13 de Septiembre de 2005

Por una vez estoy de acuerdo con Carod-Rovira. Lo del otro día, lo del 11 de septiembre fue una cosa de freakies, fascistas y marginales. Lo que no dice Carod o mejor dicho, no reconoce Carod es que esos freakies, fascistas y marginales son creación suya en primera instancia y del nacionalismo catalán en segunda con Pujol a la cabeza. Sí, ese mismo al que sustituyó Maragall hace ya una eternidad.

Lo malo del victimismo, uno de los combustibles favoritos de los nacionalismos, es que crean monstruos de los que terminan perdiendo el control. No es lo mismo estar en el poder que aspirar a él. Cuando ocurre esto último todo vale, el alboroto, la pancarta, incluso la violencia si no te hacen responsable directo de ella. Algaradas como estás hubo en tiempos pretéritos y sus víctimas, el PP principalmente, no tuvieron la suerte de tener un poder político catalán tan puntilloso en el cumplimiento de la ley, al menos en este caso. Esta claro que desde lo ocurrido a Bono, a los socialistas y a sus socios ni se les tose. Pero una vez en el poder y al menos de cara al público hay que demostrar cierta contención, cierto talante que diría ZP y claro los bestias, esos que no conocen ni madre ni padre si van contra su particular forma de entender el universo, arrasan con lo que sea o con el que sea. Desde el punto de vista de estos sacamantecas, el ERC del poder está muy contenido y es que por lo visto todo lo que no sea coger un piolet y clavarlo en el primer diputado del PP que se ponga a tiro, no es ser un buen nacionalista. De ahí el vapuleo que sufrieron algunos el 11 de septiembre. Los freakies, los fascistas y los marginales habrán pensado que necesitan un poco de su propia medicina para recuperar la iniciativa 'política'.

Ahora el padre reniega en público del hijo. En privado será otra cosa, en privado hasta hablan castellano y todo. Pero lo malo de renegar del hijo es que este se puede volver más animal todavía y tantos años alimentándolos con odio, historiografía manipulada y otros alimentos circunstanciales y ya no distinguen entre amigo y enemigo. Como éstas en el futuro, unas cuantas. Con ZP en la ONU solucionando lo de las civilizaciones, España pasará a segundo plano y las bestias huelen la sangre que es un primor, está en su naturaleza.

Una cosa más, ZP ha tardado muy poco en coger el tren de la política internacional como excusa para no tratar los problemas nacionales. En esto gana a Felipe González que aguantó alguna legislatura sin salir al extranjero. Este ZP ha aprendido pronto el sano arte del escaqueo.