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6 de Enero de 2005

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

Sobre la Ley de Say


En el primer post sobre el salario mínimo aludía a que Martín Seco no llegaba a comprender la Ley de Say. Juan Fernando ya dedicó un post a la temática, recomendando el muy interesante artículo de James Mill, en virtud del cual la Ley de Say debiera ser renombrada Ley de Mill, pues fue el primero en descubrirla.

En todo caso, la Ley de Say/Mill establece que la oferta genera su propia demanda. Ha sido una ley muy malinterpretada e incluso ninguneada. Rothbard llegó a señalar que no aportaba nada al pensamiento económico. Sin embargo, no debemos olvidar que Keynes nace como una pretendida refutación de Say.

Cuando Say dice que la oferta genera su propia demanda no se está refiriendo a que la oferta empresarial de coches da lugar a la demanda de coches. No viene a señalar que todo bien será vendido en el mercado. Esto supone una total incomprensión de Say. La oferta genera demandas adicionales; es decir, la oferta de coches genera la demanda de aluminio, motores, bujías, pinturas y trabajadores. Por tanto, no puede existir algo así como la sobreproducción keynesiana, esto es, una sobreproducción agregada, puesto que la sobreproducción agregada generaría una sobredemanda agregada.

La tesis keynesiana parecía señalar la conveniencia de que, ante la sobreproducción, el Estado incentivara el consumo de ese exceso productivo. En caso contrario, habría una serie de trabajadores condenados al paro perpetuo, al no querar nadie comprar las mercancías que producen.

Cuando se habla de sobreproducción nos estamos refiriendo a exceso de producción de bien sobre otro (en general el dinero). Como señala pues, Stuart Mill (el hijo también defendió la tesis magistral de su padre), en todo caso nos estamos refiriendo a una sobreproducción de mercancías con respecto al dinero. En los casos señalados por los keynesianos, aquellos en los que el dinero es atesorado y todas las mercancías reducen sus precios respecto al dinero (o lo que es lo mismo, el dinero incrementa su valor respecto al resto de mercancías). Sin embargo, no olvidemos que el dinero tiene como finalidad última ser gastado, por tanto, sugerir que puede haber sobreproducción de todas las mercancías y que por tanto pueden reducirse los precios de todas las mercancías continuamente, es tan absurdo como sugerir que una mercancía puede depreciarse respecto a sí misma.

La cuestión, por tanto, es si puede existir un desempleo transitorio ocasionado por una acumulación de dinero. A corto plazo, podría parecer interesante, pues, insuflar la economía con un recorte fiscal o con un incremento del gasto público.

Estas ideas parten de pensar que el fundamento del capitalismo es el consumo. Examinemos esta pretensión más de cerca. Cuando todos los individuos prefieren atesorar dinero durante el corto plazo, ello puede tener dos funciones. Una, el estricto atesoramiento, otra el ahorro. Si los individuos guardan su dinero, digamos, en un calcetín bajo la cama, ello reduce la masa monetaria en la economía, incrementan el valor de las unidades que se utilizan, bien en el consumo, bien en el ahorro. A efectos prácticos, supone una destrucción temporal de dinero, con su consecuente apreciación. La cuestión, por tanto, se circunscribe a qué sucede con el ahorro.

Como ya describí en la anterior anotación, un incremento del ahorro da lugar a una reducción del tipo de interés y a un aumento de la inversión. El dinero que no se consume se dedica necesariamente a la reposición del capital previo o a la acumulación de nuevo. Esto genera, a su vez, nuevas demandas de bienes, por la ley de Say. En el momento en el que los individuos decidan consumir la maquinaria capitalista estará en pleno funcionamiento.

Por tanto, una sobreproducción de bienes de consumo no genera ninguna depresión, pues indica que las sociedades están ahorrando más, que postponen su consumo, lo cual permite a los empresarios alargar y ensanchar la estructura de bienes de capital. Los trabajadores despedidos de la producción de esos bienes de consumo que ya no interesan, precisamente, quedarán liberados para generar esos adicionales bienes de capital (así como los demás recursos y productos)

Es curioso como la izquierda, incluida la keynesiana, acusa a los liberales de favorecer el consumismo desbocado, cuando precisamente el capitalismo se basa en el ahorro (en los bienes de capital) y el desarrollo a largo plazo. El consumismo, la vida alocada y desenfrenada son subproductos de una izquierda que quiere generar ficciones para que, supuestamente, "tiremos de la economía". No puede haber mayor absurdo, si el consumo se reduce no hay pugna por los bienes de consumo. Las retribuciones por la producción del capital pueden venir dadas perfectamente en otros bienes de capital o, en todo caso, en bienes de consumo (reactivándose pues la demanda de bienes de primer orden)

Nunca puede haber una sobreproducción. Mill y Say ya nos lo advirtieron. Llevamos años mareando la perdiz económica para justificar torpes intervenciones gubernamentales. Todo para mejorar unas vidas que hubieran estado mejor si su ansía intervencionista no se hubiera impuesto. Eso sí, los aduladores del rey desnudo, como Keynes, contribuyeron a hacer creer en lo necesario ese infame manejo. Ayer Keynes, hoy muchos otros.

Comentarios

 
Excelente!!hay que volver al patron oro y/o plata.

Al ahorro popular.
Enviado por el día 6 de Enero de 2005 a las 23:37 (1)
Exquisito…
Enviado por el día 6 de Enero de 2005 a las 23:43 (2)
Por otro lado, se escucha frecuentemente a los tecnócratas izquierdistas decir que hay que estimular el aparato productivo, aumentar la producción. Luego hablan de aumentar la demanda agregada. Al mismo tiempo advierten sobre lo malo que es el neoliberalismo o el capitalismo salvaje. Luego hablan de la corrupción gubernamental. Estoy empezando a apagar el televisor cuando aparecen.
Enviado por el día 7 de Enero de 2005 a las 00:08 (3)
Sobre Say, puedo ver que la oferta estímule su propia demanda considerando que hay que producir antes de poder intercambiar o comprar algo.

El término «oferta» no parece ser el mejor, «supply» o «suministro» me parece mejor pues alude más directamente a la producción.
Enviado por el día 7 de Enero de 2005 a las 09:50 (4)
Viendo el diccionario, incluso «abastecimiento» parece mejor, aun si no hay un término ideal. Ya quisiera yo ver a los tecnócratas criticar la ley del «abastecimiento y la demanda» como critican la ley de la «oferta y la demanda» («demanda» es un término más fuerte que «oferta»).


Enviado por el día 7 de Enero de 2005 a las 10:03 (5)
”Por tanto, una sobreproducción de bienes de consumo no genera ninguna depresión, pues indica que las sociedades están ahorrando más, que postponen su consumo, lo cual permite a los empresarios alargar y ensanchar la estructura de bienes de capital. Los trabajadores despedidos de la producción de esos bienes de consumo que ya no interesan, precisamente, quedarán liberados para generar esos adicionales bienes de capital (así como los demás recursos y productos)”

bien, esto se comprende perfectamente. Pero unos párrafos más arriba apuntabas: ”La oferta genera demandas adicionales; es decir, la oferta de coches genera la demanda de aluminio, motores, bujías, pinturas y trabajadores.”

¿Exactamente de qué modo se relaciona esto con lo anterior? Me parece algo confuso. En el caso de que hubiera una sobreproducción de bienes de consumo (más ahorro, por tanto) se alarga y ensancha la estructura de bienes de capital, ¿pero esto equivale a decir que la sobreproducción genera una demanda adicional de bienes de primer orden, o más bien habría que decir que es el ahorro, del cual la sobreproducción es un indicativo, el que genera una producción de bienes de primer orden?¿O en el primer párrafo estamos hablando de una cosa distinta?

Un saludo ;-)
Enviado por el día 7 de Enero de 2005 a las 11:46 (6)
Al principio he demostrado que no puede existir una sobreproducción de todos los bienes. Es decir, que pueda existir algo así como recursos ociosos.

Lo que puede ocurrir es que la preferencia temporal varíe y ahí los keynesianos crean ver una sobreproducción (pero sería una sobreproducción de bienes de consumo frente al dinero)

Sin embargo, lo que existe es una demanda de retención de dinero, lo que a su vez permite ampliar la estructura de bienes de capital.
Enviado por el día 7 de Enero de 2005 a las 11:55 (7)

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