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23 de Abril de 2005

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Orden Natural
Bitácora de Juan Fernando Carpio

Discrimina el català

Reaparecen de vez en cuando por las calles de Barcelona unas pegatinas rojas adheridas a paredes, vallas publicitarias y rótulos comerciales. El mensaje suele ser siempre del estilo “AQUESTA EMPRESA DISCRIMINA EL CATALÀ”.

Es una afirmación curiosa. La empresa en cuestión también discrimina el inglés; idioma usado a diario por miles de turistas y hombre de negocios que visitan la Ciudad Condal. También es cierto que docenas de establecimientos en el Raval y aledaños discriminan el catalán pero no se ganan ninguna pegatina roja ¿será porque lo discriminan a favor del árabe? ¿Será que el “català” y el árabe son una misma cosa? ¡Y yo sin enterarme! ¿No hay co...raje para multar a un magrebí como hicieron con esos restaurantes en Lérida que sólo tenían la carta en “espanyol”? La cuestión es que cada vez que veo una de estas pegatinas no puedo dejar de hacerme estas y otras preguntas.

¿Quién las paga? Dudo de que se trate de grupos 100% autofinanciados, quiero decir que es casi seguro que reciben subvenciones. Y entonces pienso que más de un contribuyente de los que financian involuntariamente la pegatina en cuestión podría ser el que escribió con boli estas palabras sobre una de estas pegatinas: “ESTA PEGATA DISCRIMINA EL SPANISH”. Indeed, que diría un inglés.

¿Qué harían los autores de estas pegatinas si llegaran al poder? ¿Acaso se volverían pragmáticos para discriminar el catalán en la intimidad? ¿Prohibirían toda expresión escrita en Cataluña que no fuese en catalán? ¿Y toda expresión oral? ¿Cuál sería la pena? ¿Multa? ¿Expulsión? ¿Reclusión en un campo de “normalització”? ¿O viven tan en otra galaxia que esperan que renunciemos por las buenas a esta riqueza?

¿Tan frágil es el catalán que no puede permitirse competencia alguna en “el Principat”? Y, si lo fuere, ¿cuál sería el motivo?

En un libro de reciente aparición, Miquel Porta Perales decía (traduzco del catalán): 

El sueño monolingüe –de hecho, la quimera monolingüe- choca en Cataluña con la libertad de elección de lengua que los ciudadanos catalanes practican día a día. Una elección que, de facto, niega la viabilidad del imperativo nacional monolingüe. En cierta medida, los hablantes del catalán que, a pesar de la normalización y la inmersión lingüística, a pesar de que el catalán sea la lengua del poder, eligen sin complejos el castellano como lengua habitual de comunicación, no son sino unos resistentes que practican diariamente la libertad lingüística. Lo que sorprende de todo esto es que las autoridades que custodian la llama monolingüe sean incapaces de aceptar la realidad de una Cataluña monolingüe –la libertad del individuo-, empeñándose con una política que no tiene ninguna posibilidad de éxito, porque el ciudadano –esto es lo que he constatado en el hotel, el restaurante, las tiendas, la calle- ya no se deja normalizar más. ¿Quién normalizará al normalizador?

ACTUALIZACIÓN: foto aquí


Comentarios

 
"El mensaje suele ser siempre del estilo “AQUESTA EMPRESA DISCRIMINA EL CATALÀ”."

Kantor, que nos lee, también nos tiene prometido a algunos que se va a ocupar de tratar el tema de la extensión de derechos a entes abstractos tan propia del nacionalismo.

Rallo hace muy bien en analizar el aspecto de este asunto que afecta a las libertades. Que cumpla ahora quien prometió :-)) (o cualquier otro ¿eh?) En serio, la genesis de esta particular manera de pensar "en colectivo" me parece interesante.
Enviado por el día 23 de Abril de 2005 a las 09:39 (1)
Exactamente, "la extensión de derechos a entes abstractos". Lo que hacen los pillos en clase: fastidiar a cada uno para después esconderse detrás del grupo.
Enviado por el día 23 de Abril de 2005 a las 09:44 (2)
Excelente comentario Toni y muy recomendable el libro de Porta Perales. No tiene desperdicio. Lúcido, ameno, brillante y ocurrente. La más completa disección que he leido del nacional-progresismo imperante en el Oasis.
Enviado por el día 23 de Abril de 2005 a las 11:37 (3)
aish, volvemos a tiempos de nacionalsocialismo. Ah, en valencia ya han llegado esas pegatinas...sólo que ponía: "telefónica discrimina el català"
Enviado por el día 23 de Abril de 2005 a las 11:44 (4)
Los que sueñan con una Cataluña monolingüe tienen razones para ser pesimistas.
En cambio los que aspiran a una Cataluña donde los dos idiomas convivan civilizadamente no tienen por qué ser tan pesimistas, porque afortunadamente la mayoría de los ciudadanos son mucho más sensatos que sus gobernantes y se limitan a comunicarse lo mejor que saben sin tratar de imponerle nada a nadie y sin delirantes pretensiones sobre la francofonía.
Enviado por el día 23 de Abril de 2005 a las 14:47 (5)
¿ De quién es la lengua? De la persona individual ¿ Qué puede hacer con ella? Puede hablar con ella un idioma o varios o ninguno ¿ Cuál debe hablar? El que él considere oportuno en cada momento ¿ Debe hablar el que le imponga el Estado siempre ? No, sería un esclavo del Estado. EL Estado puede impedir el movimiento de sus piernas pero no el de su lengua ( o es más difícil).
Enviado por el día 24 de Abril de 2005 a las 09:51 (6)
Yo no dejo de ver esto como otra forma de "Racismo".
Enviado por el día 26 de Abril de 2005 a las 22:38 (7)
Claro, todo esto del Estado y el control que ejerce o no debe ejercer está muy bien, pero no es el caso. En Cataluña, donde el único poder real lo tiene la Generalidad y no el Estado, se castiga al que utiliza libremente el castellano o español en los rótulos de las tiendas o comercios. Y se obliga a utilizar únicamente el catalán a los profesores de primaria en las escuelas.

En fin, que para este caso no tiene nada que ver la fuerza -jajaja- del Estado, y sí la de la CCAA.

Excelente artículo Toni. Me has sorprendido.

Saludos.
Enviado por el día 27 de Abril de 2005 a las 15:35 (8)

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