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25 de Septiembre de 2006

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Areopagítica
Bitácora de Alberto Illán Oviedo

Receta de las izquierdas, la intervención se cura con más intervención

La situación de Hungría va poco a poco perdiendo protagonismo en los medios de comunicación audiovisuales pero en los periódicos sigue tratándose con cierto interés. Hoy he leído en El País el artículo: "Hungría despierta a la realidad" en el que Cecilia Jan, enviada especial a la zona, da la fórmula mágica de la progresía a los males del intervencionismo: más intervencionismo que corrija lo que no ha podido corregir el anterior, y así hasta el infinito.

En el artículo, además de dejar claro en varias ocasiones que el Primer Ministro y mentiroso oficial, Ferenc Gyurcsany es un millonario de 45 años que se presentó en una coalición socialista-liberal y que se hizo millonario con las privatizaciones que se realizaron tras la caída del comunismo, da cuenta de algunos de sus logros actuales: el aumento del IVA del 15% al 20%, el de las cotizaciones sociales dos puntos, el incremento del gas un 30% y el de la electricidad un 8%. Estos dos puntos no aclara si responden al aumento de los precios en un mercado intervenido, pero dudo mucho que en Hungría los mercados energéticos estén totalmente liberalizados. Después de las elecciones que ganó Gyurcsany, el déficit en vez de bajar se ha incrementado un 10,1% y se sitúa en el más alto de Europa. Resulta que el anterior Primer Ministro, y mandatario que sustituyó Gyurcsany, Peter Medgyessy había aumentado los salarios de los empleados públicos, las pensiones y mantuvo bajos mediante ayudas los precios del gas, la electricidad y el transporte.

Algunos, como el periodista Iván Lipovecz, ven por tanto las medidas del nuevo primer ministro como necesarias para mantener la situación, "inevitables", según sus propias palabras, incluso para Víctor Orban, presidente del mayor partido de la oposición. Sin embargo, Pero Mellar, presidente de la Oficina Central de Estadísticas entre 1998 y 2003, cree que las medidas son un "callejón sin salida" y que "a largo plazo no es sostenible, porque no es una base para el desarrollo" y "tiene que haber otras maneras, con menos costes sociales".

Lo cierto es que estas medidas son inevitables sólo si lo que se pretende es mantener el mundo intervenido que creó el anterior primer ministro y que seguramente heredó de alguna manera del régimen comunista. Existe como pretende Mellar otro sistema y es la liberalización real de la economía, es decir una reducción del sector público y una apuesta por la iniciativa privada, la de todos, no la de unos cuantos mafiosos del antiguo régimen o sus herederos políticos. Resulta tedioso pero muy efectivo esta tendencia de los medios progres de identificar el liberalismo con el amiguismo y la corrupción, que nace precisamente de la existencia de lo público. Y en la información sobre Hungría no iba a ser menos, el caso es que no quede muy claro que el mentiroso era socialista.

Comentarios

 
La porción "liberal" de la mencionada coalición de gobierno la constituye la Alianza de los Demócratas Libres, que aporta 20 de los 198 diputados de la mayoría, partido que pertenece al grupo liberal-reformista del Parlamento Europeo junto a liberales tan conspicuos como Convergencia Democrática de Catalunya. Recordemos que también formó parte de ese grupo el Centro Democrático y Social de Adolfo Suárez. De modo que es más preciso llamarles liberal-progresistas, aunque lo más apropiado sería dejarlo sólo en "progresistas".
Enviado por el día 25 de Septiembre de 2006 a las 21:49 (1)

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