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8 de Mayo de 2006

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

Sopena, ese economista


Sopena es un completo ignorante. Hasta aquí nada nuevo. Si les digo que además ser de ignorante le encanta hacer el ridículo, tampoco sorprenderé a nadie. Ahora bien, si añado que es admirador de Galbraith tal vez alguno descubra alguna nueva faceta del catalán. No ya porque su ideología no sintonice con la del canadiense, sino porque al menos nos damos cuenta de que su analfabetismo es sólo funcional.

Voy a analizar los dos últimos párrafos de su articulillo de hoy porque son de traca.

Ignoro si técnicamente las nacionalizaciones emprendidas son o no del todo acertadas

¿Técnicamente? Éste todavía sigue creyendo que la economía es un problema técnico. Basta coger las pertinente ecuaciones matemáticas, las resolvemos y voilá: ya disponemos de precios de mercado y de cantidades a producir eficientes. La sociedad queda definida, por tanto, como una obra de ingeniería que los políticos como Evo deben manipular a su placer.

Las técnicas, Sopena, son de desinformación y manipulación, no de resolución de los problemas económicos. No se puede exportar el manual nacional-socialista a todas partes.

Pero de los predicadores de la globalización neoliberal estoy hasta la coronilla.

¿Y sabrá éste que es la globalización neoliberal? Supongo que tendrá una coronilla muy baja como para que se le suban los enanos y los cheques a centenares.

Pregonan aquello de “menos Estado y más sociedad”, que debe traducirse por “menos bien común y más dinero en los bolsillos de los más ricos”

Ahora el Estado representa el bien común, por eso debe aplicar la fuerza y la coacción. La letra con sangre entra, éste es de la vieja escuela; algunos tópicos falangistas quedan demasiado impresos en la coronilla, aunque luego alguno de Ferraz le suba a la cresta y le haga un zapateado. El sentimiento liberticida lo tiene bien metido.

Y por supuesto menos Estado también equivale a más dinero en el bolsillo de los ricos, lo cual significa menos en el bolsillo de los pobres. Parece que nunca ha oído hablar sobre aquello de que la tarta no está dada, sino que se expande y que se expande precisamente sirviendo a los consumidores. Y eso que por pasteleos socialistas no será. Se ve que Sopena prefiere que la tarta esté dada y que se la den a él, por eso se muestra tan servil con el poder político. A ver si cae otra RTVE.

El mercado en sí mismo no es malo, pero su sacralización es funesta.

Gracias por matizar que los intercambios voluntarios no son necesariamente malos. Eso supongo que será para blindarse la cartera; pero de ahí no nos excedamos. Mis intercambios personales son buenos, pero los de los demás ya tienen carga de sospecha. No hay que sacralizar la libertad, ¡dónde vamos a ir a parar! Se empieza pidiendo libertad y se acaba... criticando a la izquierda, a Sopena y a todos los grupos de intereses creados en torno a ellos.

Entre los teóricos de la economía admiro a  John  Galbraith, recientemente fallecido, y aborrezco a Milton Fredman, el jefe de filas de la Escuela de Chicago

Olé, Friedman el jefe de filas de Chicago. Si es que allí todos están uniformados y con el casco puesto. Ah no perdón, que Sopena se refiere al conocido economista... Fredman. No termina de sonarme, será que los del Plural me llevan unas cuantas lecturas de ventaja en cuanto a Chicago. ¿Es un economista recién llegado? Deberé acudir a Google para ver si encuentro algún texto de "Milton Fredman", habida cuenta de la extraordinaria fama que le atribuye el leído Sopena.

Galbraith ha sido descrito el lunes pasado por el diario L´Unità, que fundara Antonio Gramsci en 1924, como el defensor de “la economía de rostro humano”.

Eso, eso, Gramsci, admirado desinformador. Pero vamos, eso de la "economía de rostro humano" me ha conmovido. Si es que ya se sabe que la ciencia de la acción HUMANA se dedica a estudiar... a los monos. Claro, como son lo mismo, hemos errado hasta ahora en nuestro objetivo. Menos mal que Galbraith nos corregirá con sus extraordinarias conclusiones sobre la opulencia, la tecnoestructura o los contrapesos de poder. Todo muy humano y cercano, sí.

Giorgio Ruffolo, en la portada de La Repubblica, señalaba como elogio de Galbraith su “irrefrenable tendencia a situarse contra todas las elites complacidas de sí mismas”. Este ex consejero de varios presidentes demócratas norteamericanos -desde Roosvelt a Clinton y, sobre todo, Kennedy- habría opinado sobre las privatizaciones Evo Morales más o menos como Zapatero.

Bravo, esto marca el fin del pudor humano. Galbraith se sitúa en contra de las elites complacidas de sí misma cuando en su vida no ha sido otra cosa que una elite política, impuesta por los mandatarios de turno y financiado a través del expolio fiscal. Sí hombre, supongo que no estaría muy autocomplacido de sí mismo cuando se creyó capacitado para controlar los precios (y por tanto las transacciones voluntarias) de todo un país.

Pero desde luego la mayor virtud que podemos citar de Galbraith, ese logro científico por el que pasará a la historia y por el que merece la pleitesía eterna de Sopena, es que habría opinado más o menos como Zapatero. Lo que no sé es si esto demuestra su solidez como economista o la destruye por completo. Digamos que yo no estaría muy feliz de que tras haber dedicado 70 años a reflexionar sobre la economía se me compare con alguien que la ha aprendido en dos tardes. Digno monumento a su memoria.

No hay que olvidar a los más pobres y el mejor instrumento para dirimir enfrentamientos –también económicos-  es el diálogo.

Pues sí, que se lo digan a Evo y a su ejército.

Un artículo simplemente brillante; espero que bastante más que tu servil coronilla.

Comentarios

 
>“irrefrenable tendencia a situarse contra todas las elites complacidas de sí mismas”; claro, por eso fue consejero de Roosevelt, Clinton y, sobre todo, Kennedy... Ah, no podrán encontrarse tres personajes más marginales y descontentos de sí mismos. ¿O tal vez les aconsejaba a la contra?

Y el tío dice las dos cosas ¡en dos oraciones contiguas! Tiene cierto mérito, reconozcámoslo.
Enviado por el día 8 de Mayo de 2006 a las 02:11 (1)
Hombre, Sopena es experto en citar libros y personas que ni conoce. Creo que no hay nada peor en un ignorante que intentar dárselas de sabio, pues únicamente hace el ridículo.

Hablas de Fredman, que seguramente excusarán sus defensores como una errata... pero es que yo lo he visto en televisión repetir fallos similares. El último que recuerdo fue en una crítica a los aberrantes libros de "Pío Mora"(sic)... Repetido varias veces, no vaya a ser que pasase desapercibido.

Realmente no he visto artículos más lamentables que los de Sopena. Zafios, incultos, prepotentes y lo que es peor, ni siquiera son inteligentes o de alto nivel literario... más bien todo lo contrario. Habiendo alcanzado este hombre su currículum, es para plantearse muchas cosas...

Pero vamos, tampoco es para dedicarle mucho tiempo...

Un saludo
Enviado por el día 8 de Mayo de 2006 a las 10:00 (2)
¿"predicadores de la globalización neoliberal"? Vaya manía que tiene el laicistoide éste a los predicadores y a los neoliberales. La globalización se impone mediante realidades y no a través de arengas tipo Castro o Chávez. Ay, Sopenita, Sopenita...
Enviado por el día 8 de Mayo de 2006 a las 10:05 (3)
La indecencia y la desfachatez de Sopena es legendaria. Los que vamos acercándonos a la cuarentena no podremos olvidar jamás el sectarismo de este individuo al servicio del PSOE desde los lejanos (¿?)tiempos del GAL y sus nulos conocimientos sobre economía, tal como certeramente señalas, Rallo. Solo entiende de brutal lucha por el poder y de propaganda. Lo demás es completamente accesorio para él. Uno de los últimos ejemplos de su deshonestidad intelectual lo pude contemplar en el "Tómbola" de la Tere Campos, en el que insultaba procazmente a Arcadi Espada, un izquierdista honesto.
Enviado por el día 9 de Mayo de 2006 a las 16:33 (4)

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