20 de Diciembre de 2003
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Bitácora de Alberto Illán Oviedo
Euskobarómetro
Ayer viernes se hizo público el euskobarómetro de noviembre y una de las cuestiones planteadas fue sobre la identidad nacional de los vascos. De las respuestas aportadas por los encuestados se deduce que:
El 23% de los habitantes del País Vasco se sienten más vascos que españoles.
El 27%, sólo vasco.
El 35%, tan vasco como español.
El 6%, más español que vasco.
El 5% sólo español.
El 4%, no sabe o no contesta.
A la luz de estos datos se me plantea una pregunta, ¿qué es ser vasco?. Yo he nacido en Madrid, España. Sin embargo, al hacerme la pregunta de si me siento español o madrileño, no sé qué contestar. Primero habría que definir qué es ser español o madrileño o vasco. Si ser español es haber nacido en España, entonces sí soy español. Si es tener una nacionalidad o residir también lo sería. Si es haber sido educado en la cultura española, en ese caso habría que definir de nuevo, qué es la cultura española. Qué elementos la definen. Cualquier comunidad puede tener una definición cultural, regional o nacional.
No quiero que nadie me malinterprete. Yo sí me siento español. Quiero que mi país prospere económicamente, quiero que mi país tenga una sociedad feliz, quiero que se genere riqueza, que tenga relevancia en los foros internacionales y también me alegra que España gane en las competiciones deportivas. Pero no a cualquier precio.
Si para conseguir todo esto se instaura en España un sistema nacional socialista, o un sistema comunista yo no podría defenderlo, debería oponerme con todas mis fuerzas, Precisamente porque mi pertenencia al grupo ocupa un escalón inferior a mi ética, a mi moral personal. Porque antes que español me siento persona con derechos y obligaciones. Y uno de esas obligaciones es luchar, en la medida de mis fuerzas, contra los totalitarismos. Es posible que alguien considere el patriotismo defender la nación independientemente del régimen. Muchos generales alemanes lo hicieron en pleno régimen nazi. Eso es una perversión en sí mismo.
Así, si lo que se pretende en el País Vasco es establecer un sistema absolutista, en el que ser vasco sea una razón de superioridad frente a lo español, si ser vasco implica que el 50% de los votantes serán apartados o perseguidos, si ser vasco implica que se debe gobernar con aquellos que no dudan en poner bombas en centros comerciales, calles transitadas, si ser vasco implica apoyar a aquellos que no dudan en matar a una personas por la espalda, si ser vasco implica creerte superior por tu lengua, apellido, historia familiar o tipo de sangre, si ser vasco es buscar una superioridad cultural sobre tus vecinos e inventar o tergiversar la historia, la antigua o la reciente, en definitiva, si lo que se pretende es un nacionalismo victimista y excluyente, entonces ser vasco es repugnante.
Se puede ser vasco, como hay madrileños, barceloneses, sorianos, turolenses o coruñeses. Porque han nacido, viven, trabajan o sienten la tradición y la historia. Pero más que todo eso son personas que deben vivir junto a sus vecinos, prosperando. Ser vasco es como ser español. Debería ser intrascendente.
En el País Vasco, en Euskadi, habrá paz cuando no sea necesario hacerse esta pregunta.
El 23% de los habitantes del País Vasco se sienten más vascos que españoles.
El 27%, sólo vasco.
El 35%, tan vasco como español.
El 6%, más español que vasco.
El 5% sólo español.
El 4%, no sabe o no contesta.
A la luz de estos datos se me plantea una pregunta, ¿qué es ser vasco?. Yo he nacido en Madrid, España. Sin embargo, al hacerme la pregunta de si me siento español o madrileño, no sé qué contestar. Primero habría que definir qué es ser español o madrileño o vasco. Si ser español es haber nacido en España, entonces sí soy español. Si es tener una nacionalidad o residir también lo sería. Si es haber sido educado en la cultura española, en ese caso habría que definir de nuevo, qué es la cultura española. Qué elementos la definen. Cualquier comunidad puede tener una definición cultural, regional o nacional.
No quiero que nadie me malinterprete. Yo sí me siento español. Quiero que mi país prospere económicamente, quiero que mi país tenga una sociedad feliz, quiero que se genere riqueza, que tenga relevancia en los foros internacionales y también me alegra que España gane en las competiciones deportivas. Pero no a cualquier precio.
Si para conseguir todo esto se instaura en España un sistema nacional socialista, o un sistema comunista yo no podría defenderlo, debería oponerme con todas mis fuerzas, Precisamente porque mi pertenencia al grupo ocupa un escalón inferior a mi ética, a mi moral personal. Porque antes que español me siento persona con derechos y obligaciones. Y uno de esas obligaciones es luchar, en la medida de mis fuerzas, contra los totalitarismos. Es posible que alguien considere el patriotismo defender la nación independientemente del régimen. Muchos generales alemanes lo hicieron en pleno régimen nazi. Eso es una perversión en sí mismo.
Así, si lo que se pretende en el País Vasco es establecer un sistema absolutista, en el que ser vasco sea una razón de superioridad frente a lo español, si ser vasco implica que el 50% de los votantes serán apartados o perseguidos, si ser vasco implica que se debe gobernar con aquellos que no dudan en poner bombas en centros comerciales, calles transitadas, si ser vasco implica apoyar a aquellos que no dudan en matar a una personas por la espalda, si ser vasco implica creerte superior por tu lengua, apellido, historia familiar o tipo de sangre, si ser vasco es buscar una superioridad cultural sobre tus vecinos e inventar o tergiversar la historia, la antigua o la reciente, en definitiva, si lo que se pretende es un nacionalismo victimista y excluyente, entonces ser vasco es repugnante.
Se puede ser vasco, como hay madrileños, barceloneses, sorianos, turolenses o coruñeses. Porque han nacido, viven, trabajan o sienten la tradición y la historia. Pero más que todo eso son personas que deben vivir junto a sus vecinos, prosperando. Ser vasco es como ser español. Debería ser intrascendente.
En el País Vasco, en Euskadi, habrá paz cuando no sea necesario hacerse esta pregunta.
Comentarios
Efectivamente. El sentirse de un pais es como sentirse de un equipo de futbol o ser de una religión determinada. Es algo personal, y como personal ha de quedar. Cuando esos sentimientos interfieren con la politica el desastre esta asegurado.
Soy manchego. Tuve una mala experiencia portando una bandera de España en un campeonato de Europa de Cross celebrado en Euskadi. Sólo quería animar a los atletas españoles. En mi tierra, ondear una "ikurriña" no molestaría a nadie. Cuestión de respeto y tolerancia.
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