15 de Enero de 2005

Tanto sol estos días y ya están los agricultores hablando de la sequía. Aquí cuando las cosas se salen un poquito, sólo un poquito de lo que cada hijo de vecino considera normalidad, los gritos de los afectados se oyen en Sebastopol. El año meteorológico, que como el escolar empieza en septiembre, lleva un déficit hídrico de aproximadamente un 25 por ciento respecto a la media de los 10 últimos años.

Pues bien, pues vale, pues nada debería pasar, unas veces llueve mucho y no hay manera de recoger los cultivos, otras veces llueve poco y no hay manera que los cultivos de secano lleguen a buen puerto y otras veces llueve lo justo y todos tan contentos. Incluso hay cultivos que les viene bien que llueva poco y otros que les viene bien lo contrario. El mundo de la agricultura es maravilloso, cualquier cosa que pase siempre va a tener a nuestros agricultores insatisfechos. Esta vez son los cultivos de secano, que lógicamente, se ven más afectados por la situación pero los agricultores que se dan al regadío ya empiezan a desempaquetar las pancartas reivindicativas.

Lo que pasa es que se quejan por defecto ya que su actividad, al depender tanto de la climatología que algunas veces les es favorable y otras no, tiene habilitados unos productos que palian el posible daño y que no son otros que los famosos seguros agrarios, obligatorios por otra parte. Cierto es que gastarse una prima todos los años para que luego no pase nada duele, cierto es que luego se tienen que pelear con los peritos del seguro y que lo que pagan finalmente no es ni mucho menos lo que hubieran ganado si los hados del clima hubieran hecho bien su papel. Son cosas que van unidas a su actividad, de igual manera que el mal tiempo puede arruinar las perspectivas del sector turístico o de los productores de energía eólica.

Da la sensación que a ellos les duele más que al resto, da la sensación que los hoteleros y hosteleros no tiene la categoría para hacer las mismas reclamaciones, que el sector primario tiene una tradición intocable frente al terciario y que por supuesto no tienen ningún derecho a sus subsidios, sus ayudas y sus planteamientos. La sindicación en el campo, ese lobby de poder tan televisivo, es una de sus mayores lacras y uno de las responsables de que el campo no se haya modernizado como en otros países. Asaja ya ha pronosticado que "estamos en el inicio de un ciclo seco, que puede romperse o no, pero ya está teniendo consecuencias negativas para agricultores y ganaderos". Eso, sólo puede querer decir una cosa, denme en forma de subvenciones lo que hemos dejado de ganar. 60 millones de euros en remolacha de secano, de momento, 300 millones en cereal de esta modalidad, sobrecoste de 800.000 euros para los ganaderos que tendrán que comprar el forraje en mercados exteriores. ¿A dónde iría cualquier economía si todos actuáramos así?.

Pero hay que reconocer que no deja de haber cierta justicia poética, el mismo año que el gobierno de ZP decide cargarse el PHN, el clima vota PP y les muestra sus vergüenzas. Dice Andrés del Campo que es el presidente de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes que "hay una alarma general en el regadío porque el año está siendo muy seco. La sequía puede haber empezado ya, mientras el Plan Hidrológico Nacional está paralizado".