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27 de Agosto de 2005

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

Prefacio a la Edición Rusa de "Teoría Económica de la Clase Ociosa", por Nicolás Bujarin


Este libro se completó en otoño de 1914. Escribí la introducción en agosto y septiembre de ese año.

He estado durante mucho tiempo ocupado en formular una crítica sistemática a la teoría económica de la nueva burguesía. Para conseguir este fin, me fui a Viena después de conseguir escapar con éxito de Siberia; allí asistí a las clases del profesor Böhm-Bawerk (1851-1914), de la Universidad de Viena. En la biblioteca de la Universidad de Viena, estudié con atención la bibliografía de los teóricos austriacos. No se me permitió, sin embargo, terminar mi trabajo en Viena, ya que el gobierno austriaco me encerró en una fortaleza justamente antes de que estallara la Guerra Mundial, con la excusa de retener mi manuscrito para un análisis cuidadoso. En Suiza, donde llegué después de que me deportaran de Austria, tuve la oportunidad de estudiar la Escuela de Lausanna (Walras), así como los economistas anteriores, a la biblioteca de la Universidad de Lausanna, y por lo tanto llegar hasta las raíces de la teoría de la utilidad marginal. En Lausanna, también efectué un estudio exhaustivo de los economistas anglo-americanos. Las actividades políticas me llevaron a Estocolmo, donde la Biblioteca Real y la biblioteca especial de economía del Instituto Comercial (Handelshögskolan) me proporcionaron la oportunidad de continuar con el estudio ulterior de la economía política burguesa. Después de que me arrestaran en Suecia y me deportaran a Noruega, llegué a la biblioteca del Instituto Nobel en Christiania; después llegué a los EEUU, donde tuve la oportunidad de estudiar, aun más profundamente, la bibliografía económica americana en la Biblioteca pública de Nueva York.

Durante mucho tiempo, el manuscrito de este libro no puedo encontrarse en Christiania (ahora Olso), donde lo dejé, y ha sido gracias a los más decididos esfuerzos de mi amigo, el comunista noruego, Arvid C. Hansen, que me permitió encontrarlo y traerlo a la Rusia soviética en febrero de 1919. He añadido unas pocas notas y observaciones, en relación con la Escuela Anglo-Americana y las publicaciones más recientes.
Esto hay que decir sobre la historia externa del libro. Sobre su sustancia, me gustaría hacer las siguientes observaciones: hasta el momento se han efectuado dos tipos de críticas al marxismo desde la más reciente economía política burguesa; o bien una crítica exclusivamente sociológica, o una crítica exclusivamente metodológica. Por ejemplo, se estableció que el sistema teórico en cuestión era el resultado de una psicológica de clase, proclive a ella; o se ha apuntado que ciertas bases metodológicas, determinados enfoques al problema no eran correctos, y se consideraban por tanto innecesario continuar con una crítica exhaustiva de las fases internas del sistema.

Sin dudas, si empezamos del hecho de que sólo una teoría clasista del proletariado puede ser objetivamente correcta, la más simple revelación del carácter burgués de cualquier teoría es, hablando en términos precisos, suficiente para justificar su rechazo. En el fondo, ésta es una actitud correcta, ya que el marxismo fundamenta su validez general precisamente porque es la expresión teórica general de la clase más avanzada, cuyas "necesidades" de conocimiento son mucho más audaces que las de los conservadores y, por tanto, de la mentalidad de las mentes-estrechas propias de las clases gobernantes de la sociedad capitalista. Sin embargo, está claro que la validez de esta asunción debe probarse precisamente en la batalla entre las propias ideologías y, particularmente por una crítica lógica de nuestros oponentes. Una caracterización sociológica de una cierta teoría, por lo tanto, no elimina nuestra responsabilidad de mantener una guerra, incluso en el campo de una pura crítica lógica.

Lo mismo es válido para la crítica del método. Para estar seguros, demostrar que el punto de partida de nuestras bases metodológicas es falta equivale a rechazar toda la estructura teórica erigida sobre esas bases. No obstante, la batalle entre ideologías requiere que la incorrección del método sea probada por las inferencias equivocadas del sistema, en cuya conexión podamos apuntar o bien las contradicciones internas del viejo sistema, o su inconclusión, y su incapacidad orgánica para abarcar y explicar un número importante de fenómenos desde nuestro punto de vista.

Por lo tanto, el marxismo debe alumbrar una crítica exhaustiva a las últimas teorías, que debe incluir no sólo una crítica metodológica, sino también sociológica, así como una crítica al sistema completo tal y como ha sido desarrollado por sus posteriores ramificaciones. Fue por ello por lo que Marx dio con el problema representado por la economía política burguesa (en su Theorien ubre den Mehrwert, editado por Karl Kautsky, quinta edicición, 1923, 3 volúmenes).

Si bien los marxistas han combatido por regla general las críticas sociológicas y metodológicas de la Escuela Austriaca, los oponentes burgueses de esta escuela nos han criticado principalmente por la falsedad de ciertas inferencias específicas. Solamente R. Stolzmann, en un trabajo casi exclusivo, ha intentado desarrollar una crítica completa a Böhm-Bawerk. Dado que ciertas ideas fundamentales de este autor coinciden con las marxistas, nuestra crítica a los austriacos se parece a la hecha por Stolzmann. He considerado mi deber apuntar semejanzas entre estas dos críticas incluso en los casos en que yo había llegado a las mismas conclusiones antes de leer el trabajo de Stolzmann. Sin embargo, a pesar de sus talentos, las bases del trabajo de Stolzmann se asientan en una concepción completamente equivocada de la sociedad como una "estructura finalista". No sin razón R. Liefmann, un seguidor muy importante de la Escuela Austriaca, cuya profundidad ha sido resaltada y cuyas peculiaridades son presentadas de manera más categórica, se defiende de Stolzmann atacando su teleología. Este punto de vista teleológico, junto con su enorme tono apologético, impide a Stolzmann construir un marco teórico adecuado para la crítica de la Escuela Austriaca. Sólo los marxistas pueden realizar esta tarea; por ello he escrito este libro.

Nuestra elección de un adversario para nuestra ideología probablemente no requiere discusión, ya que es bien sabido que el enemigo más poderoso del marxismo es la Escuela Austriaca.

Puede parece poco común que publicara el libro durante una guerra civil en Europa. Los marxistas, sin embargo, nunca han aceptado ninguna obligación de paralizar su trabajo teórico incluso durante las guerras de clases más violentas, en tanto les queden fuerzas físicas para continuar. Más seria es la objeción de que es estúpido refutar la teoría capitalista en un momento en que tanto los objetos como los sujetos de esa teoría están siendo destruidos por las llamas de la revolución comunista. Pero incluso esta objeción no se sostiene, ya que la crítica al sistema capitalista es de la mayor importancia para la adecuada comprensión de los acontecimientos de nuestro tiempo. Y, en tanto nuestra crítica de las teorías burguesas pueda allanar el camino para tal entendimiento, tal crítica tiene un valor teórico abstracto. Ahora unas breves palabras como forma de presentación. He desarrollado este trabajo con la mayor brevedad, razón por la cual probablemente mi exposición sea difícil. Por otro lado, he añadido citas desde los austriacos hasta los económicas matemáticos, los anglo-americanos... Existe un gran prejuicio en contra de este método en los círculos marxistas, que lo consideran simplemente como un símbolo de "rata de biblioteca". Sin embargo, lo considero necesario para presentar la evidencia de la bibliografía histórica del sujeto, que puede permitir al lector comprender mejor su modo de pensar. No es superfluo aprender cómo piensa el enemigo, y menos en nuestro país, donde es muy poco conocido. Mis notas en el apéndice también nos permiten realizar una crítica sistemática paralela de las otras ramificaciones de la filosofía teórica burguesa. En este punto, debo expresar mi gratitud con mi amigo Vuryi Leonidovich Pyatakov, con quien he discutido a menudo cuestiones de economía política teórica y que me ha proporcionado sugerencias muy válidas. Dédico el libro al Camarada N. L.

Moscú, 28 de febrero de 1919

Nota: La lectura del presente texto debería ser complementada con este fabuloso artículo de Gabriel Calzada.

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