16 de Diciembre de 2003
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Bitácora de Alberto Illán Oviedo
Cuando la denuncia no existe
Que los homosexuales son perseguidos en muchos sitios es un hecho difícil de discutir. Lo que también es difícil de discutir es que en occidente, las organizaciones de gays y lesbianas han sabido en los últimos años establecerse y reforzarse llegando a crear grupos con un gran poder fáctico, verdaderos lobbies de poder. Todos los partidos españoles, por ejemplo, tienen su asociación gay, incluido el PP. Este fue el que quiso poner una denuncia a Alfonso Guerra por llamar a Mariano Rajoy, mariposón.
También es un hecho que son los grupos de izquierdas los que más se aprovechan de la condición sexual de estas personas y son los que los días del orgullo gay encabezan las manifestaciones, haciendo de su presencia un autentico acto electoral.
Esto conlleva otro aspecto del asunto. El rechazo a estos colectivos como el rechazo a cualquier persona es inmoral. La sexualidad es un asunto personal, por lo menos desde mi punto de vista, por lo que no debería ser considerada donde no importa. Sin embargo, precisamente al orbitar en torno a posiciones de izquierdas, parece que ser aceptar su existencia implica ser de izquierdas, ya que sus peticiones últimas suelen ser ayudas, subvenciones, privilegios que poco tienen que ver con la orientación sexual, aunque la pongan de excusa. (Lo mismo se puede decir de los colectivos feministas, ecologistas y la mayoría de las ONGs).
Cuando algún homosexual se siente agraviado por algún comentario, acto o situación, el colectivo suele saltar y denunciar la situación. Generalmente el 'agresor' es por definición de derechas. ¿Es esto siempre así? No, el problema es que cuando el 'agresor' es de izquierdas simplemente no se cuenta.
Ha llegado a mis manos El Norte de Castilla del 4 de diciembre. En su sección de sociedad y en un tamaño relamente pequeño se incluye esta noticia:
El alcalde del municipio de Bocaiúva do Sul ha emitido un decreto por el que queda negada la concesión de viviendas y la permanencia fija en la ciudad a "cualquier elemento vinculado a esa clase". Se imaginan hasta donde llegarían las manifestaciones si esto hubiera ocurrido aquí en España o en EEUU. Pero no, es en Brasil el país de Lula da Silva, ídolo de la izquierda. Y esto no puede ocurrir en un lugar así, miremos hacia otra parte. Una vez más, hipocresía.
También es un hecho que son los grupos de izquierdas los que más se aprovechan de la condición sexual de estas personas y son los que los días del orgullo gay encabezan las manifestaciones, haciendo de su presencia un autentico acto electoral.
Esto conlleva otro aspecto del asunto. El rechazo a estos colectivos como el rechazo a cualquier persona es inmoral. La sexualidad es un asunto personal, por lo menos desde mi punto de vista, por lo que no debería ser considerada donde no importa. Sin embargo, precisamente al orbitar en torno a posiciones de izquierdas, parece que ser aceptar su existencia implica ser de izquierdas, ya que sus peticiones últimas suelen ser ayudas, subvenciones, privilegios que poco tienen que ver con la orientación sexual, aunque la pongan de excusa. (Lo mismo se puede decir de los colectivos feministas, ecologistas y la mayoría de las ONGs).
Cuando algún homosexual se siente agraviado por algún comentario, acto o situación, el colectivo suele saltar y denunciar la situación. Generalmente el 'agresor' es por definición de derechas. ¿Es esto siempre así? No, el problema es que cuando el 'agresor' es de izquierdas simplemente no se cuenta.
Ha llegado a mis manos El Norte de Castilla del 4 de diciembre. En su sección de sociedad y en un tamaño relamente pequeño se incluye esta noticia:
Un alcalde brasileño prohíbe la residencia de homosexuales.
El alcalde del municipio de Bocaiúva do Sul ha emitido un decreto por el que queda negada la concesión de viviendas y la permanencia fija en la ciudad a "cualquier elemento vinculado a esa clase". Se imaginan hasta donde llegarían las manifestaciones si esto hubiera ocurrido aquí en España o en EEUU. Pero no, es en Brasil el país de Lula da Silva, ídolo de la izquierda. Y esto no puede ocurrir en un lugar así, miremos hacia otra parte. Una vez más, hipocresía.
Comentarios
Hágase una prueba. Se le dice a un defensor de los derechos de los homosexuales (¿acaso los tienen por su condición sexual o por el mero hecho de ser personas, aspecto que parece olvidarse?) que el matrimonio es un asunto en el que el Estado no ha de mezclar, por no ser de su competencia (¿qué lo es, en realidad?), e inmediatamente te acusa de pretender negar la igualdad a este "colectivo" (sic) con pretendidos argumentos libertarios....
Si es que algunos no quieren recuperar la libertad perdida frente al Estado, sino que se ajuste a sus pretensiones coactivas. Pues para eso, que no cuenten conmigo.
Si es que algunos no quieren recuperar la libertad perdida frente al Estado, sino que se ajuste a sus pretensiones coactivas. Pues para eso, que no cuenten conmigo.
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