11 de Mayo de 2006

Nos cuenta la Agencia EFE que el subdirector general de Alta Inspección del Ministerio de Educación, Pedro Uruñuela, esta un poco mosca. Resulta que en unas jornadas organizadas por el Ayuntamiento de Lugo, tituladas "Convivencia y Disrupción en las Aulas", el citado concluyó que, basándose en el resultado de una investigación desarrollada en el sur de Madrid y en la que se "analizaron los problemas de convivencia mediante los partes de expulsión de clase y las sanciones impuestas en el centro" la cosa está muy malita.

10 centros, 6.681 jóvenes de todas las edades, sexos y condiciones cursando la ESO, 13.000 partes de incidencias, algo así como dos por alumno. Uruñuela asegura que esto es "totalmente inasumible". Es más yo diría que esto es descojonante. Quien siembre vientos, recoge tempestades. ¿O eras huracanes de grado 5? Los niños están desatados, son los más rebeldes, siempre según el citado estudio, las profesoras las más agredidas o por lo menos las que más se quejan por lo que colijo que estamos creando un mundo de asquerosos machistas. Luego nos dirán que si hay mucho macho enfermizo, cuando el sistema de educación progre lo está generando. La solución, atención preferente a los cursos de 2º y 3º de ESO que son los más rebeldes y la creación de un plan de convivencia.

A mí lo que me da asco son Uruñuela, la ministra, los encargados del sistema educativo público, los pasados (incluidos los del PP) y los futuros, porque todos ellos han creado un monstruo que no saben controlar. Se elimina la disciplina porque hace pupita al alumno, se pone a los profesores en el papel de un puching ball, de un muñeco de trapo que todos golpean, se eliminan valores y actitudes fundamentales por que son poco progres o políticamente incorrectos, se les dice a los padres que no se preocupen que ellos educan a sus hijos y muchos padres dicen, que bien el Estado provee. Se eliminan los exámenes, se critica la competencia, entendida esta como un superación personal, se enseña a que la cultura no importa, se adoctrina, se manipula, se aprueba por la patilla, se eliminan contenidos o se manipulan los que quedan.

Y después de todo esto, "hay algo que no va" por lo que creemos un plan de convivencia y ya está todo solucionado. ¿Tendremos que aumentar las partidas presupuestaria para que dejen los alumnos de pegar a sus docentes?, ¿vuelve a ser esto una cuestión de dinero, el refugio de la incompetencia progresista? Yo personalmente creo que Uruñuela y los responsables ministeriales nos están llamando idiotas con todas las letras y en mayúsculas.

Pues que viva la educación pública, escuela de zotes.