10 de Noviembre de 2005
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Bitácora de Alberto Illán Oviedo
Videjuegos, ¿y para cuando la responsabilidad paternal?
Anda de nuevo preocupado el Defensor del Menor madrileño, el ínclito Pedro Núñez Morgades así como la asociación Protégeles ante la inminente llegada del vídeo juego Bully. Por lo visto la trama del juego consiste en que los menores de un colegio acosan y golpean a otros compañeros y a los profesores y claro, eso es muy violento. No contentos con la queja, Pedro Núñez parece estar buscando las formas de actuar legalmente contra el juego. Y yo pregunto ¿por qué? Acaso no existe ya una normativa que coloca una clasificación al juego y no se puede vender a personas con una edad menor a la que se indica. Y sí yo, adulto, decido comprar el juego en cuestión, ¿a quién debo dirigirme, a la oficina del censor sita en el domicilio de Don Pedro?
En la educación de los hijos y hasta que estos son mayores de edad, los padres tienen una compromiso continuo con ellos y en todos los aspectos. Educar a un hijo no es fácil, cuando nos decidimos a tenerlos se adquiere una responsabilidad que dura 18 años, 365 días al año, 7 días por semana, 24 horas al día, 60 minutos por hora, 60 segundos por minuto. No cesa, es implacable y la dejación puede, aunque no siempre, generar serias consecuencias, es más, es posible que haciendo todo lo posible, la cosa salga mal.
Ante contenidos inadecuados tenemos dos estrategias, la primera es el control, la prohibición si es necesario. Es evidente que luchamos contra mil variables que no controlamos, los amigos, el padre irresponsable del amigo, el hermano mayor listillo del compañero de clase, pero ¿quién ha dicho que la cosa sea simple?. La segunda es enseñar al vástago en distinguir entre la realidad y la ficción. También es difícil, se de algunos adultos que a duras penas las distinguen, si es que lo hacen. Pero un juego es sólo un juego, no es real, los golpes no se dan, no hay sangre, no hay violencia real sólo ceros y unos en un complejo programa. Igual que las películas, la series y la televisión, son mentira por mucho de el señor Núñez Morgades le quiera dar verosimilitud. Enseñar al crío a distinguir uno de lo otro es labor del padre, de la madre, del tutor, puede que incluso de los profesores (aunque no debería).
La solución no pasa por la prohibición, pasa por la responsabilidad y esta no la podemos delegar en ninguna entidad del Estado por muy bien intencionada que sea la institución porque entonces los que estaremos fallando seremos nosotros, serán los padres y este fallo es mucho más dañino que el del Don Pedro si no encuentra la artimaña legal para que no podamos disfrutar de un juego para mí totalmente estúpido.
En la educación de los hijos y hasta que estos son mayores de edad, los padres tienen una compromiso continuo con ellos y en todos los aspectos. Educar a un hijo no es fácil, cuando nos decidimos a tenerlos se adquiere una responsabilidad que dura 18 años, 365 días al año, 7 días por semana, 24 horas al día, 60 minutos por hora, 60 segundos por minuto. No cesa, es implacable y la dejación puede, aunque no siempre, generar serias consecuencias, es más, es posible que haciendo todo lo posible, la cosa salga mal.
Ante contenidos inadecuados tenemos dos estrategias, la primera es el control, la prohibición si es necesario. Es evidente que luchamos contra mil variables que no controlamos, los amigos, el padre irresponsable del amigo, el hermano mayor listillo del compañero de clase, pero ¿quién ha dicho que la cosa sea simple?. La segunda es enseñar al vástago en distinguir entre la realidad y la ficción. También es difícil, se de algunos adultos que a duras penas las distinguen, si es que lo hacen. Pero un juego es sólo un juego, no es real, los golpes no se dan, no hay sangre, no hay violencia real sólo ceros y unos en un complejo programa. Igual que las películas, la series y la televisión, son mentira por mucho de el señor Núñez Morgades le quiera dar verosimilitud. Enseñar al crío a distinguir uno de lo otro es labor del padre, de la madre, del tutor, puede que incluso de los profesores (aunque no debería).
La solución no pasa por la prohibición, pasa por la responsabilidad y esta no la podemos delegar en ninguna entidad del Estado por muy bien intencionada que sea la institución porque entonces los que estaremos fallando seremos nosotros, serán los padres y este fallo es mucho más dañino que el del Don Pedro si no encuentra la artimaña legal para que no podamos disfrutar de un juego para mí totalmente estúpido.
Comentarios
Completamente de acuerdo Alberto. Es curioso como se sigue relacionando los videojuegos con los niños, cuando cada vez más estos se orientan a adultos. ¿Por qué no prohibir las películas violentas, o los libros con contenidos poco aptos para niños?
Realmente estas noticias demuestran como muchas veces las medidas se toman por simple instinto, y no basadas en la razón y la coherencia.
Un saludo
Realmente estas noticias demuestran como muchas veces las medidas se toman por simple instinto, y no basadas en la razón y la coherencia.
Un saludo
Eso y aparte de los padres tambien se puede y se debe culpar al vendedor que no pide el carnet en la tienda para vender el videojuego mientras le des los 60€, que aqui en mi pueblo eso lo veo mucho
Pero lo de las edades es una recomendación, no una obligación, creo. De todas formas el juego está teniendo publicidad gratis, y ya por morbo, muchos lo probarán, como aquel juego que era una animalada bestial, que creo que no se llegó a vender en España, pero todo el mundo lo tenía, un tal Postal^2 o algo así.
uhmmm... no, no me gustan, el protagonista es el malo? no me agrada, yo si apruebo la violencia extrema pero si es para aplastar a los choros o los abusones de escuela no jugar participando de ellos.
@naymus
A mi tampoco me gustan los juegos que invierten los valores, no se por que pero me parece mal, no me preguntes por que... me da la misma impresion que con quienes hacen apologia de las drogas.
No obstante aqui me sumo a la idea de que la ultima y la primera palabra la tienen los padres que son los responsables de velar por el crio.
A mi tampoco me gustan los juegos que invierten los valores, no se por que pero me parece mal, no me preguntes por que... me da la misma impresion que con quienes hacen apologia de las drogas.
No obstante aqui me sumo a la idea de que la ultima y la primera palabra la tienen los padres que son los responsables de velar por el crio.
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