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4 de Julio de 2005

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1812
Bitácora de Daniel Rodríguez Herrera

Un decreto para la Historia

De la misma forma que Ian Fleming dio a su James Bond licencia para matar, algunos gobiernos autonómicos se arrogan el poder otorgar licencias para poder hacer determinadas investigaciones históricas, no vaya a ser que los descubrimientos sean molestos.

La Generalitat de Cataluña aprobó el 27 de junio un decreto por el cual se establece un riguroso control para proceder a la apertura de las fosas comunes de la Guerra Civil y la postguerra en Cataluña. Con ello se pretende evitar las exhumaciones cuando no haya información fidedigna y evitar que haya "apropiaciones indebidas". Josep Bargalló y Apeles Carod-Rovira, primer consejero de la Generalitat el primero y el secretario de coordinación Interdepartamental de la Generlitat además hermano de Josep el segundo, fueron los encargados de hacer tan importante anuncio para el mundo de la investigación histórica. Aprovecharon la ocasión para asegurar que no se darán subvenciones pero sí se dará asesoramiento técnico a los colectivos que promuevan la exhumación de los cadáveres con "rigor científico" y que se harán cuando existan "testimonios orales y escritos" de la existencia de dichas fosas.

Las buenas intenciones, los supuestos abusos de ciudadanos y asociaciones que busquen sus muertos o lo que realmente ocurrió, no tienen que ocultar lo que realmente acaece, que los organismos públicos se inmiscuyen donde nadie les ha llamado pero sobre todo en aquellos asuntos donde la corrección política o la imaginación nacionalista pueden quedar con el culo al aire. Seamos realistas, solo los incautos o los muy convencidos podrían entender que tal decreto no va a funcionar muy alejado de sus supuestos objetivos. La manipulación de la Guerra Civil se ha convertido en uno de los pilares fundamentales del socialismo español y mucho más aún del nacionalismo. Que ERC controle directamente qué fosas se abren y cuáles no, qué grupo pide la exhumación y cuál no, si ofrece ayuda pública o si no lo hace, es garantía de que allí dónde ocurra la historia nacerá coja y con deformidades. Esperaremos más decretos en las misma línea: investigaciones arqueológicas, con especial cuidado en el primer Borbón, control del acceso a los archivos, no vaya a ser que se rompa algún papel. En fin, lo normal.

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