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28 de Mayo de 2005

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

Una historieta del ciclo económico


Estaba escribiendo otro artículo con espacio tasado, de manera que he tenido que eliminar parte del texto que anoto debajo. Lo he reestructurado y ampliado ligeramente. En él pretendo explicar el ciclo económico austriaco a través de una gráfica analogía y por qué la política monetaria y fiscal no sólo no ayudan a terminar con la crisis sino que la endurecen y alargan. Soy consciente de que la explicación es un tanto pedestre y, en bastantes casos, inexacta. Pero puede servir como una primera aproximación.

Toda crisis económica sigue a los períodos de supuesta expansión. Los economistas neoclásicos sulen argüir que la expansión es positiva y la crisis negativa. Por ello, arbitran políticas que permitan rescatar a la economía de la crisis. No obstante, hemos de tener presente que los períodos de expansión (o booms) que vengan seguidos de crisis económicas, no son períodos de crecimiento sino de hipertrofia. El crecimiento requiere bases estables y, sobre todo, buenas inversiones. La hipertrofia es un proceso de malas inversiones generalizado que sólo durante un tiempo parece adecuado. Para explicarlo me gusta recurrir a la frase de San Agustín quien señala que la soberbia no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero no está sano.

San Agustín contrapone muy inteligentemente hinchazón con grandeza. La teoría austriaca del ciclo económico no explica por qué los crecimientos sanos degeneran en severas crisis, sino porque se producen obesidades mórbidas que requieren un período de sufrimiento.

Los períodos de hipertrofia de la estructura productiva ocurren porque el Banco Central expande la oferta monetaria y, al filtrarse al mercado crediticio, reduce el tipo de interés. Así, proyectos que antes no eran rentables, ahora lo parecen. Estos proyectos mayormente se situaran en etapas muy alejadas del consumo, con unos períodos de maduración más latos (un tipo de interés más bajo significa una preferencia temporal más reducida, de manera que, en teoría, la gente está dispuesta a esperar más a que las inversión en capital se completen en bienes de consumo)

Sin embargo, este ahorro no ha provenido de una reducción del consumo, con lo cual ampliamos al mismo tiempo consumo e inversión. De ahí que estemos en un complaciente boom. La riqueza y la prosperidad brota por todas partes. Empieza la hinchazón.

Una crisis es el momento en el que las malas inversiones inducidas por el Banco Central durante el período de hipertrofia se liquidan. Las inversiones son malas por la escasez de ahorro que se necesita para completarlas, y la liquidación significa una reordenación de la estructura productiva presente (que en parte contiene las malas inversiones previas) a partir del monto real de ahorros del que se dispone.

El gobierno puede hacer dos cosas, expandir nuevamente la oferta monetaria (con lo cual se reproduce el proceso anterior multiplicando las malas inversiones) o seguir una política fiscal expansiva, a través de déficits públicos.

El déficit público, no obstante, extrae parte del ahorro de la sociedad para gastarlo en estúpidos proyectos gubernamentales, endureciendo y alargando, por tanto, el período de liquidación (de crisis) Si pensamos que las malas inversiones se han producido a partir de un fondo de ahorro artificialmente elevado, no tiene ningún sentido que el gobierno reduzca todavía más ese fondo, que precisamente es lo que permitirá salvar algunos muebles.

Tradicionalmente, los austriacos han recurrido al ejemplo de las drogas: si uno bebe alcohol le hace atravesar un período de euforia en el que parece hiperactivo, pero después de la borrachera viene la resaca. Si servimos sucesivo alcohol al sujeto, retrasaremos la resaca, pero la haremos más severa y destructiva. Al final, el coma etílico.

Sin embargo, ese ejemplo tiene algunas carencias. No explica, por ejemplo, la expansión de las etapas productivas, la reconversión de capital o los efectos de la política fiscal. Por ello, voy a proponer otro ejemplo que, obviamente, también tiene sus limitaciones. Por un lado no transmite una sensación de la producción en un sentido sincrónico (al mismo tiempo) sino solamente diacrónico (después de un proyecto otro). Por otro, no capta especialmente bien los órdenes de los bienes de capital. Tampoco ilustra el mantenimiento del consumo y de la inversión durante el boom. Y, por último, resulta mucho menos gráfica en cuanto a la crisis que la resaca del anterior ejemplo. Aún así, puede servir para ilustrar los nocivos efectos de la política fiscal en mayor medida que el ejemplo del alcohol.

Imaginemos que un profesor amplía a sus alumnos el plazo para prepararse el examen final de la asignatura desde 2 a 5 meses (expansión del crédito por parte del Banco Central y consecuente reducción del tipo de interés). Los alumnos son conscientes de que sólo necesitaban dos meses para obtener la máxima nota, de ahí que ahora se vean con tres meses libres. Ante esta situación, el profesor les ofrece la posibilidad de efectuar un trabajo complementario para obtener la Matrícula de Honor (ampliación de los períodos productivos para incrementar la producción) Por su complejidad, el trabajo les ocupará a los alumnos los 3 meses que tenían libres.

Sin embargo, cuando ha transcurrido mes y medio, el profesor les dice que la ampliación del plazo era una broma y que sólo disponen de medio mes para prepararse el examen (escasez de ahorro en la economía). Evidentemente, los alumnos tendrán que abandonar de inmediato la redacción del trabajo (liquidación de proyectos, crisis económica) y ponerse a estudiar el examen para, al menos, aprobar el curso (reestructuración productiva)

Con todo, dado que el trabajo había requerido un trabajo previo en la asignatura, algunos esquemas y anotaciones del mismo son de suma utilidad para estudiar el examen (reconversión del capital) Haciendo que el medio mes con el que cuentan sea mucho más productivo que antes. En otras palabras, los estudiantes han perdido mes y medio en proyectos incompletos, y no obtendrán la máxima nota en el examen, al necesitar dos meses. Pero gracias a esos proyectos incompletos, al menos, podrán aprovechar el medio mes restante para aprobarlo (recuperación rápida de la crisis).

El profesor se percata de la mala situación de sus alumnos y, para evitar las críticas de sus compañeros de oficina, decide fingir que todo sigue bien. Para ello tiene varias opciones.

Por un lado, puede volver a engañar a los alumnos diciéndoles que disponen de dos meses para el examen (nueva expansión monetaria). Sin embargo, ello sólo ocasionará que los alumnos se planifiquen el estudio a dos meses vista (esto es, que reduzcan y repartan su tiempo de estudio durante los dos meses) de manera que, cuando llegue el momento de realizar el examen final, medio mes después, todos suspenderán (crisis total con posible fin del sistema monetario)

Otra opción consiste en controlar el trabajo de sus alumnos. Si el resto de profesores se enteran de que sus alumnos tienen un trabajo medio hecho y abandonado (recursos ociosos en la economía), esto significará que no estimula a sus alumnos a trabajar. Por ello, puede decidir obligar a parte de sus alumnos a que finalicen todos los trabajos de la clase (gasto público en los "recursos ociosos" detrayendo recursos de los proyectos necesarios y valorados por el mercado), de manera que unos alumnos podrán estudiar y aprobar y otros, en cambio suspenderán por haber dedicado su tiempo a completar los trabajos ajenos. No obstante, parece obvio que ni siquiera esos otros alumnos tendrán tiempo para terminar los trabajos de sus compañeros dado que hubieran requerido de mes y medio solamente para terminar los suyos propios. En la práctica, esta política sólo sirve para lograr una apariencia de "actividad" de la clase. El resultado será que no se terminará ningún trabajo (o si se termina alguno será residual y concentrando en él a varios alumnos) y que buena parte de los alumnos (esos a los que se les encargó desviar su tiempo hacia los trabajos ajenos) suspenderán de una manera muy deficiente (muchos proyectos empresariales no podrán ser reconvertidos, serán del todo abandonados; otros quebrarán por ausencia de fondos y los menos -los equivalentes a los alumnos cuyo trabajo fue terminado- obtendrán beneficios extraordinarios a costa de otros empresarios)

Otra posibilidad del profesor, consiste en confiscar a los alumnos sus trabajos inacabados para hacer fuego en la chimenea de su alcoba (gasto público en otros proyectos; ejemplo arquetípico keynesiano "cavar agujeros y volver a llenarlos"), de manera que además elimina el rastro de los trabajos inacabados. Los alumnos no podrán disponer de sus trabajos para estudiar durante el mes y medio, con lo cual no dispondrán del tiempo suficiente para aprobar el examen. La mayoría suspenderá y sólo los más inteligentes (mejores empresarios) aprobarán. Se produce una repetición masiva del curso.

En la práctica, ambos tipos de gasto público son muy similares. El primero vendría a corresponder con gasto público en el sector privado y el segundo con las obras públicas. No me atrevería a señalar cuál de los dos es más nocivo. La cuestión es que ambos terminan con un resultado penoso.

En todo caso, la repetición del curso permitirá volver a empezar y, si el profesor no vuelve a engañar a sus alumnos, aprobar el curso, esto es, regresar a la senda del crecimiento económico. Mientras tanto, los alumnos han perdido un año de sus vidas y han dedicado parte de su escaso tiempo como estudiantes a labores inútiles. Incluso habrán empeorado sus notas en otras asignaturas debido al menor tiempo de estudio y el mayor esfuerzo requerido (proceso de descapitalización) En la economía, el mantenimiento de las inversiones y del consumo durante la expansión requiere un consumo continuo de capital. El valor de los mismos cae y las estructuras productivas después de la crisis devienen menos capital intensivas, esto es, mas abocadas al consumo y con una menor productividad. La expansión crediticia no supone un "experimento fallido", sino un experimento dañino.

Queda claro, pues, la miseria del keynesianismo. Ni expansiones monetarias ni expansiones fiscales. El crecimiento económico requiere su completa eliminación.

Comentarios

 
Juan Ramón:

No concuerdo en absoluto con "Toda crisis económica sigue a los períodos de expansión.". El efecto Walmart, en ausencia de Fed por ejemplo, de todos modos hubiese provocado una expansión via productividad. Creo que estás cayendo en el error de Roger Garrison de clasificar el boom como "crecimiento insostenible" dentro de la frontera de posibilidades de producción keynecia, con el analisis Ricardiano-Miseano de la mala asignación y falso (pero aparente y notorio) crecimiento de recursos en ciertos sectores. Por eso el "bust" es sano, porque devuelve esos recursos a donde los consumidores sí apoyarian en dimensión horizontal (donde) y vertical (cuando) las actividades de consumo e inversión.
Enviado por el día 28 de Mayo de 2005 a las 17:42 (1)
Luego lo compones, con la cita a San Agustín, sí, pero nos despertaste con el pie izquierdo.
Enviado por el día 28 de Mayo de 2005 a las 17:43 (2)
"Sin embargo, este ahorro no ha provenido de una reducción del consumo"

Pero si que viene de una reducción del consumo:viene de la reduccion de la capacidad adquisitiva que la inflaccion del Banco produce. Los empresarios tienen mas dinero para comprar bienes de equipo y los consumidores utilizan dinero menos valioso.

Enviado por el día 28 de Mayo de 2005 a las 17:44 (3)
Corrijo levemente esa frase para tu gusto Carpio ;)

Kantor, el problema es que la inflación no es un fenómeno automático, sino que va perdiendo valor progresivamente, no de golpe como aseguran vanamente los cuantitativistas. Por eso tu afirmación no responde a la cuestión.
Enviado por el día 28 de Mayo de 2005 a las 17:51 (4)
Claro Kantor, apoyo a Rallo en eso. No es una decisión, si no una erosión. No es lo mismo postponer consumo, que consumirse lentamente.
Enviado por el día 28 de Mayo de 2005 a las 17:59 (5)
Claro Juan Ramon, ahora si: De hecho si el juste fuese automático no habria estimulación keynesiana.

Tu análisis es válido SI la situacion de mercado es óptima ie. SI todos los agentes son racionales, forward-looking y son capaces de coordinarse inmediatamente sin error hacia un único equilibrio.

Es decir, la estimulación keynesiana es necesarimanete negativa en las condiciones de la Teoria del Ciclo Real, donde todas las situaciones de mercado son paretianas todo el tiempo.

Todo tu argumento supone que no hay problemas de accion colectiva en la coordinacion macroeconómica y en esas condiciones es tautológico que la intervención es contraproducente.

Enviado por el día 28 de Mayo de 2005 a las 19:56 (6)
Me parece una buena explicación, Juan Ramón. Yo no se si es o no austriaca, yo jamás la he estudiado como tal, pero de que suena coherente, suena. Dos matices:

Los períodos de hipertrofia de la estructura productiva ocurren porque el Banco Central expande la oferta monetaria por encima de la producción añadiría yo.

El segundo es quedarme entre Kantor y tú y Carpio. En efecto, la inflación no es un fenómeno inmediato sino que se permea en la sociedad poco a poco. El problema es si ese "poco a poco" es mucho tiempo o no. Yo creo que estoy en medio de los dos: en efecto, el dinero no pierde capacidad adquisitiva de inmediato y por tanto existe un interin en el que hay un ahorro "ficticio" que no proviene de la reducción del consumo. No obstante pronto la inflación hará de la suyas y reequilibrará el poder adquisitivo de los ahorros a la baja. El problema es saber cuando tardará mucho en producirse el ajuste, y cuando casi nada. Yo tengo alguna idea al respecto (es obvio que según qué sociedades tarda más o menos) pero por ahora la considero demasiado peregrina como para comentarla.

Un saludo
Enviado por el día 28 de Mayo de 2005 a las 19:58 (7)
Todo tu argumento supone que no hay problemas de accion colectiva en la coordinacion macroeconómica y en esas condiciones es tautológico que la intervención es contraproducente.

Muy bueno Kantor. Yo tenía algo parecido pajareándome por la cabeza pero no lo suficientemente claro como para escribirlo. De hecho, suelo coincidir con Barro en que según qué situaciones cree que la inversión estatal sí puede ser un acicate para el crecimiento. Pero esto del ciclo es un tema que todavía no tengo demasiado claro. De hecho, el saber que todavía no hay buenas y sólidas teorías al respecto me ha desmotivado bastante.

Un saludo
Enviado por el día 28 de Mayo de 2005 a las 20:03 (8)
Mi análisis no se efectúa bajo supuestos de perfecta racionalidad. Precisamente que esa crítica se le efectúe a la Escuela Austriaca que pone de manifiesto los errores del análisis omnisciente, de las expectativas racionales, y de la información completa, resulta chocante.

Mi análisis no supone una completa coordinación de los agentes, ni siquiera que en ausencia de intervencionismo, determinados agentes no fracasarían. Eso es obvio. Los empresarios se equivocan, como todo ser humano. Pero la teoría del ciclo austriaca no está explicando porqué algunos empresarios se equivocan, sino porque se equivocan TODOS los empresarios. No explica el error (una característica intrínseca de la acción humana) sino los cluster de error. Y eso no tiene nada que ver con los problemas de la acción colectiva, porque para que esta surja es preciso la ausencia de instituciones coordinadoras; y precisamente la teoría austriaca explica porque el Banco Central y el Estado suponen una violentación de esas instituciones coordinadoras que degeneran, por tanto, en masiva descoordinación y mala inversión.

Por otro lado, el tema de la transmisión de la inflación está mal planteado. La teoría austriaca explica el ciclo económico como un desajuste en los precios relativos de los distintos órdenes de bienes de consumo. El problema es, en concreto, que se sigue consumiendo tanto como antes a costa del capital de la sociedad. No sólo eso, los elevados precios en los bienes de consumo que la inflación va generando, supondrán un incentivo empresarial para volcar las estructuras productivas menos alargadas y menos capital intensivas, esto es, a alejarse menos del consumo.

La cuestión es que se han iniciado y planificado, antes de que la subida de precios de los bienes de consumo tuviera lugar, proyectos empresariales con una maduración muy tardía y que requieren dosis sucesivas de inversión, cuyo capital no está disponible y va consumiéndose.
Enviado por el día 28 de Mayo de 2005 a las 20:36 (9)
Todo tu argumento supone que no hay problemas de accion colectiva en la coordinacion macroeconómica y en esas condiciones es tautológico que la intervención es contraproducente.

Leamos a Arrow, leamos a Hayek y Mises. No asumamos lo que no sabemos de la teoría del otro.
Enviado por el día 28 de Mayo de 2005 a las 20:46 (10)
Si algún día llego a Presidente del Gobierno de España, Eaco ha de ser sin duda alguna mi asesor en cuestiones económicas. El ministro de Economía, Kantor.
Enviado por el día 28 de Mayo de 2005 a las 23:30 (11)
"No explica el error (una característica intrínseca de la acción humana) sino los cluster de error."

Pero lo que piensan los economistas de la nueva sintesis keynesiana es que los cluster de error son espontaneos; los agentes forman espectativas tratando de predecir las expectativas de los demas y dan lugar a profecias automplidas.

Aprte de que hay fricciones nominales en la economia, derivadas por ejemplo de la existencia de un stock de contratos.

Lo que hace el Banco Central es amortiguar con la politica monetaria estos fenomenos de coordinacion perversa
Enviado por el día 29 de Mayo de 2005 a las 02:21 (12)
Es decir, lo que los economistas keynesianos niegan es la existencia de una teoría del ciclo. Original pero falso. Ya que, aparte de los clusters, también hay que explicar la recurrencia de esos clusters. Y no existe ningún motivo en la casualidad, en el porque sí, que permite hacerlo.

Por otro lado, si se carece de una explicación de porqué esa "coordinación perversa" tiene lugar, resulta incoherente querer solucionarla a través del Banco Central. "Queremos solucionar algo que parte del error individual a través de engaños globales" Y, sobre todo, para que la política monetaria fuera un experimento neutro, la "nueva síntesis keynesiana" debería demostrar que no genera los procesos descoordinadores arriba descritos.

En otras palabras, aunque los ciclos se produjeran porque sí, la intervención carecerá de fundamento porque entonces sí generará un ciclo económico políticamente inducido.
Enviado por el día 29 de Mayo de 2005 a las 02:38 (13)

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