20 de Diciembre de 2004
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Bitácora de Alberto Illán Oviedo
Perjuicios medioambientales
El esclarecedor post de José Carlos muestra, una vez más, que uno de los principios básicos del ecologismo militante es la mentira como forma válida para la consecución de objetivos. Lo que a continuación cuento demuestra que el aparente dogmatismo en la exposición de sus principios de actuación y en su particular visión del mundo choca frecuentemente con ellos mismos. Sólo la readaptación de esos dogmas (aunque suene paradójico), unido a un ejercicio continúo en la labor de comunicación, la connivencia de los propios medios de comunicación, la cercanía a ciertos círculos de poder político y cierta ceguera colectiva, quizá por desconocimiento, quizá por que para muchos las buenas intenciones son suficiente, permiten que estos colectivos sobrevivan incluso con pingües beneficios, no sólo monetarios.
Uno de los pendones que se agita con frecuencia en la lucha del movimiento ecologista es la necesidad del cambio en el modelo energético de generación. Las energías, digamos clásicas, son contaminantes, sucias, dañinas. Las alternativas, fotovoltaica, y eólica fundamentalmente son las favoritas de los colectivos. Pero claro, sobre el papel todo es muy bonito, las alternativas nada manchan, su inmaculado futuro nadie cuestiona. Hasta que llega la realidad y lo bonito se convierte en una especie de matanza indiscriminada cuyo final nadie ve claro.
Pero que nadie se alarme. La Asociación Naturalista de Aragón, conocida con el palmípedo nombre de Ansar, ha llevado al fiscal los perjuicios de los parques eólicos de su tierra, ese apéndice de Cataluña que es en lo que se está convirtiendo Aragón. La asociación Ansar denuncia la elevada mortandad de aves en los molinos de viento. Parece que los despistados pájaros, tan torpes como siempre, son incapaces de ver el movimiento de las descomunales aspas y claro caen como moscas. Dice Ansar que estos molinillos participan en la "sangría de nuestra biodiversidad", que existe una responsabilidad administrativa al hacer de forma deficiente los estudios de impacto ambiental y que el Gobierno aragonés no ha tomado ninguna medida al respecto. Que cae de todo, desde vencejos a águilas reales o buitres leonados.
Acaso no habían pensado que su inmaculada y maravillosa energía eólica no iba a tener estos daños colaterales. Sin entrar en la deficiencia de los estudios de impacto ambiental, de los que yo personalmente dudo de su eficacia, la colocación de un parque eólico debe basarse en que el régimen de vientos sea lo suficientemente bueno y estable para que los molinillos se muevan el mayor tiempo posible. También tiene cierta lógica que estos canales de viento sean aprovechados por diversos pájaros para ahorrar energía y desplazarse de zona en zona buscando comida. Precisamente las águilas, los buitres y los vencejos son capaces de viajar grandes distancias aprovechando el viento. Otros pájaros vivirán en los piornales o en los picachos donde se suelen colocar y, si elevan el vuelo demasiado alto, golpazo que se llevan.
Que el Gobierno haga algo supone únicamente recolocar los parques eólicos a sitios menos frecuentados por nuestros plumíferos amigos ya que cualquier otra medida sería harto difícil. No se me ocurre adecuado poner espantapájaros gigantes, ni llenar las cumbres de bocinas gritonas que espanten las aves, ni contratar halconeros ya que posiblemente pierdan su animal en algún aspa, ni me imagino que un halcón pueda espantar un águila ni mucho menos un buitre, ni rodear los molinos con alguna protección ya que de esta manera se evitaría la acción del viento.
Lo desternillante, el chiste viene cuando dan los números de semejante carnicería. Las cuentas de los animales encontrados durante la elaboración del estudio implica que cada molino mata al año 14,68 animales (aves y murciélagos). Si con esto está en peligro la biodiversidad aragonesa que venga Dios y lo vea. Para mi que en la ciudad como Madrid caen más gorriones atropellados al día que en todos los parques eólicos de España en un año.
Uno de los pendones que se agita con frecuencia en la lucha del movimiento ecologista es la necesidad del cambio en el modelo energético de generación. Las energías, digamos clásicas, son contaminantes, sucias, dañinas. Las alternativas, fotovoltaica, y eólica fundamentalmente son las favoritas de los colectivos. Pero claro, sobre el papel todo es muy bonito, las alternativas nada manchan, su inmaculado futuro nadie cuestiona. Hasta que llega la realidad y lo bonito se convierte en una especie de matanza indiscriminada cuyo final nadie ve claro.
Pero que nadie se alarme. La Asociación Naturalista de Aragón, conocida con el palmípedo nombre de Ansar, ha llevado al fiscal los perjuicios de los parques eólicos de su tierra, ese apéndice de Cataluña que es en lo que se está convirtiendo Aragón. La asociación Ansar denuncia la elevada mortandad de aves en los molinos de viento. Parece que los despistados pájaros, tan torpes como siempre, son incapaces de ver el movimiento de las descomunales aspas y claro caen como moscas. Dice Ansar que estos molinillos participan en la "sangría de nuestra biodiversidad", que existe una responsabilidad administrativa al hacer de forma deficiente los estudios de impacto ambiental y que el Gobierno aragonés no ha tomado ninguna medida al respecto. Que cae de todo, desde vencejos a águilas reales o buitres leonados.
Acaso no habían pensado que su inmaculada y maravillosa energía eólica no iba a tener estos daños colaterales. Sin entrar en la deficiencia de los estudios de impacto ambiental, de los que yo personalmente dudo de su eficacia, la colocación de un parque eólico debe basarse en que el régimen de vientos sea lo suficientemente bueno y estable para que los molinillos se muevan el mayor tiempo posible. También tiene cierta lógica que estos canales de viento sean aprovechados por diversos pájaros para ahorrar energía y desplazarse de zona en zona buscando comida. Precisamente las águilas, los buitres y los vencejos son capaces de viajar grandes distancias aprovechando el viento. Otros pájaros vivirán en los piornales o en los picachos donde se suelen colocar y, si elevan el vuelo demasiado alto, golpazo que se llevan.
Que el Gobierno haga algo supone únicamente recolocar los parques eólicos a sitios menos frecuentados por nuestros plumíferos amigos ya que cualquier otra medida sería harto difícil. No se me ocurre adecuado poner espantapájaros gigantes, ni llenar las cumbres de bocinas gritonas que espanten las aves, ni contratar halconeros ya que posiblemente pierdan su animal en algún aspa, ni me imagino que un halcón pueda espantar un águila ni mucho menos un buitre, ni rodear los molinos con alguna protección ya que de esta manera se evitaría la acción del viento.
Lo desternillante, el chiste viene cuando dan los números de semejante carnicería. Las cuentas de los animales encontrados durante la elaboración del estudio implica que cada molino mata al año 14,68 animales (aves y murciélagos). Si con esto está en peligro la biodiversidad aragonesa que venga Dios y lo vea. Para mi que en la ciudad como Madrid caen más gorriones atropellados al día que en todos los parques eólicos de España en un año.
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