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26 de Junio de 2006

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Orden Natural
Bitácora de Juan Fernando Carpio

Liberalismo e indiferencia



Tiende mucha gente a caricaturizar el liberalismo ("laissez faire, laissez passer") e incluso -y más lamentable aún- algunos liberales lo hacen también, como una postura amoral. Es decir, que porque planteamos que el uso de la fuerza en las relaciones humanas debe estar limitado a la defensa de los derechos de las personas, el resultado de la interacción social nos es o debe ser indiferente.

Nada de eso.

Ciertamente el liberalismo es una doctrina ética (específicamente, política) y no moral, y establece un concepto de justicia preclaro.

Pero no por eso, el liberal deja de ser ser humano y poder ejercer su humanidad en el resto de ámbitos. Es decir, el liberal en tanto liberal sostiene unos valores políticos que para nada riñen con su capacidad de ser firme autoridad en su hogar, líder en su barrio, predicador de su espiritualidad, motivador de beneficencia en causas varias, ídolo musical, ícono intelectual o literario, etc etc. Es decir, simplemente porque las formas forzosas de relacionarse con los demás estén éticamente vedadas a quien respete la vida y propiedad ajenas, es decir al liberal, no dejan de estar abiertas al ser en realidad muchísimo más vigentes tanto como efectivas las formas pacíficas de persuadir e influir sobre los demás. Y cuando hablo de influencia, por supuesto me refiero a influencia conciente y/o deliberada.

El liberal no es un atomista, un hippie de derechas, ni un ser indiferente, per se. Puede serlo, y está consagrado su derecho a serlo. Lo que diferencia al liberal del resto de personas que buscan un cambio en tal o cual sentido en su comunidad es que aquél elije formas respetuosas de la dignidad humana. Ni se desentiende ni es un comedido a punta de pistola (o impuestos al final de los cuales está una pistola, ni legislación positiva...etc). Por el contrario. Quien más respeta la dimensión plena del ser humano como sujeto de derechos, más puede involucrarse correctamente pues la primera regla de la ayuda, influencia, educación y cooperación con los demás debe ser la misma que la de la medicina: "para empezar, no hacer daño". Por tanto es el liberal el más indicado para probar, y con la humildad que caracteriza al pensamiento individualista, soluciones a las distintas situaciones o problemas que se presentan a sus semejantes. Lo que debe estar claro también es que el liberal sabe bien, como ya lo dijo Adam Smith (mejor filósofo que economista en ocasiones) que las preocupaciones de uno se ordenan -es lo sano, es preciso para la gran mayoría de nosotros- y se deben ordenar, partiendo de uno mismo en concéntricos círculos de éxito demostrado y aceptado por el resto de participantes en nuestras acciones. Esa es la gran diferencia entre la verdadera ayuda y la influencia constructiva, contrastadas con el intervencionismo estatal y a nivel individual, los metiches. Mi relación, mi hogar, mi barrio, mi empresa. El resto, quizás y con cautela.

En palabras de Terencio: Homo sum, humani nihil a me alienum puto (Hombre soy, nada de lo humano me es ajeno) pero también indicó claramente que Proximus sum egomet mihi (La caridad empieza por casa)


Comentarios

 
El liberalismo tiene ética, el anarcocapitalismo no. Y digo esto porque la "ética de todos", la libremente desarrollada, no es idéntica a respeto como el anarquismo pretende. La "libertad ética", la libertad mientras no se agrede, puede favorecer en muchos casos la preparación de la violencia, la preparación del marco intolerante.

El liberalismo se enfrenta a una verdad; si aceptamos la política como algo irremediable, que lo es, el liberalismo: por imperativo categórico debiera reconocer la inevitabilidad del imperialismo. La libertad no sólo puede ser fomentada sino que en ocasiones ha de ser impuesta. ¿Qué sentido tiene el pregonar la libertad en casa y ser indiferente a las tiranías de fuera?

La romanización fue un hecho histórico notable, lo fue asimiso el imperio británico, ¿por qué no el imperio de la libertad?

Salud y libre comercio
Enviado por el día 26 de Junio de 2006 a las 22:36 (1)
Desde luego no concuerdo. Y desde luego confundes ética y moral.
Enviado por el día 26 de Junio de 2006 a las 23:39 (2)
¿Me explicas: "La libertad no sólo puede ser fomentada sino que en ocasiones ha de ser impuesta."?

Enviado por el día 26 de Junio de 2006 a las 23:41 (3)
Hay determinadas faltas de ética, por así llamarlas, con la que los hombres no pueden contemporizar. Usted en Ecuador no desciende directamente de ellos, pero los mexicanos sabrñan de quién hablo. No imagino que nadie defendiese por multiculturalismo el sacrificio de personas de forma ritual (los mismos romanos, paganos ellos, prohibieron esas prácticas taxativamente y no pocos murieron para imponerlo) y del mismo modo, siguiendo esa línea de pensamiento, juzgo hipócrita el que se contemporice no ya con genocidios sino con dictaduras asesinas; pueden y deben ser eliminadas. Esa tarea tarde o temprano será llevada a cabo, sólo es precisa la fuerza moral para realizarlo. A ver si lo aceptamos: desde la caída del imperio británico, auspiciada por la ONU, regiones de este planeta se han sumido en el más absoluto caos autogestionario (Ýfrica sobre todo). La autodeterminación de los bárbaros ha sido una tragedia para todo el que ame la civilización y los montones de millones de cadáveres en que año tras año se entierran a si mismos nos demuestran hasta qué punto hemos de intervenir si no queremos que ello se salga de madre. En sus entornos barbáricos no es de esperar que la justicia o la libertad se implanten espontáneamente (está además la presión de los estados foráneos que prolongan en el poder a los tiranos bárbaros por puro interés mercantilista) y como Roma iluminó el mundo hace siglos Occidente iluminará la oscuridad, removerá la barbarie. Estar en contra de cómo se haga esa imposición es posible, estar en contra de que se haga es simplemente absurdo.
Enviado por el día 27 de Junio de 2006 a las 00:10 (4)
Nadie hace comparaciones intertemporales injustas, iracundo, si no interespaciales.

Enviado por el día 27 de Junio de 2006 a las 00:28 (5)
¿Se te ocurren otras formas de influir que no sea enviando soldados? Vamos, un poco de imaginación, iracundo.
Enviado por el día 27 de Junio de 2006 a las 00:33 (6)
iracundo, retomo la primera frase de tu primer comentario en esta página: ¿es decir que sólo los neocons son liberales? A tiene que ser A para empezar.
Enviado por el día 27 de Junio de 2006 a las 01:02 (7)
La soberanía de los africanos, su autodeterminación dichosa, les conduce a la guerra permanente. Esas instituciones han de ser removidas por parte de un poder imperial parejo al británico de otros tiempos. Eso ahorraría muertos y ahorraría, si nos fijamos en el monto de ayuda que es desperdiciada siendo enviada por esos lares, casi hasta dinero. Que la civilización occidental tome el control de Ýfrica o cualquier país bárbaro no es un problema de dinero, ya derrochamos cantidades bélicas "ayudándoles" (a sus dictadores); no es una campaña militar imposible o prohibitiva. El problema es de fuerza moral; el problema es que la sociedad occidental está envenenada por esas ideas de "los derechos de los pueblos", el problema es que esa emponzoñada sociedad no puede tragar ver a dos soldados siendo apaleados en plena calle por los oscuros oscurísimos enemigos de toda libertad de una Somalia o un Sudán (EEUU podría haber mantenido el orden en Somalia de no ser por las presiones de la ONU y de la CNN y sus famosas imágenes). Se pueden conseguir grandes cosas a través de una labor imperial para con los países no civilizados; la historia está trufada de ejemplos de no sólo su naturalidad sino de sus grandes beneficios. Respetar la barbarie es ridículo y más por derechos tan estatistas y absurdos como la "autodeterminación". A mi no me gusta que se autodeterminen los ladrones, tampoco me gusta que los bárbaros lo hagan y que, encima, los "excedentes" de sus luchas intestinas tengamos que asimilarlos. Se puede empezar a civilizar a los bárbaros en su terreno o esperar a que nos copen y barbaricen a nosotros (en este punto considero imprescindible la visión desarrollada por Kantor en tantos y tantos posts suyos)

Enviado por el día 27 de Junio de 2006 a las 01:18 (8)
¡Más realismo político! Si hay imperio de la ley...¿por qué no de la libertad? Le invito a que lea "El Imperio Británico" de Neill Ferguson y compruebe hasta qué punto el sojuzgar al imperio mogolo acabar con los rajás no es cosa tan mala pese a ser poco multicultural. Es curioso decir que el bueno de Mises alababa en sus escritos al imperio británico, siendo liberal, y le criticaba el no haber impuesto la supresión de las castas sociales en la India: ¿eso no es imponer la libertad?

Por último: no ser anarquista no equivale a ser neocon. Por cosas que expuse en mi blog sostengo que el modelo anarquista sugerido por algunos (principalmente Rallo, que se atreve a mostrar sus ideas más pragmáticas en su descarnada desnudez) carece, en último término de ética o, por lo menos, contribuye a generar un (des)orden de cosas que deviene en el irrespeto de todo derecho real o presunto de las personas. El ejemplo de esa falta de ética era el de la forma en que se concebían los incentivos a contratar con una agencia de defensa privada: te expones a que todo el mundo te saquee pese a vivir puerta con puerta con un tipo que goza de seguridad: "cristianismo" puro (es curioso que si para intentar rebatir esto se apela a la "caridad" privada no se hará otra cosa que reconocer el impulso de defensa colectiva que por contraposición establece la norma del ataque colectivo y, por tanto, la vigencia del término estado-nación).

No obstante, es bien conocida la polìtica irresponsable de quiénes se dedican no ya a repartir carnets de liberales, que es muy legítimo, sino a meter en el mismo saco a izquierdistas y conservadores. Ya se sabe que el camino de todo pensamiento underground o con vocación underground es cuesta abajo... y sin frenos.

Salud y libre comercio
Enviado por el día 27 de Junio de 2006 a las 01:25 (9)
iracundo: yo no estoy a favor del multiculturalismo, empecemos por ahi.
Enviado por el día 27 de Junio de 2006 a las 01:56 (10)
tampoco eso de la autodeterminación me interesa, salvo que sea la del individuo.
Enviado por el día 27 de Junio de 2006 a las 02:00 (11)
Pues la soberanía de los bárbaros, esto es: el poder de sus dictadores, se levantasobre esa autodeterminación descolonizadora que ha causado muchos más muertos que todo el colonialismo precedente. Esos son los hechos. Esa soberanía, ficticia por otra parte: cómica, no debiera ser respetada cuando es precisamente aquélla la que impide la autodeterminación del individuo, algo imposible en las zonas sometidas al flagelo de la barbarie.

No sugiero que usted sea multiculturalista, sólo me pregunto cuáles son los motivos que le empujan a considerar que la libertad no puede ser impuesta.

Salud y libre comercio
Enviado por el día 27 de Junio de 2006 a las 02:07 (12)
Que creo que es repetir el error del marxismo eso de que se pueda trasvasar una serie de valores ético-políticos y culturales a otros grupos humanos. Es decir, no porque ud vaya a Angola y establezca una república de gobierno limitado (si existe tal cosa ya en la práctica o es posible por más de un lustro) los angoleses van a adoptar una visión del mundo distinta, ipso facto. Los valores tienen más posibilidades de adoptarse via intercambio comercial y educativo que por medio de un ejército. Latinoamérica tiene toda la tutela estadounidense que ha sido posible, CIA y marines incluidos, pero sigue votando por Evo Morales y Hugo Chávez. Eso debe decirnos algo.
Enviado por el día 27 de Junio de 2006 a las 02:47 (13)
JFCarpio, quizás lo que nos debería decir sobre ese algo es que el análisis individualista sobre el que hablé en el hilo de Milton, vale para sociedades donde sí se respete la libertad individual, pero que a la hora de la realidad, del día a día, los movimientos grupales, de masa, conceptos como nación, lucha de clases, perturban ese análisis individualista.

La realidad es esa, pese a los indudables beneficios de la libertad la gente suele aliarse para lograr sus beneficios particulares a costa de otros. Es decir, si uno pertenece a un grupo, pandilla o nación, más poderoso que el resto, su valor y su percepción personal de lo que le rodea y, por lo tanto de si mismo es así mismo poderoso.

La conciencia de clase que impone el socialismo, o la conciencia de tribu que impone el nacionalismo debilita la posición individualista.

Por ello surge la duda a la hora de “promover la libertad” sin “defender la libertad” de manera efectiva y contundente. Es decir, de imponer la libertad.

Pongamos un ejemplo muy manido pero no rebatido adecuadamente. Supongamos que estamos en una sociedad dónde existe una constitución libertaria (esto implica necesariamente una cierta forma de Estado) y dónde los derechos individuales son efectivamente defendidos (que no es el caso exacto Ancap). Si por movimientos migratorios que no serían para nada refrenados, el equilibrio social bascula hacia unas formas culturales en las cuales una religión trata de imponer a la sociedad su particular forma de vida ¿se ha de defender o no esa sociedad liberal de esa agresión? ¿Cómo lo haría?
Enviado por el día 27 de Junio de 2006 a las 09:35 (14)
¿Imponer la libertad? eso suena bastante absurdo. Quiere decir, impondremos la no imposición, prohibiremos las prohibiciones. La libertad no se impone, se ejerce; es imposible obligar a alguien a ser libre, además de contradictorio. Lo que si pelearemos y peleamos es contra los que imponen la no libertad, los liberticidas. Pero luchar contra un liberticida no es imponerle la libertad a el, es ejercer la libertad nosotros mismos (o ayudar a otros a ejercerla).
Enviado por el día 27 de Junio de 2006 a las 14:43 (15)
Carpio, comete un error clave: poner de ejemplo a EEUU. EEUU fue el promotor de la destrucción del imperio británico: al que saboteó financieramente. EEUU vive obsesionado con el mito de su propia independencia, de su pasado colonial, pero no reflexionan sobre un importante punto que señala Bastiat.

Los colonos americanos se rebelaron en contra de un poder que dirigía sus vidas ajeno a las condiciones de dichos colonos (impuestos sin representación) bajo un orden de cosas que por su despotismo era inevitablemente mercantilista (si bien Inglaterra era ya el país más libre del mundo) que no les permitía enriquecerse a los que llegaban al Nuevo Mundo tanto como podrían siendo independientes. Querían más libertad y la pagaron con sangre.

Así, los americanos obtuvieron su libertad pero llegaron a la conclusión de que el colonialismo era en sí mismo algo despreciable y que no reducirían a otros pueblos a la condición de colonias como había hecho la "pérfida" Inglaterra. Se identificó libertad con autodeterminación: error. Es un error porque la autodeterminación puede traducirse en la opresión de minorías y en la pobreza absoluta de un lugar. La autodeterminación de los bárbaros, en ese sentido, no puede ser un valor sino para quienes se declaren aislacionistas y, en último extremo, relativistas morales.

Imposición y defensa de la libertad pueden ser lo mismo ya que "lo único que necesita el mal para vencer es que los hombres buenos no hagan nada".

Salud y libre comercio
Enviado por el día 27 de Junio de 2006 a las 15:18 (16)
Erthel: la libertad que usted esgrime es el típico libre albedrío del cual se sirven los socialistas para negar la existencia de libertad. Libertad no es libre albedrío sino libertad de elección; ¿puede un bárbaro elegir? NO, elige la tribu; ¿sería malo remover esa tribu sabiendo que es un estadio muy atrasado de la evolución? Bajo mi punto de vista no, y el fenómeno de la inmigración evidencia sorprendentemente el suicidio que puede llegar a implicar no remover a esas deficientes culturas.

Enviado por el día 27 de Junio de 2006 a las 15:22 (17)

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