8 de Agosto de 2005

Con tan cinematográfico y literario título ha llegado a mis manos un interesente artículo aparecido en La Vanguardia del día 21 en el que se describe a través de las declaraciones del general Zhu Cheng-hu la doctrina militar china. Ante la pregunta de un posible conflicto bélico entre China y Estados Unidos a propósito de Taiwán, el general se despachó con las siguientes declaraciones:

"De acuerdo con la correlación de fuerzas entre Estados Unidos y China, no tenemos capacidad para librar una guerra convencional contra Estados Unidos. Si Estados Unidos interfiriera en el conflicto y lanzara misiles y proyectiles inteligentes contra objetivos en territorio chino, creo que tendríamos que responder con armas nucleares".

La amenaza incluso se extiende al ataque de barcos o aeronaves en aguas o espacio internacional. Debemos recordar que en el acuerdo entre Estados Unidos y Taiwán existe un compromiso de los primeros hacia los segundos que les obliga a defender la isla de una invasión por parte del régimen comunista. El problema no está en tan estrambóticas declaraciones, muy propias de regímenes totalitarios, sino en el desprecio que tienen sus gobernantes, no sólo de las vidas del enemigo, sino la de sus propios ciudadanos. Dice el general:

"Nosotros estamos hechos a la idea de la destrucción de todas las ciudades chinas al este de Xian, por supuesto, los norteamericanos deberán estar preparados para que centenares de sus ciudades sean destruidas por los chinos".

Deberían resultar infames este tipo de declaraciones desde la óptica occidental pero dada la idiosincrasia de la población, al menos de parte de la española, pueden resultar hasta simpáticas si los perjudicados son los americanos. A China, si nos atenemos a lo dicho por su general, le importa poco o nada lo que le pase a cualquiera de sus súbditos si lo que se consigue es la destrucción de centenares de ciudades del enemigo. Es más, la asunción de la destrucción de varias de sus principales ciudades, al este de Xian se sitúan poblaciones como Pekín, Hong Kong, Canton y Shanghai, forma parte de una diabólica forma de hacer política, forma que no sólo los chinos, sino la gran mayoría de los ciudadanos occidentales desconoce.

Esta noticia que fue publicada por varios diarios anglosajones, no fue en ningún momento desmentida por el gobierno chino sino que se aseguró que Taiwán es un asunto de máxima seriedad para China y que las declaraciones del general eran una "opinión personal". Por otra parte, este tipo de declaraciones no suelen ser aireadas por los medios españoles, sobre todo por los más izquierdistas y partidarios de la excéntrica Alianza de las Civilizaciones que centran sus críticas en americanos y anglosajones, sean cuales sean sus acciones sin importar el porqué de sus razones y derivándolos a temas de moral cuanto menos discutible y en ningún caso por los medios audiovisuales, los que más consumidos en España.

Podemos pensar que nos encontramos ante una fanfarronada ya que las armas nucleares chinas con capacidad para llegar a Estados Unidos se cifran actualmente entre 80 y 130 y resulta verosímil que Estados Unidos tiene capacidad para destruir unas cuantas antes de que salgan de sus silos y si se ha desarrollado el sistema de defensa antimisiles, pocas o ninguna llegarían a sus objetivos civiles. Sin embargo, no es una situación agradable de contemplar y sus consecuencias serían extremadamente graves.