30 de Junio de 2006
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Una definición de anarquía
Anarquía no es la ausencia de Gobierno. Es la presencia de un sistema que mantiene la paz de un modo suficientemente bueno, como para no permitir que ninguna entidad monopolice la violencia en regiones enteras (aka formar un gobierno).
Lo cual me sugiere:
1) Monopolizar la violencia es impedir a otros utilizarla de forma legítima. Si una organización impide a un individuo o varios hacer uso de la violencia para la defensa apropiada de sus intereses legítimos, está violando sus derechos.
2) Si ninguna organización limita el derecho de terceros de hacer un uso legítimo de la violencia, cada persona o asociación de personas podrá hacer un uso efectivo de sus derechos.
3) Si es este el caso, estamos, efectivamente, en una sociedad anarquista.
Comentarios
Y en una sociedad así ¿quién defiende a los incapaces de defenderse por sí mismos?
Y habría empresas dedicadas específicamente a eso. Los barrios contratarían servicios privados de seguridad, cuyo coste se repartiría entre los vecinos, como en la propiedad horizontal.
La definición es dogmática, utópica y no explicada. Se dice: la anarquía no es anarquía, es un sistema magnífico. Jugar a manipular las palabras era cosa de los socialistas, parece que ahora lo es de más gente...
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¿Eh? ¿Sólo son sistemas los que han sido diseñados explícitamente?
> y que evita la violencia sin usar la violencia
¿Dónde dice eso? Dice no permitir que ninguna entidad monopolice la violencia.
La democracia en sí no ha sido diseñada, tampoco la monarquía: han emergido de la nada por la acción colectiva de las personas y su modo de agruparse para dar solución a una serie de problemas. En este sentido, dado que la anarquía no ofrece controles de la acción colectiva o la niega, resulta obvio que se puede excluir de la categoría de "sistema" a dicho desorden. Otra cosa es que juguemos, como decía, a las palabras y ejerciendo de construccionistas utópicos digamos cómo sería (!)la anarquía para "no permitir que ninguna entidad monopolice la violencia"; buena suerte en esa labor utopista.
Salud y libre comercio
Multiples fuentes legítimas de fuerza defensiva y retaliatoria es mucho más justo y eficaz que una sola fuente ilegítima.
Te niegas a entender qué es la anarquía. Claro que hay sistema: un sistema de fuerza defensiva sin monopolista. Imaginate un pueblo pequeño...
Vamos, tú puedes.
La anarquía, en los términos expresados, podría ser sumamente injusta (impunidad del ladrón o el extorsionador; ya que recordemos que para el teórico ancap la amenaza no es un delito y por tanto quien pagase al extorsionador lo haría "voluntariamente") y no sería en absoluto adecuada para enfrentarse a un ejército agresor organizado sobre las bases del mando único, disciplina y uso concentrado de las fuerzas militares. Ni justo ni eficaz.
Dice usted que me niego a entender la anarquía, pero más bien debiera decir que me niego a entender que la anarquía significa orden angelical o perfección: que parecía el objeto de esta anotación, confundir anarquía, un anhelo ideológico y utópico, con un sentimiento o un principio ético innegable en su bondad (juegos de palabras a los que los socialistas nos tienen acostumbradísimos). En ese sentido... no cuela.
Salud y libre comercio
Uso de la fuerza o amenaza directa del uso de la fuerza, ver common law, ver derecho romano privado, ver critarquía irlandesa, etc.
Nadie dice que la anarquía sea orden angelical o perfección. Es menos imperfecto que la socialdemocracia y tratar de limitar un monopolio, eso sí.
¿Nadie dice que la anarquía es un orden angelical o perfecto? Francamente, yo creo que esa concepción es premisa indispensable de la afirmación: "el estado no es necesario". ¿Por qué? A mis razones anteriores me remito.
Por otra parte no entiendo en qué es más imperfecto un orden estatal de corte socialdemócrata que un "estado de cosas" anárquico. No veo por qué habría de serlo salvo a un nivel exquisitamente teórico: el problema ancap es que niega el impulso humano a la coacción, sobre esa base todo su orden angelical es posible... La anarquía tendría enemigos y le sería dogmáticamente imposible el defenderse de dichos rivales toda vez que aquellos no serían anarquistas salvo en los métodos dado que hasta los más rufianes de entre los criminales tienen cierta jerarquía y obediencias.
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Dentro de esa acción humana están encuadradas también las acciones colectivas puesto que igualmente humanas son.
En un mundo Ancap lo que se está negando es el derecho a la coacción. Calificarlo de delito ya implica necesariamente algún tipo de organización que así lo califique. Pero de hecho, el Ancap no niega para nada las acciones grupales y por tanto entiende que la convivencia social se puede regular por la costumbre de manera que la ley consuetudinaria se entiende como fuente del derecho. Entonces del delito surge cuando una determinada acción choca contra él.
Ocurre, sin embargo, que afirmar taxativamente que dichas fuente del derecho no va a acabar coaccionando al individuo en el uso legítimo de su libertad es suponer que la acción humana va a estar siempre orientada a la no coacción cuando en el ejercicio de la convivencia social el grupo puede imponer costumbres que limiten la libertad aun cuando, en principio, las acciones no tienen porqué atentar contra otros. Y esto es así porque el propio concepto de conciencia colectiva y de conciencia individual no deja de ser eso, una acción humana. No olvidemos nunca que siempre hay una idea de pertenencia al grupo que caracteriza mi acción tanto en cuanto dicha pertenencia de ma seguridades, orgullos de tal manera que los éxitos del grupo se consideran éxitos individuales, aun cuando no se haya participado directamente en ello, como los fracasos se consideran igualmente fracasos individuales, aunque algo minorados en este caso, somos así. Si alguien duda de esto miren lo que pasa con los mundiales de fútbol, la cantidad de fracasos individuales a costa de la pérdida de un partido que juegan once.
Bueno si eso ocurre con el fútbol pensemos qué ocurre con las victorias militares.
Esto tendría que ser demostrado, porque no estamos hablando de una sociedad totalmente individualista en la cual las acciones grupales estar limitadas. Si aceptamos el surgimiento del derecho consuetudinario hemos de aceptar las que existe la posibilidad de que la pertenencia voluntaria al grupo imponga condiciones de pertenencia que limiten la libertad individual. Si dicha pertenencia implica el compartir victorias y derrotas, nos encontramos con colectivos que pueden tener como objetivo el dominar a los demás. Es decir, estamos encontrando un grupo totalitario que pretende la dominación de los demás, que tanto en cuanto tengan el control sobre un territorio diferente del resto en el cual impongan sus condiciones no ya sólo la pertenencia al grupo sino la propia existencia de las posesiones estaría supeditada a dicho grupo.
Recordemos que nadie puede plantear establecer una defensa coordinada de la libertad salvo que los individuos así se coordinen, es decir, o existe un sistema que limite la acción de grupos totalitarios o tendremos que la sociedad anarquista debe asumir que puede contener dentro de si la existencia de dichos grupos.
Esto sugiere que una vez establecidos dichos grupos la defensa privada tiene ya establecida una posibilidad de agresión, la posibilidad de la existencia de una amenaza que considerada en justa medida puede empezar a sugerir el aumentar el coste de la defensa de aquellos individuos que decidan asociarse para obtener el respaldo de la empresa que le asegure sus propiedades y libertad tanto en cuanto el crecimiento de esos grupos, colectividades totalitarias, empiecen a suponer un peligro.
¿Cuál sería la publicidad que dichas empresas usarían para conseguir clientes sin que hayan ya participado en algún enfrentamiento real que demuestre su verdadera capacidad?
Ese es otro de mis interrogantes.
Pero sigamos, si la pertenencia aun colectivo totalitario no puede estar sometido a control por parte de nadie, no hay poder que así lo limite, la pertenencia a un colectivo anarquista realmente tampoco. Es decir, no se puede negar la posibilidad de aliarse con los vecinos que quieran defender una determinada forma de vida. Así es, pero ocurre que la pertenencia a dicho grupo de defensa del modo de vida anarquista está sujeta a mas limitaciones que las propias comunas totalitarias. Si lo vemos razonadamente y aunque la no coacción fuese la costumbre general puede ocurrir que el adscribiese a una comuna totalitaria lleva aparejada el sometimiento aun líder, y el dejar de pertenecer a ella puede llevar aparejado la perdida de cualquier posesión que pudiera tener en dicha comuna e incluso el estar sometido a la posibilidad de perder la vida. No es que sea en sí muy atractiva dicha comuna, pero cosas más raras se ha visto. No en vano, una secta religiosa como los musulmanes fueron una formidable fuerza militar que se expansionó con la motivación de ganar la vida eterna al morir por la religión. No hablo de la maldad intrínseca de una determinada religión sino del mecanismo por el cual muchos individuos pueden verse impelidos a actuar contra otros por un “bien común”.
El mantenimiento del anarquismo en el cual nada obliga colectivamente se enfrenta pues ante una amenaza real.
Si, las armas cortas son baratas. Las nucleares no. El fanatismo es un componente de la acción humana, y la dejadez y los free raiders también. La acción colectiva para la defensa de la individualidad, que también puede existir es en sí un freno para el anarquismo.
Bastiat, hace tiempo que vengo leyendo con atención sus comentarios; sería un placer que contactásemos: blascomartnez@yahoo.es
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El problema que creo que se tiene a la hora de analizar la cuestión político-social es que por un lado hay quienes identifican al estado como la fuente de los males y otros lo identifican como la solución.
Quizás lo verdaderamente acertado sería encontrar un compromiso entre estabilidad institucional y anarquía, pero la propia naturaleza humana a lo que lleva es a la continua lucha de unos contra otros, no en el lobo contra el hombre sino a la necesidad vital de cada individuo de superar a otros mediante su acción individual o mediante su participación en grupos. Pero esa acción es éticamente irreprochable en el momento en el que no se usa la coacción. Y es ahí dónde interviene el concepto fundamental del anarquista, la No Coacción. Cualquier actitud que un anarquista pretenda imponer a otro ya empieza a descalificarle como tal.
Eso sí, si no se huye de la coacción, si se entiende que el respeto al otro no forma parte del bagaje cultural, ético y moral de la persona, entramos en la imposibilidad del anarquismo, no porque sea extravagante sino porque no es viable al haber sujetos que niegan el respeto a los demás.
En cuanto a lo de quedar, pinche en mi nombre.
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