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7 de Junio de 2005

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Pensar por ideas
Bitácora de Andrés H. Gil von der Walde

Respuesta tardía a Nipho


Ya sé que hace bastante tiempo desde que ocurrió esta polémica, pero esperando a que contestara el verdadero interesado, me olvidé de los escuderos. Aún así, me he topado con unos comentarios de José María en los que aguardaba una respuesta mía y, ante su ausencia, sacó unas conclusiones un tanto equivocadas: La verdad es que esperaba alguna respuesta de Rallo matizando o explicando su post, quien parecía decir que no había querido decir lo que tú le imputas, aunque se podía interpretar que sí quería decir lo que parece decir, en fin espero entiendas lo que pretendo señalar. Su silencio es sospechoso de que metió la pata, en cuyo caso tengo que reconocer que debería excusarse o aclarar que se expresó mal, todo por permitir un ataque tan fuerte de tu parte.

Me explico; si "permití" un ataque "tan fuerte" fue por dos motivos: a) porque, en realidad, como el propio José María indica, en mi segundo artículo se hallan las respuestas a todas las acusaciones que Nipho lanza y b) porque no quería que una respuesta a Nipho librara al verdaderamente implicado de responder.

Pero como veo que ni una cosa ni la otra sirvieron para nada y, dado que soy consciente de que José María lee con cierta regularidad esta bitácora, varios meses después, retomo este agotado debate para efectuar unas matizaciones que considero pertinentes.

La discusión entre Enrique Gómez y un servidor transcurrió de la siguiente forma: 6 de febrero, el primer artículo de Enrique Gómez; 9 de febrero, mi primera respuesta; 28 de marzo, réplica genérica de Enrique Gómez; 29 de marzo, dúplica mía.

Pues bien, Nipho escribe su post el 1 de abril. En tal post se tacha alguna afirmación mía de falaz, engañosa y manipulador y, en los comentarios del mismo post, se dice que miento descaradamente y además de una manera, precisamente, tan tosca y se me acusa de utilizar una técnica totalitaria de engordar la propia mentira con la desproporción de lo abruptamente y exageradamente falso. ¿Razón de todo ello? Mi primera afirmación del 9 de febrero: Cuando un liberal defiende de manera insistente la nazionalización de un servicio deberían encenderse todas las luces de alarma. La reiterada petición de que el Estado nazionalice las redes de Internet, que algunos liberales se placen en capitanear, sólo puede ser calificada de mayúscula barbaridad. Obviamente, tal aseveración iba dirigida a Enrique Gómez y esto pareció molestar a Nipho.

El problema de todo ello es que Nipho apuntó en mala dirección y me cuesta creer que inconscientemente. Y es que, Enrique Gómez en su réplica genérica ya utilizó el argumento que luego recogería Nipho: El argumento utilizado consiste en afirmar que yo escribí en ese post algo así como que el Estado debe proveer obligatoriamente de redes de calidad a todos los ciudadanos y evitar así la libre competencia. Y eso es absolutamente falso, ya que en ese artículo lo único que proponía era que el Estado se abstuviera de cerrar las redes que se están creando. Y, por supuesto, en mi dúplica a Enrique Gómez YA me vi obligado a explicarme.

Desde luego, cuando vinculé a Enrique Gómez con la propuesta de nazionalizar las redes fue un error basado en confundir unas partes con otras, dentro del mismo todo (o de la misma matriz). En realidad, Enrique Gómez, en su primer post, no propuso una nazionalización de las redes, sino una masiva provisión pública de las mismas. Si bien, tampoco era necesario rasgarse las vestiduras, ya que un par de párrafos más abajo indicaba:Y aquí nos topamos con un problema típicamente político. Los lobbies empresariales asociados con el Estado restringen el mercado, incrementan los precios y reduciendo la cantidad producida. Enrique Gómez, como liberal, critica, obviamente, esta obstrucción política. De acuerdo, entonces, ¿cuál es la razón por la que debamos nacionalizar las redes? o, mejor dicho, ¿cuál es la razón por la que parte de las redes deban ser públicas? o también, parece que Enrique Gómez esté sugiriendo que todo el mundo quiere Internet y que los empresarios son incapaces de ofrecer esta infraestructura. Es decir, parece que, implícitamente, Enrique Gómez defienda la nazionalización, o provisión pública de parte de las redes, por el siempre recurrente sofisma de los bienes públicos.

Y, por supuesto, la segunda queja (que hubiera llamado a Enrique Gómez totalitario) caía por su propia base. De hecho, el párrafo conflicto comenzaba señalando Cuando un liberal defiende de manera insistente la nazionalización o también Enrique Gómez, como liberal, critica, obviamente, esta obstrucción política. A no ser que considere a los liberales totalitarios -y todavía no he desarrollado ese profundo autoodio- parece difícil que llamara totalitario, en el primer post.

La cuestión es que todo esto lo aclaraba en el segundo post, publicado el 29 de marzo. ¿Por qué Nipho omitió ese segundo post en su crítica del 1 de abril? Lo ignoro, aunque intuyo que no sería por desconocerla. ¿Razón? El post de Nipho empieza con un enlace a otro de José Carlos donde, precisamente, enlazaba mi segundo post. Así, pues, ¿por qué no atacó y enlazó Nipho mis argumentos previos que ya servían como respuesta a los suyos? Imagino que no sería por la misma mala fe y manipulación que me atribuía a mí.

Sin embargo, como también sostenía en ese segundo post, finalmente no terminé tan seguro de las intenciones de Enrique acerca de nazionalizar o no las redes de telecomunicaciones. Y es que cuando se afirman cosas como: Desde la óptica de un ciberpunk no hay muchas diferencias entre un socialista y un liberal, ya que ambos confían ciegamente en las instituciones, o, sobre todo, ahora podemos crear unas instituciones nuevas que nos ofrezcan más libertad, transformar las que ya existen o institucionalizarnos a nosotros mismos, las dudas son cuanto menos razonables. Recuerdo mi conclusión del segundo post: En realidad, cuando Enrique habla de "institucionalizarnos a nosotros mismos" se está refiriendo a sustraerse de instituciones vigentes, pues no cabe la posibilidad de que un individuo cree otras nuevas (...) Y éste es precisamente el punto más peligroso del artículo-respuesta de Enrique. Entre los sujetos capaces y legitimados para crear esas nuevas instituciones que barrerían a todas las anteriores se encuentran los Ayuntamientos y, por tanto, el Estado. Así, las instituciones "viejas" serían reemplazadas por las nuevas: el mercado -autosuficiencia cibernética- las empresas -comunas vecinales o locales- la propiedad -universalidad o propiedad pública de las redes dado su coste cero en uso- el derecho -es necesario crear normas específicas para las relaciones en Internet- el lenguaje -la jerga ciberpunk y el lenguaje informático- y el dinero -en caso de que existiera en esas comunas autosuficientes de vecinos o municipios sería una especie de dinero electrónico. No sé a ustedes, pero a mí me recuerda al maoísmo.

Y sí, aquí sí digo totalitarismo con todas las letras. Lo cual no equivale, para evitar posibles malentendidos, a señalar que Enrique Gómez defienda tal proyecto de creación y emancipación institucional de manera consecuente, sino que, tal como está expresado, sólo puedo extraer semejante conclusión.

Claro que, casi con total seguridad, Nipho no tenga en cuenta las conclusiones de un neocon salvaje como yo. Mis afirmaciones acerca de las instituciones suenan exageradas y preparadas ad hoc para meterle el dedo en el ojo a Enrique Gómez; incluso para defenderme malamente de una afirmación falsa que nunca debería haber realizado. Pues bien, no expondré mis propias conclusiones, sino las del maestro Hayek, un autor al que Nipho parece respetar y, para algunas cosas, seguir. Hasta el punto de afirmar, con bastante buen humor, que la inequívoca fuente de doctrina liberal (Hayek/Smith) de la que beben aquellos que defienden que la administración pública debe garantizar “el derecho público de acceso". Veámoslo.

Como también indiqué en mi segundo post, Hayek acusaba al individualismo creador de las instituciones de atomista. Esto señalaba Hayek en su famoso ensayo Individualismo, el verdadero y el faso: Esta segunda corriente de pensamientos, absolutamente diferente, también conocida como individualismo, está representada principalmente por pensadores franceses y europeos, un hecho que se debe -a mi entender- al papel predominante que tiene el racionalismo cartesiano en su composición. Los representantes más sobresalientes de esta tradición son los enciclopedistas, Rousseau y los fisiócratas; y, por razones que debemos considerar de inmediato, este individualismo racionalista tiende siempre a un desarrollo opuesto al señalado, específicamente hacia el socialismo o colectivismo. Debido a que sólo el primer tipo de individualismo es coherente, exijo que se le dé el nombre de tal; en cuanto al segundo tipo, probablemente debe ser considerado como una fuente del socialismo moderno, tan importante como las teorías colectivistas propiamente tales.

¿Qué propone esta segunda corriente de pensamientos? Sería interesante investigar más adelante el desarrollo de este individualismo del contrato social o las teorías "estructurales" de las instituciones sociales, desde Descartes pasando por Rousseau y la Revolución Francesa hasta lo que todavía es la actitud característica de los ingenieros sociales. Dicho esquema demostraría cómo el racionalismo cartesiano constantemente ha probado ser un serio obstáculo para la comprensión de los fenómenos históricos y que es el principal responsable de la creencia en las leyes ineludibles del desarrollo histórico y del fatalismo moderno derivado de esta creencia(...) Mientras las teorías estructurales conducen necesariamente hacia la conclusión de que los productos sociales pueden ser hechos para servir a los propósitos humanos solamente si están sujetos al control de la razón humana individual, conduciendo de esta forma directamente al socialismo, el verdadero individualismo sostiene que, si se les deja libres, los hombres lograrán con mayor frecuencia más de lo que la razón humana individual pudiera idear o prever.

Siguiendo este camino, en la Contrarrevolución de la Ciencia afirma: Desde la creencia de que nada que no haya sido diseñado conscientemente puede ser útil, y mucho menos esencial, para los propósitos del hombre, es fácil la transición hacia la creencia de que, puestos que todas las instituciones han sido creadas por el hombre, está en nuestra mano poder rediseñarlas como deseemos. En este momento, introduce una nota al pie donde señala: Menger, en relación con esto, habla acertadamente de "un pragmatismo que, en contra de los deseos de sus representantes, conduce inevitablemente al socialismo". Hoy este enfoque es frecuente en obras de los institucionalisas americanos.

Por ahora parece evidente que Hayek no estaría muy de acuerdo con la propuesta de Enrique de crear unas instituciones nuevas que nos ofrezcan más libertad, transformar las que ya existen o institucionalizarnos a nosotros mismos. Es más, siguiendo a Menger la tacharía de socialista. Pero continuemos con el maestro austriaco: Fenómenos como el lenguaje, el mercado, el dinero o la moral no son realmente artificios o productos de una creación deliberada. No sólo no han sido diseñados por ninguna mente, sino que su persistencia y funcionamiento dependen de las acciones de gentes que no están impulsadas por el deseo de preservarlos. Y, puesto que no son fruto de ningún plan o diseño sino de acciones individuales de las que no poseemos hoy el control, al menos no deberíamos dar por hecho que podemos igualar, incluso mejorar, su funcionamiento por medio de organizaciones que dependan de un control deliberado de los movimientos de sus partes.

Y todo esto lleva, según Hayek, a la paradoja de los colectivistas (pero que también es reversible para los individualistas radicales que se creen capaces de crear las instituciones): Aún más significativa que la inherente debilidad de las teorías colectivistas es la extraordinaria paradoja de que, a partir de la afirmación de que la sociedad es en cierto sentido algo más que la suma de todos los individuos, sus defesores, mediante una especie de pirueta intelectual, llegan a la tesis de que, con el objeto de salvaguardar su coherencia interna, esta entidad más extensa debe someterse a un control consciente, es decir, al control de lo que en última instancia debe ser una mente individual. De este modo, resulta que en la práctica es el teórico colectivista quien ensalza la razón individual y exige que todas las fuerzas de la sociedad se sometan a la dirección de una sola mente genial.

El problema, precisamente, es el que denuncié en mi segundo post: Este es el proyecto visionario de unos pocos que creen posible emplear la coacción del sector público para imponer su estándar óptimo de sociedad; para crear, en definitiva, unas nuevas instituciones. Y este punto genera más que evidentes conflictos con el ideario liberal. Quizá, por ello, los ciberpunks hayan empezado a renegar de tal calificativo. Si el liberalismo es igual al socialismo y los ciberpunks se caracterizan como un movimiento pionero en la emancipación y creación institucional, ¿no estamos regresando al rancio racionalismo cartesiano que el propio Hayek nunca se cansó en criticar? No olvidemos que la famosa distinción hayekiana entre liberalismo anglosajón y francés, el primero sano y el segundo de corte socialista, residía, precisamente, en el papel de la razón y en el grado de respeto a las instituciones. E insisto, tanto más preocupante será este proceso de emancipación institucional cuando uno de los principales encargados de realizarlo, para garantizar ¡la igualdad de oportunidades!, es el Estado y la administración.

Por tanto, no creo que ni del primer post pudiera deducirse que hubiera acusado a Enrique Gómez ni de querer nazionalizar las redes (si bien es cierto que el primer párrafo era desacertadamente ambiguo) -y sí de defender la provisión pública de la misma- ni, mucho menos, de totalitario -baste resaltar que el verbo nazionalizar lo pongo siempre con z por motivos obvios, vaya emparejado con Enrique o no. Además, los no muy agradables ni amigables calificativos que me dedica Nipho podrían haberse completado, en su momento, con una respuesta a mi segundo post que, repito, desconozco el motivo de por qué no fue enlazado cuando era anterior y daba prácticamente respuesta al suyo. De la misma, el segundo artículo de Enrique Gómez es manifiestamente peor que el primero e introduce, ahora sí, expresiones e intenciones totalitarias que, para no realizar un injusto juicio de intenciones, prefiero limitar a una mala expresión de ese texto (y no a las intenciones de fondo de Enrique)

Y, por último, reitero que si en su momento no ofrecí respuesta fue por los motivos ya expuestos: a) confiaba en que Nipho leyera el segundo post y b) prefería mantener un debate más de fondo con Enrique y no uno accesorio y prescindible sobre las formas con Nipho. Pero dado que ni a) ni, lamentablemente, b) han tenido lugar -y ante el error de José María al que torpemente contribuí con mi pasividad- lanzó, más de dos meses después, la pertinente respuesta.

Comentarios

 
Jolines Rallo, me has dado "trabajo" releyendo cosas de hace dos meses, poco más o menos la prehistoria en términos de blogosfera.
La verdad es que yo esperaba que lo hubieras aclarado en el blog de nipho, pues su mala baba contra ti me parecía que lo exigía, no lo hiciste y tu silencio y la insistencia de nipho me hicieron dudar hasta el punto de por lo que explicas, juzgar erróneamente tus intenciones.

Por mi parte aclarado y de acuerdo contigo, sólo quiero señalar que Enrique y otros como Ugarte, que yo sepa no os enlazan ni os responden directamente, actúan con arrogancia y un cierto desprecio hacia Red Liberal, creo que no debes esperar debates públicos con ellos, pues parece que se creen superiores, sin haberlo demostrado por cierto.

Te sugiero que la próxima vez no esperes tanto y no permitas que el silencio se malinterprete.

Saludos.
Enviado por el día 7 de Junio de 2005 a las 19:44 (1)
Hubiera esperado un poco menos, ciertamente, pero después del prudente período para ver si había respuesta de Enrique, se me olvidó hasta que ayer me topé con tu comentario.

En cualquier caso, si aclarado queda, todos contentos :)
Enviado por el día 7 de Junio de 2005 a las 20:14 (2)
Jodo, Juan Ramón!

pues no ha llovido....

Creo recordar (podría equivocarme) que me topé con el post de Enrique (dices que publicado el 28 de marzo) cuando ya llevaba un cierto tiempo –2 días, puede- colgado en su web. Sobre la marcha, y aterrado/acojonado/alucinado por lo que habías escrito sobre Enrique, respondí con un post escrito en cinco minutos (y no dos meses después) en el que vomitaba (esas prisas!) encima de un tipo que se inventaba un Enrique que supuestamente va por la vida haciendo reiteradas peticiones (REITERADAS!) para NAZIONALIZAR internet (¡!!).

En fin, dices/reconoces, ahora, que vincular a Enrique con una propuesta de "nazionalizar" las redes fue un error, pero mantienes que no crees que de lo escrito por ti pudiera deducirse una acusación a Enrique en ese sentido. (¡?)

Siento, pues, haber(te) deducido mal, jejeje.

Y sí, yo respondí, (ahora que voy recordando) sobre la marcha, al artículo “¿Y por qué sólo las redes?” que había enlazado José Carlos Rodríguez, creo. El segundo artículo es posible que no lo hubiese leído. No lo recuerdo.

Me alegra, por último, que dos meses después un artículo de Enrique te siga dando tanto juego. Pero no creo que Enrique o Hayek ;-) defiendan emplear la coacción del sector público para imponer su estándar óptimo de sociedad por oponerse activamente al cierre del wifi instalado por el ayuntamiento de Sonseca o por defender la conversión en autovía de la N-232 o la financiación pública de la Administración de Justicia.

De lo contrario puede pasarnos que veamos maoístas donde sólo hay liberales clásicos. Psicosis política delirante, vaya.

Un saludo cordial!
Enviado por el día 7 de Junio de 2005 a las 20:36 (3)
Sigues incurriendo en los vicios de los que me acusas. Ya no digo que no podía deducirse de mi post por el primer párrafo, sino por los subsiguientes. Supongo que no hará falta que pegue y copie aquí; basta con que repases lo escrito en este post.

Si no leiste mi segundo post, supongo que se debería a que no terminaste de leer el de José Carlos.

Yo no conozco las intenciones de Enrique ni tengo demasiado interés en juzgarlas (también lo señalo en el post); sólo me pronuncio acerca de sus sugerencias sobre la emancipación institucional a través de la Administración y sobre el error intelectual que supone defender la provisión pública de Internet.

Un saludo igualmente cordial
Enviado por el día 7 de Junio de 2005 a las 21:25 (4)
Brillante como siempre.
Rallo te invito a q visites y des tú opinion en mi blog,q se está debatiendo sobre el sistema de pensiones y la solidaridad.
saludos liberales...

www.Vlencialiberal.blogspot.com
Enviado por el día 8 de Junio de 2005 a las 22:08 (5)
Muy interesante, por cierto, ¿eres de Valencia?
Enviado por el día 8 de Junio de 2005 a las 22:50 (6)
Eaco, si soy de valencia, gracias por el comentario, a ver enterramos a estos progres de una vez por todas.

saludos liberales...
Enviado por el día 9 de Junio de 2005 a las 00:55 (7)
Bueno, pues otro valenciano liberal. Ya estaremos en contacto, habrá que montar algo por aquí (no de partidos políticos!) y, además, a no muy tardar habrá que hacer una KDD en Valencia, que parece que ya somos unos cuantos.
Enviado por el día 9 de Junio de 2005 a las 00:58 (8)
ok, Juan Ramon no sabia q fueras de Valencia. Contar conmigo para lo que querais, saludos liberales...
Enviado por el día 9 de Junio de 2005 a las 22:54 (9)
Valencia tiene a uno de los intelectuales liberales más brillantes, y más claritos, JUAN RAMÓN RALLO.
Enviado por el día 9 de Junio de 2005 a las 23:47 (10)

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