15 de Agosto de 2005

Los lectores del diario ABC pueden hojear todos los lunes la sección sobre Medio Ambiente del periódico. Por los azares de la vida o por razones más profundas de línea editorial que se me escapan, casi todos los lunes el lector medio y hasta el mediocre se le atraganta el desayuno cuando llega al cuadernillo central, donde el medio tiene a bien ubicar la sección.

Este lunes, el asunto va de medusas. Parece ser que este gelatinoso amigo de los bañistas veraniegos viene en masa a amargar la vida del partidario del turismo de baja calidad, el de sol y playa, vamos el contaminador nato enemigo sin saberlo de los ambientalistas. Las causas son variadas, según los titulares, la desaparición de sus depredadores y el calentamiento global parecen las razones más dignas de formar parte del titular. Luego, si leemos el interior podremos ver que también tienen que ver algo nutrientes vertidos al mar, seguramente provenientes de una agricultura descontrolada y poco ecológica.

Este animalito ha sido de toda la vida un problema para los bañistas. Tiene la costumbre de flotar dejándose llevar por las corrientes ya que maniobrabilidad es bastante limitada. Tiene unos tentáculos larguísimos y llenos de un veneno, algunas especies incluso mortal para un hombre adulto, que paraliza y mata a las víctimas para luego empujarlas hasta su boca. Además, el mecanismo de inoculación de veneno funciona por contacto y de ahí el problema del bañista poco atento pero hay que reconocer que el método es muy igualitario, todo un ejemplo de socialismo animal.

El enfoque de la noticia me parece un despropósito, no el estudio realizado sobre las medusas. La invasión de miles y miles de medusas en las playas ha sido bastante habitual a lo largo de las décadas y se ha convertido en un problema para el turismo. Antes de esta circunstancia no creo que haya estudios significativos como para ver si estamos ante una consecuencia del tan manido cambio climático. Dependen de las corrientes y de su capacidad de flotabilidad. Esta última está relacionada directamente con la densidad del agua, su temperatura o su salinidad, variables a lo largo del tiempo. Su presencia en las playas depende de un probabilidad que se verá incrementada cuando se den las circunstancias precisas. Es lógico pensar que si el cambio climático fuera razón directa de esta circunstancia, la invasión se hubiera producido año tras año con un nivel de afectación similar.

Sin embargo, la lectura del artículo no invita a pensar así. El supuesto incremento de frecuencias, que se menciona en el artículo, se puede explicar por la creciente actividad turística. El exceso de especimenes cerca de cardúmenes de arenques forma parte de la lógica de la supervivencia y los 'riesgos de cambiar el ecosistema' no tiene en cuenta que las plagas son habituales en la naturaleza, y buena parte de ellas renuevan el ecosistema eliminado los individuos más débiles lo mismo que otras catástrofes. Cierto que su presencia depende de variables climáticas, como ya he mencionado, pero hay que demostrar que estas variables dependen del supuesto cambio climático. Los datos de observaciones durante cinco años podrán demostrar correlaciones pero no necesariamente relaciones de causa - efecto. Los inviernos más suaves y cortos pueden implicar menos aportaciones de los ríos, o no porque un mayor calor supone una mayor evaporación y por tanto más agua en la atmósfera. Además, el frente puede descargar encima del mar de forma que no llena ríos y pantanos pero si se vierte en el mar. En cuanto a la desaparición de sus depredadores, poco puedo decir con los datos que se aportan, me es imposible desmentirlo o confirmarlo.

De cualquier manera, resulta tedioso asistir un lunes sí y el otro también a un desastre climático tras otro. El medio ambiente tiene muchos más matices que pueden formar parte también de una información amena e interesante. El amarillismo del ABC, el sensacionalismo gratuito no hace ningún bien a la realidad. No niego yo la existencia de problemas, muchos de ellos de carácter local, muchos inevitables y otros no pero tanta catástrofe, huele y en este caso a pescado pasado.