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14 de Abril de 2009

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

Regulaciones rígidas y patrón oro

Egócrata ha escrito un post en el que me atribuye ciertas ideas que son sólo parcialmente ciertas. Copio sus dos últimos párrafos:
La regulación bancaria no es cosa de odiar a los ricos, aunque la verdad, algunos se lo han ganado. Es limitar la capacidad destructiva de estos. Cuando un industrial invierte su dinero en un producto estúpido, el dinero que pierde es sólo suyo. Cuando un banquero hace una estupidez y la repite hasta el infinito, se lleva a medio país por delante. El estado debe regular a la banca para evitar esta clase de alocada concentración de riesgo y beneficios ficticios.

Rallo y los austríacos, por cierto, dicen esencialmente lo mismo en este aspecto. La diferencia es que ellos quieren limitar el riesgo del sistema utilizando un corsé monetario automático (y horrendamente restrictivo) como es el patrón oro, mientras que otros queremos volver a una regulación parecida (pero no idéntica; hay muchos aspectos irrecuperables) a la que el mundo tuvo entre 1945 y 1980. Rallo probablemente señalará (con razón) que el sistema de Bretton Woods era de hecho una variación sofisticada (y menos inflexible) del sistema de patrón oro, y estará más o menos en lo cierto. Lo que es seguro es que el sistema debe ser más restrictivo que el actual.
Sin extenderme demasiado. El problema esencial del sistema financiero, como ya he repetido muchas veces, es la estrategia de endeudarse a corto e invertir a largo. Si los banqueros tienen un enorme poder destructivo es esencialmente por esto. Supongo que todos estamos de acuerdo en que si los banqueros se dedicaran a emplear los depósitos en el mercado monetario (el mercado monetario de verdad, no el que colocan titulizaciones hipotecarias AAA haciéndolas pasar como líquidas), el riesgo de impago de los depósitos a la vista sería casi nulo. Por otro lado, tampoco creo que nadie llore por qué un banquero impague sus depósitos a 10 años, o al menos no creo que llore más que si una empresa emite bonos y los impaga. ¿Poder destructivo? Muy limitado.

Ahora bien, de lo anterior no debería deducirse que el problema de la transformación de plazos es que los banqueros someten a los depositantes a la vista a un riesgo mayor del que resulta lícito, sino que al degradar sin su consentimiento su posición de liquidez están engendrando el ciclo económico. Es decir, están inmovilizando fondos a largo plazo que debían estar permanentemente disponibles para hacer frente a las contingencias de una unidad económica.

Y aquí es donde entra el patrón oro. El banco central no deja de ser un banco más pero con un monopolio sobre la emisión de billetes. La naturaleza del billete es idéntica a la del depósito a la vista: pasivos a corto plazo del banco. El problema, por tanto, de los bancos centrales actuales es que se endeudan a corto plazo (emitiendo billetes o depósitos para los bancos comerciales) e invierten a largo (en los activos a largo plazo que continuamente refinancian a los bancos comerciales).

El patrón oro no es un mecanismo de ajuste automático (o no sólo) sino un mecanismo donde el dinero es dinero, es decir, donde un pasivo a la vista como el billete de banco ha sido emitido contra el activo a la vista más líquido que existe (no hay descalce de plazos). La ventaja del ajuste automático es derivada: gracias a la convertibilidad de los billetes, tanto los bancos privados como sobre todo los ciudadanos pueden controlar la gestión del banco y retirar el oro cuando sospechen que los activos del banco se están volviendo ilíquidos (esto es, cuando sospechen que está arbitrando plazos). El patrón oro, por tanto, devuelve la naturaleza dineraria al billete de banco (en lugar de concedérselo al papel moneda respaldado por inversiones de valor muy volátil y que no anclan ni pueden anclar el valor de la divisa) y constituye un mecanismo descentralizado muy eficiente para controlar las expansiones. Ahí acaba la historia.

Por cierto, Bretton Woods, por lo apuntado, dista mucho de ser un patrón oro. El gran economista Jacques Rueff no dudó en calificarlo como "el pecado monetario de Occidente". No es para menos: sólo los dólares eran convertibles en oro por parte de los bancos centrales extranjeros. Cualquiera que sepa un poco de expansiones crediticias sabe que un banco aislado no puede inflar sus pasivos ya que en las cámaras de compensación interbancaria generaría sistemáticamente saldos deudores que le vaciarían las reservas; pero al mismo tiempo, también sabe que si todos los bancos inflan en concierto, la expansión puede prolongarse durante mucho tiempo (ya que los mayores saldos deudores de un banco se compensan con los mayores de otro). Por eso es importante que el billete de banco sea convertible en oro para el ciudadano (y por eso los Gobiernos siempre han intentado crear barreras a esta libre conversión, como Inglaterra en el 25 cuando limitó la conversión ciudadana a lingotes de elevado valor).

Bretton Woods consistía en eso: una coordinación de todos los bancos centrales para inflar sus pasivos (esto es, para transformar plazos) combinado con una especulación en el mercado de oro (el London Gold Pool) para estabilizar el precio del oro a 35 dólares la onza. Sí, algo tenía que ver con el patrón oro, pero muy poco. Y desde luego no creo que sea el modelo hacia el que debamos avanzar, por mucho que supusiera una tímida mejora con respecto al cachondeo actual.

En definitiva, los hiperregulacionistas lo tienen fácil: si quieren estabilizar el sistema financiero que prohíban la transformación de plazos, también para el banco central. Si muchos no entendéis aquí la imperiosa necesidad de que exista un patrón oro, sólo tenéis que tratar de responder una sencilla pregunta, sin patrón oro ¿cómo podemos saber que el banco central no está transformando plazos? ¿Cuál sería el activo líquido contra el que podría emitir sus pasivos a la vista? Y si no entendéis por qué la transformación de plazos no es sostenible es que todavía seguís pensando que los recursos económicos son infinitos y pueden estar en varios lugares a la vez.

Comentarios

 
Curiosísimo este video del profesor Enrique Fuentes Quintana, Ministro con Adolfo Suarez. Y han pasado 30 años!!!

http://www.youtube.com/watch?v=zrWYWHtGhRY&feature...
Enviado por el día 14 de Abril de 2009 a las 15:32 (1)
Yo no se que tiene de magistral...

"estos problemas tienen un origen próximo, la crísis del petróleo, que ha impuesto un empobrecimiento automático a este país."

La peseta que imprimía el BE no tiene culpa de nada no? la culpa es del moro...

Luego habla de lo maravillosa que es la libertad económica y pasa a decir que hay que poner fin a esa lácra improductiva del mercado llamada especulación del suelo...

Yo quiero pensar que el hombre lo decia todo de buena fe y desde la ignorancia, porque menudas perlas...
Enviado por el día 14 de Abril de 2009 a las 16:41 (2)
Cualquiera que sepa un poco de expansiones crediticias sabe que un banco aislado no puede inflar sus pasivos ya que en las cámaras de compensación interbancaria generaría sistemáticamente saldos deudores que le vaciarían las reservas; pero al mismo tiempo, también sabe que si todos los bancos inflan en concierto, la expansión puede prolongarse durante mucho tiempo (ya que los mayores saldos deudores de un banco se compensan con los mayores de otro)

rallo, re referís al sistema de cambio flexibles?
Enviado por el día 14 de Abril de 2009 a las 17:38 (3)
En todos los regímenes, también con patrón oro. Ahora, la duración y la gravedad en un sistema de dinero inconvertible es mucho mayor.
Enviado por el día 14 de Abril de 2009 a las 18:49 (4)
El problema básico es que el dinero ha dejado de ser un bien con valor intrínseco mediante el cual el capital ahorrado se pueda transmitir a los inversores. En la actualidad el dinero es básicamente la contrapartida de una deuda, esto es, es ahorro futuro anticipado al momento presente. Por ello, toda creación de dinero implica una "captura" de ahorro futuro y su traslado al presente, lo que supone a su vez un "agujero" de ahorro en el futuro. Cuando la capacidad de capturar ese ahorro futuro no puede superar al agujero que se ha creado (momento en el que la expansión crediticia se detiene), el crecimiento se detiene y el proceso se reinvierte, buscando el necesario ajuste entre ahorro e inversión.

Reducir este problema al patrón oro o tratarlo como una mera transformación de plazos es en definitiva difuminar el fondo del asunto, que es el que comento.

Un saludo
Enviado por el día 15 de Abril de 2009 a las 22:25 (5)
Pero sarachaga, a mí me parece que tu primer párrafo es exactamente lo mismo que la transformación de plazos, pero formulado de otra manera.

Y yo creo que Rallo explica bien cómo el oro limita esa jugada y no por propiedades mágicas, sino porque los agentes económicos, ante la más mínima sospecha, tenderán, por razones de seguridad elementales, a recoger su oro en vez de quedarse con un papel que dice "vale por X gramos de oro".

Y en ese momento, todo aquel banco que no maneje ahorros de verdad, sino que ande tratando como ahorros y prestando lo que son depósitos a la vista, las pasaría canutas en un plazo breve.
Enviado por el día 15 de Abril de 2009 a las 23:25 (6)
Lo que quiero decir es que lo que tú llamas "manejar ahorros de verdad" no es posible con el dinero que tenemos, porque el ahorro de verdad es capital, es decir, riqueza no consumida, mientras que lo que tenemos son títulos o derechos sobre deuda.

Estoy completamente de acuerdo con lo que dice Rallo, por supuesto. Sabe perfectamente que estamos en la misma línea. Lo que indico es que el problema de plazos se deriva de otro problema más profundo, pues nuestro dinero fiduciario implica en sí mismo un problema de plazos, al anticipar ahorro futuro al presente mediante deuda y convertirlo en dinero.
Enviado por el día 16 de Abril de 2009 a las 18:08 (7)

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