29 de Agosto de 2006

La Ley de Memoria Histórica se puede convertir en el enésimo batacazo del desgobierno ZP. ERC e ICV-IU ya han anunciado su intención de oponerse a una de las leyes estrella de este presidente por accidente. Tampoco es de extrañar, seguramente los hasta hace poco compañeros de viaje del presidente Rodríguez en el tripartito catalán y en el Gobierno nacional, habrán considerado que no es lo suficientemente sectario para recibir su personal y costoso apoyo. ERC se la tiene jurada a ZP desde el desaguisado del Estatut y ya veremos lo que pasa con los Presupuestos del próximo año, como no encuentre el apoyo de CiU e IU, económicamente en extremos alejados, le veo convocando elecciones generales para antes de las autonómicas y municipales de 2007.

La Ley de Memoria Histórica, o como quiera que se la termine llamándo, es un desatino de los más gordos desde un punto de vista moral e intelectual. Moral, porque es inmoral el sacar las miserias de sólo un bando cuando en una guerra, sobre todo en una guerra civil, los delitos, las matanzas y las canalladas las cometen los dos bandos. Me resulta repugnante condenar los fusilamientos de uno de los bandos y callar o incluso aclamar, por poner un ejemplo conocido por todos, a un personajillo como Santiago Carrillo, que reconociéndole sus meritos políticos en la Transición, fue responsable de la matanza de Paracuellos. Si descubrimos a los asesinos y sus víctimas, lo hacemos con todos y si no, callamos y dejamos la labor de descubrir la verdad histórica a gente sin el colmillo retorcido y el odio como acicate, y esto me lleva al aspecto intelectual.

La verdad sobre la Guerra Civil es un trabajo para los historiadores de todos los bandos, no sólo los que muestran el carné del Partido. Me resulta lamentable que una sociedad como la española centre su política en unos hechos que se fraguaron a finales del siglo XIX y que estallaron en forma de Guerra Civil en 1936, con un periodo anterior, política y socialmente lamentable, que ahora se quiere poner como modélico y que fue la Segunda República española. Esto pasa cuando dejamos todo en manos de un estado hipertrofiado, que practica el despotismo y la indigencia intelectual. Entre las hijas de ZP que controlan la política internacional y el abuelo muerto y no resucitado del Presidente, esto parece más un asunto de Familia, no sé si siciliana o leonesa.

Y esto viene en un mal momento. Todavía hay personas que vivieron la Guerra Civil pero las que tenían 10 años en el 36, y aún son capaces de acordarse con cierta claridad de lo que ocurrió en esos años, ahora tienen 80 años. En unos pocas décadas nos dejarán y sus "cuentos del abuelo" quedarán en el olvido. Y los de la memoria histórica no tendrán ya nadie que les calle cuando su sectarismo se convierta en lo políticamente correcto.

En la sociedad española no todo el mundo está obnubilado por el mundo utópico de ZP. Hay gente que sufrió y quiere recordar al Presidente que los republicanos también asesinaron y torturaron, y que lo hicieron de manera metódica y planeada. Desde el 10 de agosto veo observando que en El Mundo se publican esquelas que recuerdan el 70 aniversario de personas que sucumbieron a manos de sus torturadores en checas y paseos. Personas que no eran nada más que españoles que vivían y trabajaban en su país y por su país, pero sobre todo por ellos mismos y por los que les eran cercanos, como lo hicieron otros en el bando republicano, todos ellos excelentes personas sin lugar a dudas. No es cuestión de nombrarlos a todos (el que lo quiera que se haga con El Mundo del 10, 13,15, 20, 23, 24, 26, 27 y 29 de agosto), pero no puedo dejar de hacerlo con algunos:

   Onésimo González Chapado, presbítero asesinado por la checa de Bellas Artes.
   Varios miembros de la familia Cabrera López de la Torre, médico, militar, farmacéutico, abogado.
   José Penalva Zaragoza, sacerdote.
   Cayetano Durádez García, sacristán.
   Manuel Benavente Guitiérrez, agricultor.
   Eduardo y Agustín Valencia Villalón, abogado y farmacéutico.
   Visitación Carrión Arcusa, peón caminero.
   Pablo Ruiz Madrid, que no conoció a su último hijo.
   Jesús María y Arroyo, sacerdote asesinado por la Checa de Fomento.

Eran gente normal como lo son ahora sus descendientes. Es posible que éstos no tenga un canal de televisión pública, que recuerdo que pagamos todos, estemos de acuerdo o no con esta ley, para recordar el trágico fin de varios cientos de miles pero no de todos. Es posible que no tengan todo un grupo editorial para recordar y convertir en políticamente correcto una versión de la Guerra Civil. Es posible que no tengan nada de eso pero son inteligentes y echan mano de lo que tienen, aunque sólo sea una esquela en el periódico, esquelas que no deberían pasar inadvertidas. No quería ZP memoria histórica, pues toma Memoria Histórica.