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5 de Diciembre de 2005

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Areopagítica
Bitácora de Alberto Illán Oviedo

Rascacielos y terremotos

Uno de los efectos secundarios, colaterales que diría alguno, que padecemos aquellos que no nos tragamos los mensajes apocalípticos de los ecologistas y grupos afines es que cuando leemos noticias como esta que voy a comentar, todo no suena a filfa. A algo traído por los pelos que los medios, siempre tan dispuestos a colaborar en la causa conservacionista, distorsionan o adaptan a los deseos de sus amos... esto, a los deseos de tan solidarios y comprometidos grupos.

Según leo en elmundo.es, el mayor rascacielos del mundo que se está construyendo en Taipei, en Taipei 101, está relacionado con el aumento de microterremotos que se han detectado en la zona, según la investigación realizada por Lin Cheng-horng, geólogo del instituto de Ciencias de la Tierra de Taiwan:

"Durante el periodo de construcción, entre 1997 y 2003, tuvimos dos micro-terremotos al año, pero desde que acabaron las obras hemos sufrido dos grandes terremotos (de magnitud 3,8 y 3,2 respectivamente) justamente bajo el Taipei 101, de suficiente intensidad como para que se sintieran en las oficinas".

El gran peso de este edificio de 508 metros podría ser la causa de esta situación ya que las más de 700.000 toneladas de acero y el cemento en un área de unos 15.081 metros cuadrados significa una presión de 4,7 bares en el subsuelo del edificio y a juicio del geólogo:

"Este estrés puede transferirse a la corteza terrestre, debido a que las rocas sedimentarias del subsuelo del edificio son extremadamente blandas. Y por debajo de esta zona hay una antigua falla que puede haberse reabierto".

Dicho así, a lo que suena es que se ha elegido mal el terreno donde colocar el edificio y que es posible que para tales monstruos de acero y hormigón deban tenerse en cuenta más variables que las requeridas para otras edificaciones más pequeñas. De todas formas, hay que establecer claramente la relación causa efecto y hasta ahora y por la noticia, sólo hay una coincidencia temporal de dos hechos.

El problema de esta noticia es que por el efecto amplificador de los medios y los escasos conocimientos de muchos de los que toman decisiones a nivel político, más que empresarial, los grandes proyectos de este tipo se van a poner en entredicho. De entrada, el Sky City 1000 de Japón parece que peligra y ya se ha extendido la lista de edificaciones que provocan estos seísmos, los grandes diques y los depósitos subterráneos de basura. A partir de aquí, ya sabemos cómo funciona todo, los grupos conservacionistas harán campaña contra todo tipo de construcción que según su particular juicio pueda alterar la corteza terrestre y con un poco de apoyo aquí y otro allá, ya tenemos otro embrollo global.

Aquí en España, los rascacielos de la Castellana madrileña y las Torres con las que Santiago Calatrava quiere terminar la Ciudad de las Artes y las Ciencias en Valencia podrían tener algún que otro problemilla. La que ya no parece que vaya a sufrir mucho es la barcelonesa Torre Agbar y aunque el barrio del Carmelo esté cerca, sólo hay que esperar a que los ecologistas reciban suficiente subvención para pagar su silencio.

Comentarios

 
La verdad es que la noticia es un poco tonta. Es como si pudiéramos provocar terremotos simplemente juntándonos muchas personas en poco espacio. Pensar que un edificio puede provocar la presión suficiente en una falla como para desestabilizarla (en todo caso sería en un punto de una falla de miles de kilómetros) es ridículo.

No soy arquitecto, ni ingeniero de caminos, puertos y canales; pero, a priori, me parece un noticia típica de la 2. Si, la cadena de los pingüinos, las focas y los pajaritos.
Enviado por el día 5 de Diciembre de 2005 a las 20:48 (1)
Si os digo la verdad, cuando uno ve en un periódico supuestamente serio una noticia que titulan: "Acusan al mayor rascacielos del mundo de incrementar el número de terremotos en Taiwan" y luego resulta que dice que hay “algún” geólogo que mantiene tal cosa, dan unas ganas locas de pedir el cese del editor de tal medio.
Me recuerda a los agujeros del AVE por Zaragoza.

Cambió el gobierno y ya no hay agujeros.


Enviado por el día 5 de Diciembre de 2005 a las 22:05 (2)
Nunca faltaran cientificos o intelectuales para avalar cualquier tonteria o monstruosidad. La ciencia ni el conocimiento son Dios, mucho menos los "cerebros". Nada hace más daño a la ciencia que el creer que esta es infalible.
Enviado por el día 5 de Diciembre de 2005 a las 23:59 (3)

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