2 de Septiembre de 2007
« ¿Por qué el delito con Internet de por medio parece más delito? | Principal | Empate técnico, El País contraataca »
Entrevista a Zapatero en El País
Con una extensa y plomiza entrevista en el diario progubernamental El País, nuestro presidente de Gobierno da por iniciado un año electoral y lo hace en la habitual línea demagógica que ha usado estos últimos tres años largos que llevamos de legislatura. No es que me proponga realizar un exhaustivo análisis de todas y cada una de sus respuestas de las que sin duda se podría lograr mucho jugo, -que cada uno saque sus propias conclusiones si es que tiene ganas de leerse toda la entrevista-, pero sí quiero pararme a comentar algunas de sus declaraciones, empezando por la que es portada del periódico:
“Busco una mayoría suficiente para la modernización de España”
A mí se me antoja como uno de los titulares más preocupantes que he leído en mucho tiempoEl ansia de ingeniería social de este hombre no conoce límites. No es que vaya a mejorar la sobrepasada sanidad pública, ni que solucione de una vez las maltratadas infraestructuras públicas, ni siquiera pretende mejorar las prestaciones sociales como su gran objetivo de la legislatura que empezaría en 2008 (que también), el pretende la modernización de España, ni más, ni menos.
José Luis Rodríguez Zapatero es el máximo exponente de una especie política que domina el panorama español, el del arreglador profesional, el ingeniero que todo controla, el mecánico que engrasará la máquina gubernamental que terminará por arreglar la sociedad, por modernizar España, aunque ni el mismo sepa exactamente lo que ello significa. Aunque ello suponga caer incluso en la contradicción:
“España debe ser gobernada con una vocación integradora”
Curiosa afirmación del que ha pasado casi todo el tiempo que lleva en la poltrona, haciendo y deshaciendo sin tener en cuenta las ideas del principal partido de la oposición, por lo general la única oposición, el PP de Mariano Rajoy, al que apoya con el voto alrededor de 9 millones de españoles de todas las autonomías y regiones. La vocación integradora supone desde luego la rendición o la complicidad con aquellos partidos que, en el peor de los casos, trabajan para la destrucción de lo que hoy entendemos por España y para, que nadie se equivoque, por la creación de pequeños estados hiperdesarrollados que asfixiarían al ciudadano que quedara bajo el “ojo que todo lo ve”. ¿O quizá sea esa la situación que empezamos a sufrir en esta España de ZP?
“Que la ciudadanía sepa que tenemos un sistema de organización entre el poder central y los poderes territoriales de los mejores del mundo, que nos permite crecer económicamente, tener superávit público, extender los derechos sociales, aumentar las prestaciones y no olvidar a ninguna comunidad autónoma”.
Que nos quede claro, todo lo bueno que ocurre en la España de Zapatero ocurre por la gran gestión del ínclito presidente, capaz de conseguir lo imposible, ahora y en el futuro:
“Busco una mayoría suficiente que permita gobernar para desarrollar la segunda etapa de un proyecto de progreso y modernización definitiva de España. Sería la modernización definitiva de España en lo económico, en los social, en los derechos, en las libertades individuales y en su proyección hacia el mundo, que tiene para mi una gran importancia. España está hoy donde tiene que estar en el mundo, se ha ido de donde no tenía que haber estado y hemos abierto nuevos espacios de presencia y de identidad”.
Zapatero recupera un discurso más propio de la Segunda República Española que de la España del siglo XXI. Cualquiera que lea este párrafo diría que no estamos en una de las diez potencias económicas del mundo. Parece ser que el grado de socialismo que padecemos en España no es suficiente y debemos quitar más a los que ganan (y no precisamente a los que más ganan) para repartirlo entre lobbies y amiguetes, para mantener un funcionariado cada vez más voluminoso, para incrementar las ayudas a ciertas minorías que, un año más, no tendrán que trabajar demasiado para vivir, a diferencia de los sufridos contribuyentes.
Y si alguien no se lo cree aún, debería saber que tres son los objetivos de Zapatero para la siguiente legislatura:
“Culminar, llegar a la meta de la nueva economía”, para hacer a España más competitivo.
Conseguir que España esté a la de los países “con más prestaciones, con políticas sociales de Europa”.
Forjar una “convivencia constructiva hacia el cambio demográfico que hemos vivido como consecuencia de la inmigración”.
Además de que el primero es incompatible con los dos siguientes, esto sólo se pretende conseguir a base de incremento de la presión fiscal.
Por último, sólo quiero pararme un momento en una contestación sobre su política supuestamente antiterrorista:
“La obligación de un Gobierno es combatir, prevenir y luchar por acabar con la violencia terrorista”
Para unos párrafos después asegurar:
“El terrorismo es una lacra inasumible desde cualquier punto de vista y una expresión de vil cobardía. Con la misma firmeza que he defendido la posibilidad de un diálogo, voy a prevenir y a perseguir a aquellos que intentan con las bombas hacernos daño”.
Si el objetivo es combatir, prevenir y luchar, ¿por qué se ha intentado dialogar y llegar a un acuerdo con la banda terrorista ETA?. Si el terrorismo es inasumible, ¿por qué se ha intentado asumir un acuerdo con la banda terrorista ETA? Si el resultado de este diálogo ha sido un fracaso absoluto, ¿podemos entender que la “nueva” táctica de acción policial contra el terrorismo va a tener el mismo fin?.
No es que todo esto, y muchas más cosas que dice en las páginas de El País sean sorprendentes, ni su hipocresía antiterrorista, ni su política intervencionistas son nuevas, sólo quiero dejar ver lo que nos espera si este señor vuelve a ocupar el Palacio de la Moncloa otras cuatro años. Vayámonos preparando.
Comentarios
No se admiten ya más comentarios.