30 de Septiembre de 2004

A menudo nos lamentamos de lo poco que dedica Europa a la investigación y el desarrollo si lo comparamos con otras economías, en especial la norteamericana. Tampoco nos quedamos cortos en lamentarnos de que nuestras mejores lumbreras buscan, en muchos casos, el otro lado del Atlántico para desarrollar su carrera científica y profesional y de paso aprovecharnos para denunciar la rapiña intelectual de los pérfidos americanos. Incluso somos capaces de señalar tal latrocinio para explicar porqué existe esta distancia entre la ciencia y la tecnología americana y la europea.

Pocas veces nos hemos planteado con seriedad cuál es la razón de estos fenómenos que tanto desasosiego y fobia provocan, pero sólo desde el análisis serio seremos capaces de entender la distancia que nos separa. Entre ayer y hoy se han producido dos episodios, uno a nivel europeo, otro a nivel español que ilustran claramente dos de las principales razones. En El Mundo del día 29 se podía leer:

"Los laboratorios farmacéuticos pagarán una 'tasa' del 2% de sus ventas"

Quizá sea esta una de las formas más eficientes de espantar la inversión. Puede ser mucho más barato comprar la medicina a otra empresa que pagar todo tipo de impuestos. Es evidente, tan evidente que algunas veces es difícil de ver, sobre todo por la Administración. En este caso tenemos a una burocracia creando incertidumbre: el Ministerio de Sanidad necesita dinero. Hemos parido un sistema ineficiente que continuamente se está quedando pequeño ante la realidad, y que necesita sacar recursos de dónde sea. Este año le ha tocado a las farmacéuticas. Doscientos millones de euros que tendrán que poner en las arcas públicas, doscientos millones de euros que saldrán de precios incrementados y que pagaremos todos los españoles que contribuimos con nuestros impuestos a este monstruo de la naturaleza pública que es la Seguridad Social. Doscientos millones que la empresa ya no destinará a retribuir al accionista, a crear nuevas líneas de investigación, a crear nuevas infraestructuras farmacéuticas, a crear más empleo, a pagar a nuestros investigadores. No, la ministra Salgado ha dado una estocada a la proposición de incrementar el I+D que había prometido el PSOE. Aunque ¿tenían intención de cumplir esta promesa?.

La segunda noticia, también en El Mundo de hoy mismo nos contaba que:

"La UE obligará a los laboratorios a diseñar fármacos para los niños"

He aquí lo que se entiende en Europa como libertad de empresa. Cuando una empresa pida una autorización para comercializar un medicamento nuevo o una ampliación de su uso, deberá presentar un estudio sobre su utilización en pediatría. De nuevo una medida que, aún reconociendo la necesidad de que las medicinas hayan sido probadas y autorizadas para niños, no debería ser impuesto por ninguna administración. La propia necesidad debería conducir a dicha línea de investigación. Los argumentos para semejante intervención son las de siempre, que dicha investigación no es rentable al ser cara y compleja. Pero alguien se ha preguntado la razón de esa falta de rentabilidad o incluso si esa falta de rentabilidad es cierta. En todo caso sería sólo una cuestión de precio final y de incidencia de la enfermedad en los niños. Si estamos dispuestos a pagar los costos más el beneficio empresarial, el medicamento puede estar disponible.

Ciertamente, las muertes infantiles se han reducido de manera importante en los últimos 50 años, las principales enfermedades infantiles de los países desarrollados y en vías de desarrollo también han sido atajadas y se producen muchas menos muertes. Incluso en el Tercer Mundo donde los problemas son mucho mayores. Los principales medicamentos están, al menos en la práctica descubiertos y disponibles, entonces ¿qué supone esta medida para la UE?. Desde mi punto de vista es una manera como cualquier otra que tiene el Estado para inmiscuirse en lo privado y controlar un sector tan jugoso como el farmacéutico.

Hasta tal punto es así que otra de las propuestas es la creación en la Agencia Europea de Medicamentos de un "comité de expertos" que se encargue de "evaluar y autorizar los planes de investigación de las empresas". Hay que fijarse en la letra, no es que testen los medicamentos descubiertos o desarrollados, es que indican ¡en qué se debe investigar!. Los burócratas establecen las necesidades, no los pacientes ni los padres ni los ciudadanos.

Cuando en España o en la UE se habla de I+D se está hablando de dinero público que las administraciones rapiñan entre los contribuyentes destinan hacia los proyectos que uno o unos pocos funcionarios consideran que deben investigarse, basándose en informes hechos por otros funcionarios que se suponen analizan ciertas necesidades. Pero qué mejor encuesta para saberlo que lo que se solicita a las empresas farmacéuticas, es decir las necesidades de sus clientes o lo que detectan los médicos y el personal sanitario en sus pacientes. Para ello no es necesario ninguna burocracia pública. Pero esto daría no para otra anotación en la bitácora, sino para todo un libro.