22 de Junio de 2005

El tablero de ajedrez en el que se ha convertido las ex republicas soviéticas asiáticas ha experimentado su último movimiento hace unos días cuando los presidentes de Afganistán, Hamid Karzai, y de Tayikistán, Emomalí Rajmónov, acudieron en el puerto fronterizo tayiko de Nizhni Piandzh a la ceremonia de colocación de la primera piedra del proyecto bautizado con el rimbombante nombre de "El Puente de la Amistad", obra del cuerpo de ingeniería del Ejército norteamericano. Al acto también fue acudió el embajador de Estados Unidos en la ex republica soviética que comunicó un mensaje del presidente norteamericano. El puente costará 28,3 millones de dólares que aportará la administración americana, tendrá 672 metros de largo y 11,6 de ancho, será inaugurado en la primera mitad de 2007 y permitirá el tránsito de unos mil coches diarios.

Tal evento no tendría mayor importancia sino fuera por dos aspectos relevantes. Hace alrededor de un mes el mando ruso devolvía a Tayiskistán el mando militar de los 1.441 kilómetros de fronteras con Afganistán, tras entrenar a la nueva guardia fronteriza. Bien es cierto que en los últimos años la vigilancia fue escasa e ineficiente pero Moscú la había venido ejerciendo desde tiempos de los zares incluso en plena guerra civil tayica, de 1992 a 1997. El segundo hecho era que la financiación como ya hemos dicho es totalmente americana y el constructor italiano, la empresa italiana Rizzani de Eccher con sede en Udine. Rusia ha quedado totalmente ignorada en todos los aspectos a pesar de que su influencia en la zona todavía persiste, al menos en teoría. En Nizhni Piandzh, puerto situado a 185 kilómetros al sur de la capital de Tayikistán, Dushambé, ondeaban banderas tayikas, afganas y estadounidenses, pero no rusas, por primera vez en más de un siglo.

Las pretensiones del puente son diversas, recuperar la Ruta de la Seda, establecer un corredor entre el centro de Asia, China y el Golfo Pérsico, atraer inversiones a un país pobre con el 60% de la población viviendo en niveles extremos de pobreza, demasiado montañoso (su porcentaje de tierra cultivable es de no más del 6% del territorio), con una industria obsoleta muy dañada después de la guerra civil, con serios problemas para explotar recursos que si bien no son demasiados no son desdeñables y con serios problemas políticos pero sobre todo contrarrestar las pérdidas económicas vinculadas con la erradicación del cultivo de la amapola en un 40 por ciento este año en Afganistán.

Tayikistán ha sido el tránsito habitual de la droga que se destina al mercado ruso y en menor medida a los países del este de Europa. El 80% de las capturas de droga de Asia Central se realizan en esta república por lo que esta media conlleva objetivos estratégicos a corto, medio y largo plazo. No menos importante es el control de terroristas y grupos guerrilleros talibanes que aún son fuertes en Afganistán y en cuyo control, los rusos habían demostrado una seria incompetencia cuando no dejadez. La presencia militar de las dos potencias es relevante en la zona. Además de los soldados rusos que aún se mantienen en la República en virtud del acuerdo que se firmó en la guerra civil, Moscú y Washington cuentan con bases militares en la vecina Kirguizistán (Kant y Manás), mientras Washington dispone de otra base en Uzbekistán (Karshi-Janabad), a pocos kilómetros de la frontera afgana.

Otro objetivo establece un intento de cooperación entre afganos y tayicos, hermanados por la religión y la historia y que se había enfriado, especialmente en la invasión soviética de Afganistán. Tras la ceremonia, Karzai inició su primera visita oficial a Tayikistán, para lo que se desplazó con Rajmónov a Dushambé, donde tratarán asuntos como la lucha contra el terrorismo islámico, el narcotráfico y la seguridad fronteriza. Rusia se va viendo poco a poco arrastrada fuera de su 'natural zona de influencia' y la prosperidad de la zona depende en gran medida de la entrada de la economía de mercado. Rusia ha sido un obstáculo hasta ahora.