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3 de Agosto de 2009

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

No es el dinero

En mi último artículo en el Instituto Juan de Mariana, zuppi me enlaza una columna de Iñaki Zaragüeta en La Razón, donde plantea que la solución a la crisis pasa por hacer circular el dinero. El ejemplo es sencillo, pero voy a simplificarlo o al menos esquematizarlo más:

A (jefe del hotel) debe 100 euros a B (carnicero), B (carnicero) debe 100 euros a C (criador de cerdos), C (criador de cerdos) debe 100 euros a D (proveedor de pienso), D debe 100 euros a E (prostituta) y E (prostituta) debe 100 euros a A (jefe del hotel)

En el ejemplo se supone que no hay dinero en la economía y que, por tanto, nadie puede saldar sus deudas con nadie… así que aparece un tipo que está dispuesto a prestar 100 euros sin intereses a A (el ruso que deja la fianza de 100 euros por mirar las habitaciones). Gracias a ese préstamo muy a corto plazo, A salda sus deudas con B, B con C, C con D, D con E, E con A y A con su prestamista muy a corto plazo: gracias a la adición de 100 euros en la economía, hemos logrado cancelar todas las deudas.

La moraleja que extrae Zaragüeta es que la gente vive sin deudas y que puede mirar con optimismo al futuro gracias a esta puesta en circulación del dinero. ¿Qué hay de erróneo en este pensamiento? Pues lo siento, pero demuestra que no entendemos casi nada de cómo funciona un sistema bancario moderno.

El sistema de pagos actual es un sistema de pagos por compensación. ¿Qué significa eso? Que si yo debo 120 euros a mi vecino y mi vecino me debe 30 euros, basta con que le entregue 90 euros para saldar todas nuestras deudas. Los bancos funcionan así: los depósitos a la vista son pasivos (obligaciones a entregar dinero) del banco. Cuando pagamos con un cheque o con tarjeta de débito, le estamos dando una orden al banco para que parte de esa obligación del banco con nosotros se la entregue a nuestro acreedor. Por tanto, pagamos a la gente no con dinero (billetes de euro), sino con deuda del banco. ¿Y qué ocurre si esa persona a la que pagamos con deudas del banco a su vez tiene deudas frente al banco? Pues que ambas deudas se cancelarán y se transferirán a una tercera persona o desaparecerán del balance del banco.

En el ejemplo anterior, ¿realmente era necesario que apareciera el ruso? En absoluto. Bastaba con que los ciudadanos se hubiesen reunido, hubieran hecho balance de deudas y créditos y se hubiesen dado cuenta de que no hacía falta que nadie pagara a nadie. Esto es: A le condona la deuda a E a cambio de que E se la condone a D, a cambio de que D se la condone a C, a cambio de que C se la condone a B y a cambio de que B se la condone a A. ¿Complicado? Tal vez, para eso están los bancos: aunque no hubiese dinero en circulación en la economía, podrían llevar su contabilidad en euros y dar órdenes de pago sucesivas hasta que todos los créditos se compensaran con todas las deudas.

Como ya expliqué aquí, el dinero puede utilizarse para liquidar deudas, pero no es su función esencial. Su función esencial es la de liquidar los saldos deudores netos, esto es, aquellos que no pueden pagarse por compensación. En el ejemplo anterior, imaginemos simplemente que E le debiera a A 120 euros. ¿Qué haríamos? Pues el prestamista ruso sería de poca ayuda ya que quedaría un saldo acreedor neto de A por 20 euros con respecto a E. Ese es el límite del pago por compensación y donde entra (o debería entrar en juego) el dinero.

En todo caso, y por resumir, el artículo de Zaragüeta se equivoca en que:

a)      No hacía en absoluto falta que circulara el dinero en metálico para saldar las deudas, porque todas las deudas tenían un idéntico vencimiento, monto y condiciones.
b)      No se crea riqueza por ninguna parte, ya que todas las transacciones económicas se habían realizado ya, sólo quedaba pendiente su pago.
c)      Es opinable, como dice Zaragüeta, que la gente mire el futuro con más optimismo después de la operación. Cierto, ahora nadie tiene deudas, pero tampoco nadie tiene créditos (A tenía antes un derecho de cobro frente a E, por ejemplo), de modo que todos se quedan igual, en esencia porque aunque no se habían liquidado las deudas, nadie debía en realidad nada a nadie.


Comentarios

 
Diáfano.
Enviado por el día 3 de Agosto de 2009 a las 16:30 (1)
Increible… Esto apareció en un mensaje de correo que me llegó como hace un mes, de esos que muchos mandan sin saber qué mandan y mi respuesta a quienes compartían el envío, eso de darle al “responder a todos” les dije…: “y si en vez de irse de pu… el proveedor de pienso, casto varón, previsor y buen administrador, va y lo guarda en el banco o bajo el colchón? Pues ocurriría que el ruso, como comprueba que su dinero no está, se cargaría al del hotel por haberle robado…

Es la leche.

Enviado por el día 3 de Agosto de 2009 a las 16:39 (2)
Esta anécdota anda circulando por internet y dejando perplejos a unos cuantos que no saben nada de esto, pero es sorprendente que algún economista o similar medianamente serio se haga eco del mismo. Evidentemente el nivel de deuda de esa "mini-economía" era exactamente el mismo antes y después de la visita del ruso, y lo mismo ocurre con su capacidad de generación de riqueza. La presente situación no es un problema de liquidez, que también, sino fundamentalmente de solvencia, de empobrecimiento general por la corrección en el precio de muchos activos inflados.

Estos ciudadanos, de vivir en un remoto pueblo aislado sin bancos ni billetes, no necesitaban forzosamente su existencia. En este ejemplo se pretende confundir la falta de compensación de pagos por "ausencia de moneda" (falta de liquidez) con la restricción crediticia, que es lo que está ocurriendo ahora y que no tienen nada que ver. Si cualquiera de estos individuos le entrega un papel a su acreedor en el que reconozca su deuda y éste confía en él y otorga validez y garantía al derecho de cobro recibido, lo utilizará para a su vez pagar con él a su propio acreedor, y así continuará la cadena hasta que el emisor del papel recibirá de su deudor el mismo papel que él emitió. O más sencillamente: si supuestamente nadie tiene dinero, utilizarán como dinero cualquier otro bien comercializable aceptado por todos como medio de intercambio para cancelar deudas. Nadie tiene un problema en el que un derecho en su poder frente a otro por 100 valga ahora 80. Eso sí es un problema, porque no tendrá riqueza para pagar sus propias deudas.

El problema actual es completamente diferente, y creo que no merece la pena perder el tiempo con esto.
Enviado por el día 3 de Agosto de 2009 a las 22:03 (3)
Muchas gracias por la explicación, Juan Ramón.
Admiro tu capacidad de divulgación y también tu capacidad de trabajo.
La historieta me recordaba a la famosa del niño que rompe el cristal y obliga a hacer circular el dinero. Claro que, al menos en la historia del cristal está claro que no solamente no se crea riqueza, sino que se ha destruido inicialmente.
En todo caso, son ejemplos de cómo la ciencia económica dista mucho de ser intuitiva.
Enviado por el día 4 de Agosto de 2009 a las 10:52 (4)
Efectivamente, poco importa la liquidez del sistema cuando tus activos valen menos de tus pasivos. La idea que de la coordinación de bancos centrales puede salvar de la bancarrota es una panacea ordinaria. La única forma de reactivar el crédito es volviendo ajustar los balances y eso no se consigue con prestamos sino con nueva captación de fondos propios o con papi estado recapitalizando por vía del contribuyente.
En fin, deben ser las horas de prensa y televisión lo que lleva a escribir semejantes cosas.
Enviado por el día 4 de Agosto de 2009 a las 13:40 (5)
Simplemente escribo este comentario para anunciar que ya está disponible en youtube la versión subtitulada al español del mítico documental del Mises Institute: "Dinero, Banca y Reserva Federal". En 5 partes:

Parte1: http://www.youtube.com/watch?v=BmU7HyF9An8
Parte2: http://www.youtube.com/watch?v=C49gh1Uqp_U
Parte3: http://www.youtube.com/watch?v=guPj6CH48Z4
Parte4: http://www.youtube.com/watch?v=Z2vQ6QM_G0w
Parte5: http://www.youtube.com/watch?v=vyw3l7d6lqo
Enviado por el día 7 de Agosto de 2009 a las 00:48 (6)
muy bueno tu último artículo en Libertad Digital. Me gusta la conclusión:

"No deja de ser lamentable que la nomenclatura política que padecemos culpe al mercado de causar las crisis que ellos producen y luego se atribuyan el éxito de impulsar unas recuperaciones que el mercado genera y que ellos sólo obstruyen. No es sólo un error científico de primer orden, es un error deliberado para justificar el incremento de su poder y los recortes de nuestra libertad."

Pero por qué no lo mencionas en tu blog?
Enviado por el día 7 de Agosto de 2009 a las 21:18 (7)

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