5 de Enero de 2005
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Bitácora de José Carlos Rodríguez
Se desvela el plan Bush para privatizar la SS
Según una información que he visto en Fox News podríamos conocer parte del plan que tiene George W. Bush para la privatización parcial de la Seguridad Social. Podría tener las características de una propuesta del senador Lindsey Graham de 2001, que se explicaría del siguiente modo:
El impuesto de la seguridad social es de un tipo marginal único del 12,4% dividido a partes iguales entre empresarios y trabajadores. Como sabemos, no es más que una engañifa, porque el 12,4% lo paga íntegramente el trabajador. Para el empresario es parte de sus costes laborales. Para un determinado puesto pagará, por ejemplo, 1000 um (unidades monetarias). Si la ley obliga a que 150 um de esas mil um vayan a la SS, a él le da igual, puesto que seguirá pagando los 1000 que ha calculado como adecuados para ese trabajador en ese puesto. Luego quien aporta las 150 um es el propio trabajador.
Al grano. Del 6,2% que en teoría paga el trabajador, cuatro puntos podrá destinarlos a cuentas de pensiones privadas. Dos tercios de la aportación del trabajador, dicen algunos. Pero el divisor, como acabamos de ver, no es 6,2 sino 12,4. Por lo que lo que podrá aportar en realidad es algo menos de un tercio. Estas aportaciones tendrán un límite de 1.300 dólares. Estas detracciones del sistema público serán contribuciones al sistema privado. Por tanto no hay pérdida económica. Es más, se producirá una ganancia por el siguientes motivo: En el sistema público los fondos se destinan al consumo, mientras que en el privado los fondos se destinan al ahorro, es decir, a la acumulación y creación de riqueza.
Otro aspecto de la reforma sería el cambio de cálculo de los beneficios del sistema. Actualmente está ligado a la evolución de los salarios. Puesto que éstos son cada vez mayores en términos reales, en línea con una sociedad progresiva como es la estadounidense, las pensiones también crecen en términos reales. George W. Bush podría estar pensando en fijar el valor real de las pensiones, haciendo versar su valor sobre la evolución de la inflación. Un cambio sencillo y que retrasaría el previsible desastre financiero de la SS en unos años, y por otro lado daría un respiro en los costes de transición de la SS pública al sistema privado.
El cambio supondría una pérdida en el valor de la pensión del 9,9% para quien se retire en 2022, de más del 25% para quien lo haga en 2042 y del 54% para quien se mantenga en el sistema y se retire en 2075. Es decir, que se empezará a notar que el sistema es un fraude y promete lo que no puede cumplir. Es un cheque sin fondos. Es, al fin, la palabra de un político. Además de tener la ventaja de ahorrar billones de dólares al sistema, el cambio será más oneroso para quienes menos tiempo lleven en el viejo sistema público. En consecuencia los más perjudicados son los que más ganan en la contribución al nuevo sistema y a su vez los que más tiempo tienen para hacerlo. Cuanto menos tiempo de reacción, por otro lado, menos pérdida tienen que cubrir. A ello hay que sumar que la pérdida es más teórica que real, ya que se refiere a lo que hubieran ganado con el antiguo cálculo, basado en la evolución de los salarios. Pero ese cálculo lleva al sistema a la quiebra en unos 20 años, por lo que no es sostenible.
Dejadme recalcar que la creación de cuentas individuales y el cambio en el sistema de cálculo son dos aspectos distintos e independientes de la reforma. El primero se refiere al desvío de una parte del 12,4% de aportación obligatoria, antes destinada a la SS y que ahora pasa a una cuenta privada. El segundo, el del cálculo, operará dentro del sistema público y se refiere al mecanismo de fijación de la pensión.
Tylen Cowen dice que es un cambio en la dirección correcta. Precisamente se refiere a un excelente artículo que salió (cómo no) en el Wall Street Journal, y que transcribe en parte en una anotación anterior. Iré actualizando esta anotación.
El impuesto de la seguridad social es de un tipo marginal único del 12,4% dividido a partes iguales entre empresarios y trabajadores. Como sabemos, no es más que una engañifa, porque el 12,4% lo paga íntegramente el trabajador. Para el empresario es parte de sus costes laborales. Para un determinado puesto pagará, por ejemplo, 1000 um (unidades monetarias). Si la ley obliga a que 150 um de esas mil um vayan a la SS, a él le da igual, puesto que seguirá pagando los 1000 que ha calculado como adecuados para ese trabajador en ese puesto. Luego quien aporta las 150 um es el propio trabajador.
Al grano. Del 6,2% que en teoría paga el trabajador, cuatro puntos podrá destinarlos a cuentas de pensiones privadas. Dos tercios de la aportación del trabajador, dicen algunos. Pero el divisor, como acabamos de ver, no es 6,2 sino 12,4. Por lo que lo que podrá aportar en realidad es algo menos de un tercio. Estas aportaciones tendrán un límite de 1.300 dólares. Estas detracciones del sistema público serán contribuciones al sistema privado. Por tanto no hay pérdida económica. Es más, se producirá una ganancia por el siguientes motivo: En el sistema público los fondos se destinan al consumo, mientras que en el privado los fondos se destinan al ahorro, es decir, a la acumulación y creación de riqueza.
Otro aspecto de la reforma sería el cambio de cálculo de los beneficios del sistema. Actualmente está ligado a la evolución de los salarios. Puesto que éstos son cada vez mayores en términos reales, en línea con una sociedad progresiva como es la estadounidense, las pensiones también crecen en términos reales. George W. Bush podría estar pensando en fijar el valor real de las pensiones, haciendo versar su valor sobre la evolución de la inflación. Un cambio sencillo y que retrasaría el previsible desastre financiero de la SS en unos años, y por otro lado daría un respiro en los costes de transición de la SS pública al sistema privado.
El cambio supondría una pérdida en el valor de la pensión del 9,9% para quien se retire en 2022, de más del 25% para quien lo haga en 2042 y del 54% para quien se mantenga en el sistema y se retire en 2075. Es decir, que se empezará a notar que el sistema es un fraude y promete lo que no puede cumplir. Es un cheque sin fondos. Es, al fin, la palabra de un político. Además de tener la ventaja de ahorrar billones de dólares al sistema, el cambio será más oneroso para quienes menos tiempo lleven en el viejo sistema público. En consecuencia los más perjudicados son los que más ganan en la contribución al nuevo sistema y a su vez los que más tiempo tienen para hacerlo. Cuanto menos tiempo de reacción, por otro lado, menos pérdida tienen que cubrir. A ello hay que sumar que la pérdida es más teórica que real, ya que se refiere a lo que hubieran ganado con el antiguo cálculo, basado en la evolución de los salarios. Pero ese cálculo lleva al sistema a la quiebra en unos 20 años, por lo que no es sostenible.
Dejadme recalcar que la creación de cuentas individuales y el cambio en el sistema de cálculo son dos aspectos distintos e independientes de la reforma. El primero se refiere al desvío de una parte del 12,4% de aportación obligatoria, antes destinada a la SS y que ahora pasa a una cuenta privada. El segundo, el del cálculo, operará dentro del sistema público y se refiere al mecanismo de fijación de la pensión.
Tylen Cowen dice que es un cambio en la dirección correcta. Precisamente se refiere a un excelente artículo que salió (cómo no) en el Wall Street Journal, y que transcribe en parte en una anotación anterior. Iré actualizando esta anotación.
Comentarios
Excelente, excelente, vamos progresando. Mejor dicho, van progresando, porque nosotros...... José Carlos tienes suerte de permanecer en USA. jé.
Un abrazo liberal.
Un abrazo liberal.
No es muy esperanzador. 4 puntitos es poco y ese límite de 1300 parece bajo. Es sólo un tercio y no hay garantía de éxito, claro, luego está el cambio desfavorable en el método de cálculo. Y todo para salvar a un sistema estatal. Y, peor, un sistema donde el individuo es como un hijo retrasado del gobierno que lo «cuida» hasta su muerte. Bueno fuera que el individuo pudiese optar por su propio plan de ahorro o por ningún plan.
Desde luego es un cambio en la dirección correcta pero que no encara el problema en su integridad. Yo diría que lo que va a hacer Bush es mejorar parcialmente la situación financiera de la SS para cuando se haga el cambio definitivo de público a privado no sea tan costoso a las arcas del Estado ( todo el mundo sabe que en el paso de un sistema público a privado el meollo está en que el Estado sige pagando pensiones de cotizantes antiguos mientras no recibe un duro de los nuevos ).
Además mejora la situación politíca del presidente que tenga que hacer el cambio definitivo porque el desgaste politíco lo sufrirá él en mayor intensidad por el hecho de ser el que inicia el camino.
Además mejora la situación politíca del presidente que tenga que hacer el cambio definitivo porque el desgaste politíco lo sufrirá él en mayor intensidad por el hecho de ser el que inicia el camino.
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