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29 de Enero de 2008

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Areopagítica
Bitácora de Alberto Illán Oviedo

A Greenpeace tampoco le gustan la piscifactorías

 

Si alguien se dedicara a recopilar todas aquellas actividades, iniciativas o simplemente ideas que critica el ecologismo militante, y en especial sus grupos más activos como el que protagoniza esta noticia, descubriría que están básicamente contra cualquier tipo de progreso que no esté controlado por sus ideas y acólitos. Después de múltiples campañas contra la pesca de todo tipo de especie que despierte un cierto interés económico, los alegres activistas de Greenpeace han dicho que lo de las piscifactorías, pues que tampoco. Así que ya sabe, si quiere peces, ya ni siquiera puede mojarse el culo.

Greenpeace asegura que la actual industria acuícola es insostenible pues genera una serie de problemas: sobrepesca, contaminación química, invasión de especies foráneas, destrucción costera y abusos de los derechos humanos. Desde luego la pesca, tal como se explota, sufre lo que se ha llamado la tragedia de los bienes comunes, es decir la ausencia de dueños. La explotación ganadera o la propiedad de las fincas es la respuesta a la caza que desarrollaron las sociedades primitivas, así es lógico y yo diría que necesario que en el mar se desarrolle una estrategia similar. La industria acuícola no ha hecho más que despegar, pero en unos pocos años se ha hecho un hueco más que aceptable en la producción de alimentos. El número de especies explotadas es cada vez mayor y la calidad de los productos también. Es lógico que estos amigos del poder quiera meter mano donde huelen dinero, es lógico que este tipo de explotación empiece a sentir su aliento.

Analicemos someramente los problemas planteados. Dicen que la acuicultura produciría sobrepesca porque, agarrémonos los machos, se pescarían peces salvajes para hacer harina de pescado que se usaría en las explotaciones para alimentar a los domésticos. Esto es un tanto extraño, primero porque ya que tienes los medios, sería mejor pescar aquellas especies que sean más rentable y las que terminan en fábricas de harina de pescado, no deben serlo. La harina de pescado, que sí se usa en la alimentación de los animales, suele venir de los despojos que no se usan en las industrias del pescado, una manera de sacar mayor rentabilidad. No sería más lógico que a mayor industria acuícola, manos pesca. Esto suena más a un invento o una exageración de Greenpeace que a una realidad contrastada.

En cuanto a la contaminación, pues sí que se puede producir y seguro que se produce, como ocurre en las granjas. Pero debemos entender que los dueños de las explotaciones, salvo que reciban subvenciones por el morro y no se preocupen demasiado del mantenimiento, tenderán a reducirla o eliminarla y en cualquier caso, los afectados podrán denunciar la situación y exigir la restitución de lo afectado. Se puede y se debe pedir el uso responsable de medicamentos o cualquier otra sustancia, pero poco más podemos hacer.

La invasión de especies foráneas tienen un tratamiento similar a lo anterior. Es verdad que se traen especies que no son autóctonas, pero ¿qué empresario quiere que se escapen y reducir así la rentabilidad y la efectividad de la explotación? De hecho, no puede dejar de pensar en los ecologistas que han entrado en las granjas de visones y los han soltado para “protestar” por el trato que se les da. No será ni la primera ni la última vez que los alegres activistas verdes se dedican a engañar a la gente con actos ilegales para encasquetárselos a otros y realizar denuncias falsas.

La destrucción costera, o fluvial, existe como en cualquier otra actividad que se haga en la zona, desde un puerto donde los de Greenpeace mantienen su barco a una playa artificial donde toman el sol tras un duro día persiguiendo balleneros, pasando por  las casetas desde las que los ecologistas vigilan nuestros pasos. La destrucción dependerá del número de explotaciones, de su ubicación y de la manera que estas infraestructuras se integren en la naturaleza, pero por muchas que haya, no serán equiparables a todas esas urbanizaciones que los ayuntamientos y Comunidad Autónomas hacen crecer como hongos.

En cuanto a abusos de los derechos humanos, a no ser que los peces se les considere ahora personas, supongo que esto sólo es el típico ataque al capitalismo de estos grupillos de medio pelo que pretenden imponer, vía Estado con el que se suelen aliar en sus delirios de poder, su particular punto de vista.

Por último, sólo quiero comentar una de sus recomendaciones. Dicen que: “Es vital que tanto consumidores como distribuidores de estos productos conozcan los impactos reales de la acuicultura”. Esto es un brindis al sol, nadie tiene capacidad para saber a ciencia cierta que lo que se consume se ha producido siguiendo un cierto protocolo o bajo ciertas condiciones. ¿Adivinan quienes van a ser los que van a controlar, y cobrar por el servicio, las condiciones idóneas de los alimentos verdes? Pues eso, que van donde huelen el dinero y la riqueza.


Comentarios

 
No dudo lo que afirmas en el artículo, pero me gustaría un enlace hacia la noticia o el texto donde Greenpeace afirma tales cosas ("sobrepesca, contaminación química, invasión de especies foráneas, destrucción costera y abusos de los derechos humanos").

No porque no crea que lo afirmen, pero me gustaría ampliar información.
Enviado por el día 29 de Enero de 2008 a las 22:47 (1)
Mira que eres vago, está en la portada de su web: http://www.greenpeace.org/espana/news/greenpeace-d...
Enviado por el día 29 de Enero de 2008 a las 23:34 (2)
Gracias por el cumplido.
Enviado por el día 30 de Enero de 2008 a las 09:32 (3)
Al paso que van no faltara mucho para que tambien se quejen por la reforestacion inmoderada que extiende los bosques sin control y cambia la naturaleza de manera dramatica total malo si lo haces malo si no.
Enviado por el día 30 de Enero de 2008 a las 18:34 (4)

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