11 de Junio de 2004

El sociólogo español Juan Díez Nicolás, profesor de la Universidad Complutense de Madrid, ha realizado un estudio que pretende medir el comportamiento ecológico de los españoles, según una noticia aparecida en El País. Para ello ha elaborado hasta tres índices distintos basados en una serie de comportamientos y actividades como pueden ser la separación de basuras por tipos, el uso de los contenedores de vidrio o cartón, utilización de transporte público, ahorro de agua y energía, compra de productos ecológicos o militancia o participación en organizaciones o acciones de tipo ecologista y así hasta 23.

Según los resultados, en ninguno de los tres índices el porcentaje de españoles cumplidores llega al 10% y en el Índice Global, sólo el 6,7% de nosotros aprobamos en ecologismo, es decir cumplimos en 11 o más de los comportamientos elegidos. Me congratula darme cuenta que en el fondo somos unos bocazas. Aplaudimos de boquilla todo lo ecológico, todo lo verde pero pasamos de ello más que de los documentales de la 2. Dejando de lado que lo que se mide, en función de los pocos aspectos evaluables que da el pequeño artículo, es el grado de implicación con el movimiento ecologista y no el conocimiento de ecología, como disciplina científica, del ciudadanos español, dudo realmente que actuemos en función de un conocimiento de la disciplina, sino más bien en función de los eslóganes o las 'buenas intenciones' de estos grupos. Uno de los datos que da el estudio es que sólo el 65% de la muestra (1.224 personas) reconoce que está poco o nada informado acerca del medio ambiente.

Otro dato importante que da el estudio es que para la mayoría de los españoles encuestados "todo lo que tiene que ver con el medio ambiente lo tiene que hacer el Estado. Hay muy poca confianza en la sociedad civil". Pero este lamento es una incongruencia, vivimos en una sociedad en la que todo se deriva hacia la acción estatal, la educación pública es la que vale, la sanidad pública es la necesaria, la subvención o la ayuda es la base de la cultura o la excepción cultural, se ayuda a conseguir soluciones habitacionales a precios por debajo del precio del mercado y se paga al agricultor por que no use su tierra. Y en estas circunstancias el profesor Díez Nicolás se sorprende que lo del medio ambiente la gente entiende que lo debe hacer el Estado. Lo extraño es que no pidan la nacionalización del movimiento ecologista.

Movimiento ecologista que sigue con las suyas y recibiendo prebendas por los apoyos impartidos; el Secretario General de Agricultura y Alimentación ha asegurado a Greenpeace que el Ministerio está revisando el borrador de la Orden Ministerial sobre Coexistencia de los Cultivos Modificados Genéticamente, después del revuelo provocado este borrador cuando fue presentado durante el mes de marzo. Recordemos que España es el único país de la UE que cultiva OGM con fines comerciales y 32.000 hectáreas están en el aire. El lobby verde entra en acción. Kioto invita a guardar la cartera en lugar seguro, ¿Suiza?