialmente inalcanzable a nuestros predecesores? Si contestamos afirmativamente estaremos sentenciando que cuanto más rica es una sociedad más derechos tienen sus ciudadanos. Y las implicaciones de esto en las comparaciones no ya intertemporales sino geográficas, religiosas o raciales resultan espeluznantes.

Pero el meollo de la cuestión es, ¿sin esos derechos sociales mínimos, podemos ser libres? Yo entiendo que la libertad es la ausencia de coerción. La coerción la ejercen los seres humanos. Yo no tengo derechos ante el hambre, la ignorancia o las enfermedades. No puedo exigirles que me dejen en paz. Por muy terribles que sean las circunstancias, si no se da esa coerción, soy libre. Pero, ¿cuándo puedo afirmar que soy libre si aspiro a esos derechos sociales mínimos? ¿Cuánto tienen que garantizarme los demás para poder ser libre? O, como dice Juan Ramón Rallo, “de la misma manera que nadie se ve coaccionado si un terremoto derrumba su casa, no existe coacción porque en este mundo nuestro, la producción deba, necesariamente, preceder al consumo.”

Es muy importante también el darse cuenta de que esos “mínimos para ser libre” tuvieron que ser creados por alguien. Al principio... seguro que no había ni pan ni vino ni aspirinas ni libros de texto. Los inventó alguien. Los creó alguien. Nadie les había garantizado una educación mínima a los que inventaron el lenguaje. Nadie les había garantizado una alimentación mínima a los que desarrollaron la Revolución del Neolítico. Quien creó estas cosas es porque no las tenía. ¿Luego, no era libre? ¿Necesitamos que haya gente menos libre que nosotros para poder ser libres?

Es decir, en una sociedad de necesitados (pongamos el caso de una plaga o una guerra), ¿quién diantre paga la factura de los derechos sociales? Pero aquí el truco del almendruco está en que según cómo se defina la necesidad, todas las sociedades pueden ser sociedades de necesitados. Y puesto que no hay forma objetiva de delimitarlo, esa definición tiende a engordarse hasta que la factura resulta incobrable.

Recapitulando, decía Derem que “derechos sociales a la educación y a la salud son distintos porque inciden directamente en uno de los derechos individuales: el derecho a la libertad.” Precisamente, para cobrarlos alguien tendrá que pagar con sus propios derechos individuales. A unos se les dirá: “tu derecho individual no es relevante; es menos importante que el derecho social de ese otro ciudadano; ¡trabaja para él!” Y a los otros se les dirá: “tu derecho individual no es relevante; son más importantes las obligaciones que los demás tienen para contigo; ¡que trabajen para ti!” No es así como se fomenta el respeto mutuo. No es así como se fomenta el respeto por la libertad de los demás ni por la propia. No es así como se fomenta el respeto por la propiedad privada de los demás ni por la propia. Esta no es manera de estimular los lazos sociales. No es de extrañar que las sociedades que se toman esta dirección, se alejen de la prosperidad. La prosperidad, por ínfima que sea, no es un requisito de la libertad, sino su consecuencia.

Comentarios

 
"Excepto cuando uno mismo es el culpable de ese mal, claro está."

Aquí tienes una contrarreplica "de cajón": somos culpables de manera colectiva, por estar en el sistema o como quiera que lo digan ahora (la idea es simple en el fondo y hay mucha libertad para expresarla en los detalles, puedes usar "sistema", "capitalismo", "explotación"... lo que quieras).

Por cierto, que este "comentarista" roza lo que denunció Sowell con tanta claridad, que nos ponen los casos que son verdaderas desgracias y que se solucionarían bastante rápido y bastante barato (en la posición de que estamos de hecho pagando impuestos) para intentar meter megaproyectos de ingeniería social, como en EE.UU. la SS, implantado ya en España, claro. Lo malo no son las desgracias, bastante baratas en una sociedad próspera, lo malo es meter a todos en el tren de la desgracia (la última variación del progrerío al respecto de la escuela con la intención de asfixiar la concertada fue decir algo así como "el estado no está para hacer caridad con los desfavorecidos: tienen que tener su dignidad. O sea, primero los lagrimones por los desfavorecidos y luego la cruda realidad: todos iguales y ellos mandando).
Enviado por el día 1 de Junio de 2005 a las 20:12 (1)
Nacemos libres, es decir con el derecho natural a no ser coaccionados por los demás, pues se trata de una condición sine quanon para desarrollarnos como personas autónomas, pero no nacemos con el derecho a la prosperidad precisamente por que ésta la debemos alcanzar de forma individual usando nuestra libertad natural en pos de su consecución, sin recurrir a hipotecar o coartar la libertad de los demás. Si somos libres somos igualmente responsables de nuestro devenir personal.
Enviado por el día 1 de Junio de 2005 a las 21:19 (2)
gran post, de verdad.
Enfatizar que todo los derechos sociales no dejan de ser construcciones arbitrarias me parece fundamental. Es la gran diferencia con los derechos individuales, universales en el tiempo y en el espacio.
Enviado por el día 2 de Junio de 2005 a las 01:03 (3)
Estoy de acuerdo con la argumentación que desarrollas. La clave está en obligar a los demás a hacer algo que a tí te parece justo (que a todos nos parece justo, creo yo) como es no dejar abandonado a nadie.
De todas formas, hay que reconocer que este post es fenomenal para que se acuse a los liberales de egoístas sin corazón ¿no os parece? :X
Enviado por el día 2 de Junio de 2005 a las 09:52 (4)
Si se establecen las bases lógicas de Von Mises, Rothbard, y Hoppe, sobre la producción de educación, sanidad y defensa, entonces, la libertad no será mínima, será máxima.
Enviado por el día 2 de Junio de 2005 a las 18:17 (5)

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