10 de Diciembre de 2007
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El cambio climático no le importa ni al tato
Vivimos tiempos paradójicos. Quien siga con interés los medios de comunicación en España no tardará mucho en percatarse que el cambio climático, el futuro del planeta, incluso el de la especie humana, son temas que deben importar mucho porque llenan decenas y decenas de páginas de los periódicos al cabo del mes, abren noticiarios en las televisiones, rellenan horas y horas de documentales, generan apasionados debates donde los participantes terminan recurriendo a palabras mayores. Las empresas se plantean vender y comprar dióxido de carbono para cumplir con Kyoto, las consultoras se hacen de oro asesorando a los empresarios cómo ser más sostenibles y solidarios, los ecologistas rellenan horas en los telediarios y hacen imposible la vida a los que les chistan con más fuerza de lo normal, dictan las leyes que los políticos se encargan de aprobar. Las burocracias se llenan de ministerios, consejerías, concejalías, secretarías técnicas, ingenieros, expertos y funcionarios de lo verde. El erizo de mar consigue tanta protección como el de tierra y especie nueva que se encuentra, especie que pasa inevitablemente al catálogo de especies en vías de extinción.
Con tanta tinta impresa, con tanta palabra emitida, con tanta onda hertziana saturando el espacio radioeléctrico, la última manifestación convocada en Madrid para exigir a los políticos que se encuentran reunidos en la Conferencia de Cambio Climático de Naciones Unidas, en Bali, que se dejen de discursos y actúen contra las emisiones de gases que producen el efecto invernadero, ha convocado a nada más y nada menos que... ¡¡200 personas!!
El cambio climático importa una higa al ciudadano medio, el ciudadano medio sigue usando energía, sigue consumiendo, sigue viajando, sigue comprando coches de alta cilindrada porque le gusta mucho fardar ante los amigos y demostrar que la suya es la más grande. Al ciudadano medio le interesa mucho más cuestiones como la política antiterrorista del gobierno, la política educativa y si se me apura, la posibilidad o no de que los nacionalismos consigan su pretendida independencia. Al ciudadano medio le importa un pimiento el cambio climático, el CO2, Al Gore, su grupo de amiguetes y los alegres chicos de Greenpeace, de Ecologistas en Acción, de ADENA, del PETA (menos cuando posa una modelo como Dios la trajo al mundo) o de la SEO. Al ciudadano medio le preocupa más que le metan una ecotasa por donde amargan los pepinos que la selva amazónica la quemen los agricultores tradicionales. Hubiera sido curioso ver la manifestación de la Puerta del Sol, pero claro, es que yo no estaba.
Comentarios
O sea, cuando los ciudadanos estén suficientemente ilustrados, o sea, sean todos y cada uno de ellos, a la vez, ingenierios de todas las clases, arquitectos, biólogos, médicos, pedagogos, arqueólogos, urbanistas, historiadores (desde la prehistoria hasta la edad contemporánea), físicos, químicos, y un largo etcétera, se podrán tomar buenas decisiones en cada uno de los aspectos que se tratan en el Parlamento, Cortes Autonómicas y Ayuntamientos.
Traducido al román paladino: como vosotros de esto no entendéis, ya nos ocupamos nosotros.
Por lo menos, en el despotismo ilustrado, lo reconocían.
Eso es de un relativismo epistemológico brutal. Si das el mismo valor a una superstición basada en la numerología que a una predicción científica entonces apaga y vámonos.
"sabe que es propaganda de malos políticos que pretenden manipularle y meterle mano al bolsillo."
Efectivamente existe propaganda, pero de signo contrario. Ésta pretende persuadir a los ciudadanos de que no pasa nada, y proviene de aquellos que salvaguardan los intereses nada disimulados de corporaciones cuyo negocio consiste en hipotecar el futuro de los demás.
"tras la última traca del cambio climático, que se desinflará en pocos años"
Como en el caso del agujero en la capa de ozono, si eso llega a ser así será gracias a que tomamos a tiempo las medidas oportunas a pesar de contar en contra con una caterva de indigentes intelectuales o malintencionados negacionistas.
"O sea, cuando los ciudadanos estén suficientemente ilustrados (...) se podrán tomar buenas decisiones"
Naturalmente. Por reducción al absurdo, ¿piensas que una ciudadanía embrutecida mejora la calidad democrática, o qué? No.
(Si les educáramos correctamente, todos pensaría como yo).
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