18 de Septiembre de 2004

África es a los medios lo que el Guadiana a la red fluvial española, aparece y desaparece. El régimen islámico del Sudán y el genocidio desencadenado en la región de Darfur la han puesto de actualidad. Realmente, el Sudán ha sido desde hace muchos años una zona generadora de inestabilidad. La guerra civil en la que lleva envuelta dura décadas y éste no ha sido nada más que uno de los muchos episodios, lo mismo que lo fue hace unos años los asesinatos por parte de las tribus norteñas de religión musulmana de las tribus sureñas de religión cristiana o la esclavización de sus integrantes. Todo sigue sin pausa.

No me conozco la historia del Sudán con detalle pero echando mano de algún libro podemos hacernos una idea de cómo les ha ido en esta región en la que encontráremos luchas de este tipo desde hace siglos, incluso cuando el cristianismo y, por supuesto, el islam eran religiones lejanas. Los británicos lo tuvieron difícil en la década de los 80 del siglo XIX, cuando el levantamiento de un caudillo local, el Mahdi, llevó a la retirada británica de esa zona y la muerte del General Gordon en la defensa de Jartum. Después, los sudaneses empezaron una guerra con Etiopía en la zona de la ciudad de Gondar. Para que luego digan que los buenos salvajes viven en paz con sus vecinos.

El porqué este conflicto africano se pone de moda y otros se ignoran lo desconozco y sólo puedo hacer elucubraciones más o menos atinadas. Que el islámico Sudán sea uno de los garantes del terrorismo internacional, no sólo del musulmán, es posible que sea una razón. La cercanía relativa a la zona de Oriente Medio ha permitido el contacto con países como Siria, que parece haber probado recientemente armas químicas contra la población de esta región. Alguno me puede asegurar que el petróleo de Darfur ha desencadenado toda este intervensionismo pero, sinceramente, la situación era muy parecida antes y nada se hacía. Supongo que Al Qaeda y los suyos necesitarán un nuevo campo de operaciones y unas cuantas tribus animistas o cristianas son una molestia. El caso es que por estas razones o por cualquier otra, cientos de miles de personas están muriendo en un goteo interminable. Y poco a poco los países occidentales se están implicando, al menos de palabra. Y con los halcones y sus posiciones de fuerza llegan las palomas y los partidarios de más diálogo. Hasta aquí nada que extrañar. Pero es que además han llegado los patos.

Y para patos, Moratinos, que cada vez se está convirtiendo más en Desatinos. ¿A qué puñetas ha mandado ZP a este memo internacional a Jartum?. Como nos ha enseñado la historia reciente si se quiere hacer caer un régimen o que cambie radicalmente sus formas, es necesario una posición fuerte, una amenaza, algo que les haga temblar porque el diálogo no funciona con alguien que no duda en gasear a multitud de hombres, mujeres y niños indefensos. Aislar el régimen es una buena manera de empezar si no se quiere actuar más contundentemente. Y el aislamiento del gobierno, que no de la población, pasa por una posición firme y a ser posible única de occidente que es el que tiene la fuerza, tanto física como moral para deshacer el entuerto.

Que el gobierno Chino haga un acercamiento al sudanés es, desde un punto de vista estratégico, lógico pues su fuerza radica en la debilidad occidental, aunque dado lo grande que es China y su tenencia de elementos islámicos en sus provincias más occidentales, deberían ser más cautos. Pero España, en su línea de hacer una política de oposición a Estados Unidos, no debería acercarse con promesas de diálogo, o incluso anunciar la apertura de una embajada y encontrar una solución política al conflicto. Si el conflicto se puede solucionar de esta manera tanto mejor, pero no se deben dar pistas porque serán tomadas como signos de debilidad.

Dice Moratinos que "España tiene una responsabilidad para facilitar la solución a la crisis humanitaria que sufre la región de Darfur" pero lo que hay en la zona es una guerra en toda regla, además una de esas guerras sin frentes y sin soldados, en la que grupos pro y anti gubernamentales luchan sin importar quién está en medio, quién muere y esto no pasa por mandar a Leire Pajín con las ONG's de turno. No me extraña la alegría del ministro sudanés Mustafá Omar Ismael, que ve en la posición española una espita por la que se va el gas que presionaba su cuello. No dudo que en los próximos meses, la ONU se dedique a marear la perdiz, a aprobar resoluciones estúpidas de imposible cumplimiento y mientras, los sudaneses sigan muriendo en su interminable conflicto. Deberán estar muy agradecidos a Moratinos y ZP.