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16 de Febrero de 2006

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

Entre la escolástica y León XIII


Esta semana he publicado un artículo en el suplemento de Iglesia donde comento algunas de las influencias de la Deus Caritas Est, en concreto la escolástica y León XIII.

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Comentarios

 
Excelente artículo. A mi modo de ver creo que Benedicto XVI es mucho más radical respecto a la independencia de la Iglesia, de los cristianos que vivan bajo un Estado u otro, y el poder político de los mismos Estados, ya que, en el fondo, la Ciudad de Dios no será jamás la Ciudad del Diablo. Es San Agustín antes que Santo Tomás de Aquino.
El deber inmediato de actuar en favor de un orden justo en la sociedad es más bien propio de los fieles laicos. Como ciudadanos del Estado, están llamados a participar en primera persona en la vida pública. Por tanto, no pueden eximirse de la « multiforme y variada acción económica, social, legislativa, administrativa y cultural, destinada a promover orgánica e institucionalmente el bien común ».[21] La misión de los fieles es, por tanto, configurar rectamente la vida social, respetando su legítima autonomía y cooperando con los otros ciudadanos según las respectivas competencias y bajo su propia responsabilidad.[22]

Un Estado que no se rigiera según la justicia se reduciría a una gran banda de ladrones, dijo una vez Agustín: « Remota itaque iustitia quid sunt regna nisi magna latrocinia? ».[18] Es propio de la estructura fundamental del cristianismo la distinción entre lo que es del César y lo que es de Dios (cf. Mt 22, 21), esto es, entre Estado e Iglesia o, como dice el Concilio Vaticano II, el reconocimiento de la autonomía de las realidades temporales.[19] El Estado no puede imponer la religión, pero tiene que garantizar su libertad y la paz entre los seguidores de las diversas religiones; la Iglesia, como expresión social de la fe cristiana, por su parte, tiene su independencia y vive su forma comunitaria basada en la fe, que el Estado debe respetar. Son dos esferas distintas, pero siempre en relación recíproca.

Enviado por el día 16 de Febrero de 2006 a las 22:49 (1)
Jeje. Muy bueno, Rallete. ;)
Enviado por el día 16 de Febrero de 2006 a las 23:13 (2)

http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/ele...

En el punto más noble del escudo hay una gran concha de color oro, la cual encierra una triple simbología. En primer lugar, tiene un significado teológico: alude a la leyenda atribuida a san Agustín, el cual, al encontrar en la playa a un niño que con una concha quería meter toda el agua del mar en un agujero hecho en la arena, le preguntó qué hacía. El niño le explicó su vano intento, y san Agustín comprendió la referencia a su inútil esfuerzo por tratar de meter la infinitud de Dios en la limitada mente humana. Esa leyenda tiene un evidente simbolismo espiritual, para invitar a conocer a Dios, aunque en la humildad de la inadecuada capacidad humana, acudiendo a la inagotable doctrina teológica.

Además, desde hace siglos, la concha se usa para representar al peregrino: un simbolismo que Benedicto XVI quiere mantener vivo, siguiendo las huellas de Juan Pablo II, gran peregrino por todo el mundo. La casulla que usó en la solemne liturgia del inicio de su pontificado, el domingo 24 de abril, llevaba muy evidente el dibujo de una gran concha.

La concha es también el símbolo que se halla en el escudo del antiguo monasterio de Schotten, en Ratisbona (Baviera, Alemania), al que Joseph Ratzinger se siente espiritualmente muy vinculado.

Enviado por el día 17 de Febrero de 2006 a las 10:50 (3)

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