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27 de Julio de 2004

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La Hora de Todos
Bitácora de José Carlos Rodríguez

Falacias

Ayer publicó el Mises Institute un gran artículo. Otro. Se centra en diez falacias, evidenciadas en los últimos 230 años. Nunca está de mal recordar lo falaces que son algunas ideas que mantiene la gente, pero en esta ocasión creo ver cierta intención política que, todo sea dicho, me parece muy sana. Y es que me he acordado de George W. Bush y de la santa de Barbara según iba leyendo varios de los puntos. Los voy a recordar.

Los dos primeros son los de la ventana rota y la conveniencia económica de las guerras. Están relacionadas. La primera dice que romper una ventana es beneficioso porque se crea empleo para los fabricantes de ventanas, y en el segundo se sigue la misma lógica pero a mayor escala, con otras falacias añadidas, como el multiplicador. El error está en no tener en cuenta que la sempiterna escasez nunca nos abandona, y que por tanto con los medios disponibles siempre hay bienes que se necesitan y están por producir, sin que necesitemos crear una necesidad de forma artificial, destruyendo la riqueza. Que es lo que hace una guerra. Además divierte recursos de la producción de bienes que demanda la sociedad, expresada en el mercado, a la producción de bienes necesarios para la guerra, que no sirven por lo general ningún fin humano y que por el contrario en la mayoría de los casos destruyen las vidas y la propiedad humanas. El ejemplo de la guerra ha sido muy querido de los socialistas, para mostrar lo beneficioso de la actuación pública. Lo fue en la I Guerra Mundial (Mises de hecho escribió su artículo sobre el socialismo en respuesta a este argumento) y de nuevo lo fue en la II GM, ahora con la combinación con Keynes.

La tercera falacia es que la mejor forma de financiar una guerra es por el empréstito público. Históricamente se ha recurrido a la inflación. El endeudamiento puede parecer un mejor sistema, pero Adam Smith sugirió que lo mejor era que la sociedad que se enfrentaba al posible enfrentamiento bélico fuera la que se pagara en el presente el coste, por medio de los impuestos. Ni que decir tiene que Bush hijo ha seguido el ejemplo contrario. Los socialistas, por cierto, en contra del déficit cero.

En cuarto lugar el autor del articulo nos refiere a la idea de que el déficit beneficia la economía. Gastarse lo que uno no tiene ni ha generado, es cierto, da sensación de riqueza. Pero por supuesto falsa.

Es bueno promover las exportaciones. H. A. Scott Trask cita cuatro métodos que rivalizan en violencia. 1) La presión militar. 2) Subsidios a la exportación. 3) Devaluación. 4) Bajar artificialmente los precios. Merece la pena leer lo escrito sobre este último punto, porque ilustra cómo las intervenciones en los precios tienen consecuencias complejas e inesperadas.

El proteccionismo funciona. Nueva referencia velada a Bush, enésimo presidente con tintes proteccionistas. No llega a los niveles de Reagan, de todos modos. Rothbard, en su implacable lógica, siempre desafiante de los esquemas establecidos, dijo. ¿Porqué quedarnos en las fronteras de los países? Si el proteccionismo es bueno, ¿Porqué no llevar las tarifas a las regiones? ¿Porqué no que cada ciudad ponga la suya, o cada barrio? En tal caso se destruiría la división del trabajo, el proceso que más favorece la creación de riqueza.

El séptimo es que a finales del siglo XIX había un capitalismo de laissez faire. Vale, si me valoras... Pero si me comparas... El octavo es interesante, porque se refiere a la idea de que las grandes corporaciones favorecen la libertad económica. Recurro de nuevo a Murray N. Rothbard, quien como historiador ha mostrado que es exactamente lo contrario. Las grandes empresas son aliadas del intervencionismo, que siempre beneficia a unos frente a otros, y puestos a beneficiar, ¿porqué no ellas? Al fin y al cabo tienen cierta relación de querencia con el poder y no son nunca desagradecidas. Bien nacido, ya se sabe.

Los dos últimos se refieren a que Hamilton fue un buen liberal y a que debemos elegir entre el agro y la industria. Esta última no tiene sentido en el libre mercado, ya que no hay elección como tal, sino cambio y desarrollo; pero sí en un sistema de planificación. Además uno crecerá frente al otro como porcentaje del PIB por el mero hecho de que si uno tiene una mayor parte de la tarta, el otro la tendrá menor. Pero eso no tiene ningún sentido económico.

Comentarios

 
Gracias, excelente.
Enviado por el día 27 de Julio de 2004 a las 21:33 (1)

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