1 de Diciembre de 2005
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Bitácora de José Carlos Rodríguez
¿Por qué los países iberoamericanos son pobres?
¿Os acordáis del indicador del Banco Mundial Doing Business? Mary Anastasia O'Grady ha escrito un artículo en el WSJ llamado Why Latin Nations are Poor (Gratis aquí) utiliza el índice para explicarse porqué ese continente sigue mayoritariamente subdesarrollado. Dice la experta en la región:
Si la situación es tan penosa y hace ya dos décadas que contamos con una diagnosis acertada, se pregunta Mary Anastasia O'Grady, ¿Por qué no ha producido la democracia latinoamericana un cambio? Para explicárselo, la autora recurre a la Public Choice y a la creación y distribución de rentas por el Estado, para afianzar su poder.
El mejor país de la región, claro está, es Chile y la autora no deja de hacerlo notar. Está en el puesto 25. Pero, dice ella, debería dar un salto adelante en las reformas, como hizo en los 80', y no produndizar en el camino opuesto como ha estado haciendo el socialista Ricardo Lagos. Esta es una consideración muy oportuna, porque en breve serán las elecciones en Chile, y las cosas están muy interesantes. No se sabe si el apellido Piñera volverá a protagonizar nuevas reformas en ese país.
El artículo no está mal, pero habría que buscar la explicación de un hecho llamartivo: en el cambio del siglo XIX al XX, Estados Unidos no era mucho más desarrollado que otros países al sur de Río Grande. ¿Qué ha pasado en este siglo? A mi modo de ver, dicho sea con la mayor humildad, como mera posibilidad y de forma resumida, sucinta y sencilla: Los países de habla hispana no tenían detrás una tradición intelectual liberal tan potente como en Estados Unidos o Canadá, que ofreciera resistencia a las corrientes nacionalistas y socialistas del XX.
Han pasado 20 años desde que el Liberty and Democracy de Lima de Hernando de Soto publicada El Otro Sendero, que documentaba las cargas que imponía el Estado peruano sobre los hombros de las clases bajas. Pero en dos décadas poco ha cambiado en una región más conocida por gobiernos caudillistas y por su capacidad para decepcionar. Más que nunca, el Estado depredador latino está llevando a los empresarios al mercado negro y forzando a los ciudadanos más industriosos a emigrar; mayoritariamente a los Estados Unidos.Entonces pone los penosos ejemplos de Méjico (125 en un ránking de 155 países), donde despedir un trabajador (y por tanto contratarlo) cuesta 75 semanas de sueldo. En Perú (puesto 106), un despido cuesta 56 semanas y el impuesto de sociedades es nada menos que el 51 por ciento. Su sistema para hacer cumplir los contratos le deja también en un mal lugar. En Argentina, en teoría, una empresa de mediano tamaño tiene que pagar hasta el 98 por ciento de los beneficios brutos.
Si la situación es tan penosa y hace ya dos décadas que contamos con una diagnosis acertada, se pregunta Mary Anastasia O'Grady, ¿Por qué no ha producido la democracia latinoamericana un cambio? Para explicárselo, la autora recurre a la Public Choice y a la creación y distribución de rentas por el Estado, para afianzar su poder.
El mejor país de la región, claro está, es Chile y la autora no deja de hacerlo notar. Está en el puesto 25. Pero, dice ella, debería dar un salto adelante en las reformas, como hizo en los 80', y no produndizar en el camino opuesto como ha estado haciendo el socialista Ricardo Lagos. Esta es una consideración muy oportuna, porque en breve serán las elecciones en Chile, y las cosas están muy interesantes. No se sabe si el apellido Piñera volverá a protagonizar nuevas reformas en ese país.
El artículo no está mal, pero habría que buscar la explicación de un hecho llamartivo: en el cambio del siglo XIX al XX, Estados Unidos no era mucho más desarrollado que otros países al sur de Río Grande. ¿Qué ha pasado en este siglo? A mi modo de ver, dicho sea con la mayor humildad, como mera posibilidad y de forma resumida, sucinta y sencilla: Los países de habla hispana no tenían detrás una tradición intelectual liberal tan potente como en Estados Unidos o Canadá, que ofreciera resistencia a las corrientes nacionalistas y socialistas del XX.
Comentarios
¿Por qué los países iberoamericanos son pobres?
1. Por la secular corrupción que arrastran.
2. Por la mentalidad mendicante.
3. Por la poca tradición de iniciativa privada.
4. Por la cantidad de gobiernos demagógicos, ultraizquierdistas y neomarxistas que han gobernado.
5. Porque salvo Pinochet, el neoliberlismo ha brillado por su ausencia.
6. Porque no saben tratar el tema de la deuda.
Saludos,
1. Por la secular corrupción que arrastran.
2. Por la mentalidad mendicante.
3. Por la poca tradición de iniciativa privada.
4. Por la cantidad de gobiernos demagógicos, ultraizquierdistas y neomarxistas que han gobernado.
5. Porque salvo Pinochet, el neoliberlismo ha brillado por su ausencia.
6. Porque no saben tratar el tema de la deuda.
Saludos,
La cosa viene de más lejos, es una herencia (¿tara?) cultural.
Para la época de la independencia estaban arraigadas las costumbres de venta de cargos y prebendas mercantilistas y el rentismo asociado implantados por la administración establecida por los Borbones.
La independencia no cambió las costumbres en sociedades terratenientes poco dadas al estudio y la filosofía, en las nuevas repúblicas siguió habiendo estancos, privilegios y negociados al amparo del nuevo poder político.
En el siglo XX se impusieron ideas socialistoides en las que el aparato público intentó controlarlo todo, se crearon frondosas burocracias de empleos improductivos cuya única misión es controlar (y ordeñar) al sector productivo; estas burocracias son llenadas con afectos al régimen de turno, son inamovibles por estatuto y se multiplican exponencialmente: el poder de un burócrata se mide por cuantos empleados están bajo su mando, a medida que "hacen carrera" van creando nuevas reglamentaciones y nuevos puestos para controlarlas. Este aparato parásito termina por ahogar el aparato productivo, muchas veces en la cuna: los pequeños no pueden ingresar por tantas barreras, los grandes pueden satisfacer los requisitos e incluso el apetito siempre voraz de las burocracias corruptas, ávidas de una renta suplementaria que obtienen a través de la "coima" o "mordida".
El aparato estatal es botín del sector que gana las elecciones y se recurre a todos los artificios para mantenerse en el poder -de ahí todo el apoyo que actualmente tiene la candidata oficialista desde las más altas esferas de la administración: en ello les va la supervivencia rentista.
Pinochet alcanzó a desmontar parte de este parásito, reduciendo drásticamente las burocracias ("exonerados políticos")los gobiernos posteriores les han "indemnizado" y han vuelto a incrementar la (mala) admnistración pública creando puestos, "asesorías" y "consultorías" siempre entregadas a sus afectos, simpatizantes y parientes.
Para la época de la independencia estaban arraigadas las costumbres de venta de cargos y prebendas mercantilistas y el rentismo asociado implantados por la administración establecida por los Borbones.
La independencia no cambió las costumbres en sociedades terratenientes poco dadas al estudio y la filosofía, en las nuevas repúblicas siguió habiendo estancos, privilegios y negociados al amparo del nuevo poder político.
En el siglo XX se impusieron ideas socialistoides en las que el aparato público intentó controlarlo todo, se crearon frondosas burocracias de empleos improductivos cuya única misión es controlar (y ordeñar) al sector productivo; estas burocracias son llenadas con afectos al régimen de turno, son inamovibles por estatuto y se multiplican exponencialmente: el poder de un burócrata se mide por cuantos empleados están bajo su mando, a medida que "hacen carrera" van creando nuevas reglamentaciones y nuevos puestos para controlarlas. Este aparato parásito termina por ahogar el aparato productivo, muchas veces en la cuna: los pequeños no pueden ingresar por tantas barreras, los grandes pueden satisfacer los requisitos e incluso el apetito siempre voraz de las burocracias corruptas, ávidas de una renta suplementaria que obtienen a través de la "coima" o "mordida".
El aparato estatal es botín del sector que gana las elecciones y se recurre a todos los artificios para mantenerse en el poder -de ahí todo el apoyo que actualmente tiene la candidata oficialista desde las más altas esferas de la administración: en ello les va la supervivencia rentista.
Pinochet alcanzó a desmontar parte de este parásito, reduciendo drásticamente las burocracias ("exonerados políticos")los gobiernos posteriores les han "indemnizado" y han vuelto a incrementar la (mala) admnistración pública creando puestos, "asesorías" y "consultorías" siempre entregadas a sus afectos, simpatizantes y parientes.
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