21 de Diciembre de 2004
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Bitácora de Alberto Illán Oviedo
Protejamos a la infancia
No fui testigo de la siguiente anécdota pero me parece a todas luces esclarecedora. Cuando se estrenó en España la película South Park, multitud de padres llevaron a sus hijos de corta edad a ver como estos dibujos entretenían a enanos y no tan enanos. Pasados unos cuantos minutos después de empezar la película, bastantes familias desfilaron enfadados hacia la salida más cercana ante tanta obscenidad, tanto taco y tanta perversión. A mi personalmente me pasó algo parecido en la película "Master & Commander", creyendo seguramente que iban a ver una de piratas un matrimonio con sus hijos de alrededor de diez años, asistieron, supongo que para horror de los críos, a la amputación del brazo herido de uno de los protagonistas, otro niño que era grumete en un barco de guerra del principios del siglo XIX.
Sinceramente, creo que los padres y tutores han delegado la educación de sus hijos en manos de terceros. Lo primero que se debe pedir a los padres que llevan a sus hijos al cine es saber lo qué van a ver. Lo segundo asegurarse que los contenidos de esa película se corresponden con lo que los chicos de esa edad pueden ver. Algunas veces es fácil, con Walt Disney no hay problema, otras veces es mejor leer alguna crítica o esperar a que alguien conocido la vea. Por último, incluso un visionado previo evitaría sorpresas desagradables. Actuaríamos inteligentemente evitando cartas en los periódicos criticando películas que han visto niños por la estupidez de sus padres.
Estamos asistiendo a un fenómeno parecido en el mundo del viodejuego. Exigimos que terceros se preocupen en calificar moralmente cada uno de ellos para evitar ejercer el sano oficio de padre y controlar el contenido del entretenimiento. Cierto que es más difícil que en el cine pero acaso alguien ha dicho que ser padre es fácil. Es posible que un cifra dé una idea aproximada de lo adecuado que es para el crío pero en última instancia es el padre, o la madre en la mayoría de los casos, la que decide si es adecuado o no. Lo que no es de recibo es que se pidan organismos administrativos que controlen esos contenidos y se pidan a las empresas que los suavicen hasta hacerlos menos agresivos.
En el caso de la televisión se está produciendo un fenómeno parecido. Evitamos poner determinados contenidos en determinados horarios para evitar que los niños sufran no sé que problemas emocionales. Recientemente las televisiones han firmado acuerdos con la administración. Además, organismos públicos como la CAC catalana aconsejarán qué es lo que se puede emitir y cuándo. Ciertamente seria aconsejable que cuando lleguen los niños a sus casas, los padres o el padre o la madre o la abuela o quien sea que controle que el niño no vea la televisión, que haga sus deberes y que en todo caso supervisen lo que se puede ver o no. Porque los padres están para educar. Pero en los tres casos anteriores lo que al final pasa es que la sociedad, los ciudadanos, los medios de comunicación que funcionan como megáfonos de los anteriores, piden a la administración, al Estado que controle los contenidos y esto señores es CENSURA.
No hay un motivo más inmaculado, más noble que hacer estas cosas por la protección de la infancia. Quien no piense así es que es una animal. Pues sí señor, soy un animal, un cabestro, una hiena, un burro, un elefante en una cacharrería. Señores, esto es el principio de la censura porque ¿dónde pongo la línea que separa las buenas intenciones de las malas imposiciones?. El Estado nunca debe hacer algo que es sólo labor de los individuos y mucho menos la educación de los vástagos. Censura en una democracia gobernado por un partido socialista en pleno siglo XXI, sí pero la disfrazamos de solidaridad con la infancia.
La filosofía que se sigue no es muy diferente que la de la censura franquista. En esa época se ponía un velo transparente que tapaba el escote demasiado pronunciado de la diva de turno. Sí que suena ridículo pero con ello se intentaba evitar que las malas costumbres corrompieran la moral. Esta censura era hija de la época. Mucha gente pensaba que este despelote era inaceptable, algo que sólo se podía ver en la intimidad de un dormitorio y con mucho cuidado. Luego los tiempos cambiaron y la moral se relajó. En esa época los Berlanga y Bardem (el abuelo, me refiero) hacían filigranas para incluir un beso o un tobillo en la película. Ahora las cosas han mutado, en estos tiempos lo políticos hacen filigranas mucho más extrañas para meter una ley, un reglamento o una norma en la intimidad. El Ayuntamiento de Madrid ha lanzado una campaña que invita a no comprar juguetes sexistas, violentos o inadecuados. ¿Por qué? ¿Cuál es la razón de que Gallardón diga a los padres si un niño tiene que tener una muñeca chochona o el garfio del capitán Hook?. ¿Dónde está la libertad de la gente que quiere ver televisión basura a esa hora si encuentra alguien que se le ofrezca?. ¿Por qué se debe perseguir a las televisiones, de momento sólo señalándolas con el dedo, que ofrecen determinados contenidos? Se empieza aconsejando y se termina prohibiendo.
Y ya que estamos hablando de la Censura no puedo dejar comentar que los medios que padecemos son una panda de hipócritas miserables. Cuando se produjeron los atentados del 11 de septiembre en Nueva York, los medios se rieron y criticaron el puritanismo americano por no sacar imágenes de muertos, de personas cayendo y de trozos sanguinolentos. Esos mismos medios son los que ahora se apuntan a la propuesta de el recién elegido Comisionado para las víctimas que ¿aconseja? que no se vuelvan a emitir imágenes de los muertos y heridos del 11 de marzo. Acaso no es esto hipocresía.
Para finalizar, una frase que creo que se atribuye a algún juez del Tribunal Supremo de los Estados Unidos que viene muy a cuento de esto: "Con el primer eslabón se forja la cadena, la primera palabra censurada, la primera idea prohibida, la primera libertad negada nos encadena a todos sin remedio, la primera vez que la libertad de cualquier hombre se ve truncada la perdemos todos".
Sinceramente, creo que los padres y tutores han delegado la educación de sus hijos en manos de terceros. Lo primero que se debe pedir a los padres que llevan a sus hijos al cine es saber lo qué van a ver. Lo segundo asegurarse que los contenidos de esa película se corresponden con lo que los chicos de esa edad pueden ver. Algunas veces es fácil, con Walt Disney no hay problema, otras veces es mejor leer alguna crítica o esperar a que alguien conocido la vea. Por último, incluso un visionado previo evitaría sorpresas desagradables. Actuaríamos inteligentemente evitando cartas en los periódicos criticando películas que han visto niños por la estupidez de sus padres.
Estamos asistiendo a un fenómeno parecido en el mundo del viodejuego. Exigimos que terceros se preocupen en calificar moralmente cada uno de ellos para evitar ejercer el sano oficio de padre y controlar el contenido del entretenimiento. Cierto que es más difícil que en el cine pero acaso alguien ha dicho que ser padre es fácil. Es posible que un cifra dé una idea aproximada de lo adecuado que es para el crío pero en última instancia es el padre, o la madre en la mayoría de los casos, la que decide si es adecuado o no. Lo que no es de recibo es que se pidan organismos administrativos que controlen esos contenidos y se pidan a las empresas que los suavicen hasta hacerlos menos agresivos.
En el caso de la televisión se está produciendo un fenómeno parecido. Evitamos poner determinados contenidos en determinados horarios para evitar que los niños sufran no sé que problemas emocionales. Recientemente las televisiones han firmado acuerdos con la administración. Además, organismos públicos como la CAC catalana aconsejarán qué es lo que se puede emitir y cuándo. Ciertamente seria aconsejable que cuando lleguen los niños a sus casas, los padres o el padre o la madre o la abuela o quien sea que controle que el niño no vea la televisión, que haga sus deberes y que en todo caso supervisen lo que se puede ver o no. Porque los padres están para educar. Pero en los tres casos anteriores lo que al final pasa es que la sociedad, los ciudadanos, los medios de comunicación que funcionan como megáfonos de los anteriores, piden a la administración, al Estado que controle los contenidos y esto señores es CENSURA.
No hay un motivo más inmaculado, más noble que hacer estas cosas por la protección de la infancia. Quien no piense así es que es una animal. Pues sí señor, soy un animal, un cabestro, una hiena, un burro, un elefante en una cacharrería. Señores, esto es el principio de la censura porque ¿dónde pongo la línea que separa las buenas intenciones de las malas imposiciones?. El Estado nunca debe hacer algo que es sólo labor de los individuos y mucho menos la educación de los vástagos. Censura en una democracia gobernado por un partido socialista en pleno siglo XXI, sí pero la disfrazamos de solidaridad con la infancia.
La filosofía que se sigue no es muy diferente que la de la censura franquista. En esa época se ponía un velo transparente que tapaba el escote demasiado pronunciado de la diva de turno. Sí que suena ridículo pero con ello se intentaba evitar que las malas costumbres corrompieran la moral. Esta censura era hija de la época. Mucha gente pensaba que este despelote era inaceptable, algo que sólo se podía ver en la intimidad de un dormitorio y con mucho cuidado. Luego los tiempos cambiaron y la moral se relajó. En esa época los Berlanga y Bardem (el abuelo, me refiero) hacían filigranas para incluir un beso o un tobillo en la película. Ahora las cosas han mutado, en estos tiempos lo políticos hacen filigranas mucho más extrañas para meter una ley, un reglamento o una norma en la intimidad. El Ayuntamiento de Madrid ha lanzado una campaña que invita a no comprar juguetes sexistas, violentos o inadecuados. ¿Por qué? ¿Cuál es la razón de que Gallardón diga a los padres si un niño tiene que tener una muñeca chochona o el garfio del capitán Hook?. ¿Dónde está la libertad de la gente que quiere ver televisión basura a esa hora si encuentra alguien que se le ofrezca?. ¿Por qué se debe perseguir a las televisiones, de momento sólo señalándolas con el dedo, que ofrecen determinados contenidos? Se empieza aconsejando y se termina prohibiendo.
Y ya que estamos hablando de la Censura no puedo dejar comentar que los medios que padecemos son una panda de hipócritas miserables. Cuando se produjeron los atentados del 11 de septiembre en Nueva York, los medios se rieron y criticaron el puritanismo americano por no sacar imágenes de muertos, de personas cayendo y de trozos sanguinolentos. Esos mismos medios son los que ahora se apuntan a la propuesta de el recién elegido Comisionado para las víctimas que ¿aconseja? que no se vuelvan a emitir imágenes de los muertos y heridos del 11 de marzo. Acaso no es esto hipocresía.
Para finalizar, una frase que creo que se atribuye a algún juez del Tribunal Supremo de los Estados Unidos que viene muy a cuento de esto: "Con el primer eslabón se forja la cadena, la primera palabra censurada, la primera idea prohibida, la primera libertad negada nos encadena a todos sin remedio, la primera vez que la libertad de cualquier hombre se ve truncada la perdemos todos".
Comentarios
"No fui testigo de la siguiente anécdota pero me parece a todas luces esclarecedora. Cuando se estrenó en España la película South Park, multitud de padres llevaron a sus hijos de corta edad a ver como estos dibujos entretenían a enanos y no tan enanos. Pasados unos cuantos minutos después de empezar la película, bastantes familias desfilaron enfadados hacia la salida más cercana ante tanta obscenidad, tanto taco y tanta perversión."
Yo sí fui testigo. Acudí al estreno en Madrid de esa película, y la reacción fue tal cual la cuentas.
Yo sí fui testigo. Acudí al estreno en Madrid de esa película, y la reacción fue tal cual la cuentas.
Yo me he puesto el ordenador en el cuarto de estar, donde la tele y no resulta nada complicado tutelarlos. No lo veo tan difícil porque es mucho más intuitivo que otra cosa. Eso sí, teniendo en cuenta la aplastante verdad que planteas, la de que la educación no debe dejarse en manos de terceros. Añado que eso es un estado mental más que otra cosa: te crees que es posible una educación por parte de terceros y no es así. O les han hecho creer a la gente el fabuloso y fabulosamente inmerecido prestigio de las ideas izquierdistas (progres).
A cuento de la "autocensura" de las televisiones a partir de ahora, Mª Teresa Frenández de la Vogue dijo que los padres no pueden esperar que les hagan todo el trabajo que se tienen que implicar en la educación de los hijos. Y pregunto yo ¿ vale esto señora presidenta para los colegios? o ahí no nos implicamos y todo nos los dan hecho sin posibilidad de elegir?. Con esa argumentación no sería deseable implantar el cheque escolar para que los padres se preocupen de que colegio, educación etc quieren para sus hijos.
¿quién fue que dijo: "cada vez que oigo a alguien declarando que 'hay que proteger a los niños', echo mano a la cartera"?
Hay varias incongruencias en tu artículo, por una parte te quejas de los padres que no se preocupan de la educación de sus hijos y pones el ejemplo de la película de South Park en la que varios padres salieron de sala, para mi los que salieron de la sala si que se preocupan por la educación de sus hijos (acertada o no) ya que consideran que esa película no es adecuada para su edad. Por otro lado criticas las censuras (??) aunque luego la defiendes (11-S en USA) ¿en que quedamos?.
Alberto, a pesar d todo, sigi siendo fan tuyo.
Alberto, a pesar d todo, sigi siendo fan tuyo.
No, no son incongruencias, topgun, al menos yo no las veo como tales. Uso un hecho concreto para referirme a algo más general y es que por la razón que sea los padres no controlan los contenidos de lo que ven o leen sus hijos pero piden responsabilidades a los autores del contenido o medidas al Gobierno de turno.
Me refiero a los padres que van a ver una película de dibujos animados sin preocuparse de ver cuáles son los contenidos de esos dibujos y cuál es la edad del crío. Yo sabía de qué iba la película, y eso que no tengo ningún hijo, y no se me hubiera ocurrido llevar a una dulce criaturita. Fíjate que no critico que saquen a sus niños, según la edad yo hubiera hecho lo mismo (y luego hubiera ido sólo o con otros adultos a verla), lo que critico es que luego se quejen de su propio error y lo digo porque recuerdo cartas al director de diferentes períódicos pidiendo control. En fin, que esos son malos padres desde mi punto de vista, que tienden a delegar la educación en otros y lo horrible es que cada vez se buscan más entidades estatales. Afortunadamente, no son muchos. ¿O sí?
En cuanto a la censura, se debe distinguir entre que un ente privado decida (en este caso su consejo de administración), no emitir determinados contenidos o que una entidad estatal te obligue o te 'invite' a no emitirlos. De nuevo yo creo que T5 o la CNN pueden hacer los que les salga de las narices y ni Bush ni ZP les pueden decir qué deben emitir. Lo que critico es que, y en especial T5 que es la que recuerdo bien, se reían del puritanismo americano incapaces de ver imágenes fuertes que censuraban y ahora esas mismas empresas se apuntan a algo que no deja de ser una versión casi clon de lo que hace unos años criticaban hasta la mofa. Hablo de hipocresía del medio.
En cuanto a la última frase, veo que nuestros desencuentros nos unen cada vez más ;-)
Esperaré tus comentarios.
Me refiero a los padres que van a ver una película de dibujos animados sin preocuparse de ver cuáles son los contenidos de esos dibujos y cuál es la edad del crío. Yo sabía de qué iba la película, y eso que no tengo ningún hijo, y no se me hubiera ocurrido llevar a una dulce criaturita. Fíjate que no critico que saquen a sus niños, según la edad yo hubiera hecho lo mismo (y luego hubiera ido sólo o con otros adultos a verla), lo que critico es que luego se quejen de su propio error y lo digo porque recuerdo cartas al director de diferentes períódicos pidiendo control. En fin, que esos son malos padres desde mi punto de vista, que tienden a delegar la educación en otros y lo horrible es que cada vez se buscan más entidades estatales. Afortunadamente, no son muchos. ¿O sí?
En cuanto a la censura, se debe distinguir entre que un ente privado decida (en este caso su consejo de administración), no emitir determinados contenidos o que una entidad estatal te obligue o te 'invite' a no emitirlos. De nuevo yo creo que T5 o la CNN pueden hacer los que les salga de las narices y ni Bush ni ZP les pueden decir qué deben emitir. Lo que critico es que, y en especial T5 que es la que recuerdo bien, se reían del puritanismo americano incapaces de ver imágenes fuertes que censuraban y ahora esas mismas empresas se apuntan a algo que no deja de ser una versión casi clon de lo que hace unos años criticaban hasta la mofa. Hablo de hipocresía del medio.
En cuanto a la última frase, veo que nuestros desencuentros nos unen cada vez más ;-)
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