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6 de Mayo de 2004

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Orden Natural
Bitácora de Juan Fernando Carpio

Sobre la caída de Roma



Nos dice el prof. Pablo Guido Alejandro Gómez en su clase de Historia Económica:

"Sin embargo, tras la espléndida fachada se estaban incubando ocultas dolencias. La expansión económica acabó por terminar. Ya a finales del siglo II se manifestaron signos de estancamiento económico... La mayor parte de los tesoros (expoliados al mundo helénico) se usaron en suministrar moneda para las necesidades del Estado", al tiempo que "la expansión del gasto público en una época en la que el flujo de los tesoros procedentes de los territorios ocupados estaba disminuyendo, incrementó los apuros financieros... La renta producida localmente no era suficiente para arrojar un rendimiento capaz de cubrir las necesidades del presupuesto estatal. El rápido desarrollo de la vida urbana durante el siglo II estimuló sin duda alguna el flujo demográfico del campo a la ciudad", lo que repercutiría gravemente en el sector agrícola por la ausencia de mano de obra, lo que implicó "por una parte, una disminución de las fuerzas productivas del país, y por la otra se registró un aumento del consumo en las ciudades", lo que afecto la demanda y oferta de los alimentos y consecuentemente los precios de estos bienes.

Pero el financiamiento de este gasto se iría complicando a medida que había menos tierras para conquistar y que para hacerlo había que alejarse cada vez más de Roma. Esto implicaba más viajes, más ejércitos, más gastos y más controles. Además, cada vez eran menos los que querían ir a vivir una vida de sacrificios tratando de conquistar nuevos territorios o de mantener los ya conquistados, mientras que en la Península se vivía en un clima de fiesta y de placer casi todo el tiempo.

¿Qué podrían hacer los emperadores romanos para mantener el alto de nivel de vida del pueblo de Roma que había gozado de esto beneficios por décadas? No hay que olvidar que el poder de los emperadores se recostaba en dos pilares: el ejército, que lo mantenía en su cargo ante los eventuales conflictos externos y disputas internas; y el pueblo, por eso había que mantenerlo tranquilo y contento, de ahí lo de "pan y circo" (como se ve en algunos de nuestros países las cosas no han cambiado mucho en la actualidad). Ante esta circunstancia los emperadores tratarán de imponer algunas medidas que "aliviaran" la deprimida situación económica. Una de ellas es el aumento de impuestos, que recaen principalmente en los campesinos, al tiempo que se dispone de reparto gratuito de trigo para los pobladores de Roma. Todo esto lógicamente provocó un estancamiento mayor en la economía. Ya que quitó los pocos incentivos que todavía quedaban para seguir produciendo.

La otra "solución" que se les ocurrió fue la de "emitir" (nueva acuñación de monedas). Al poseer gran cantidad de metales preciosos, alearon oro con plata, plata con cobre, y cobre con plomo; así rebajaron el valor de la moneda y terminaron de arruinar a aquellos que alguna vez habían sido ricos. Esa moneda de baja ley la usaba el gobierno para pagar a sus acreedores, pero se negaban a recibirla como pago por parte de los contribuyentes.

Una consecuencia de esto fue lógicamente el aumento de precios, a lo cual el gobierno volvió a responder con una medida muy conocida hasta el presente: el control de precios. Quizás el "más famoso y el más extensivo intento de controlar precios y salarios ocurrió durante el reinado de Diocleciano" quien subió al trono en la segunda mitad del siglo tercero de nuestra era. Le tocó gobernar en un período de una creciente inflación, la que "atribuyó enteramente a la avaricia de mercaderes y especuladores" (el mismo argumento que usan nuestros políticos en la actualidad). Obviamente, el hombre estaba equivocado. La causa de la creciente inflación estaba dada en el creciente gasto público para sostener una burocracia y un ejército cada vez más grandes. La acuñación de monedas de oro y plata degradadas en su pureza, era el medio más sencillo para "resolver" este problema del gasto público en alza constante. Pero hasta el propio Diocleciano se daba cuenta que el mercado "ajustaba por precio" cada vez más velozmente. Por tal motivo, el emperador se vio ante la siguiente disyuntiva: o continuaba acuñando monedas cada vez más depreciadas, o cortaba los gastos del gobierno. La respuesta fue similar a la que siguen dando hoy en día nuestros representantes: "Diocleciano decidió que la deflación, reduciendo los costos del gobierno civil y militar, ERA IMPOSIBLE".

Ante esa desesperante situación, Diocleciano tomó una medida que "resolvería" el problema de una vez: seguir acuñando moneda degradada al tiempo que imponía controles de precios y servicios. Para ello se sancionó el famoso Edicto del año 301, que establecía una lista de los precios máximos para determinados bienes y servicios. De todos modos, como el emperador no era tonto, él sabía que la medida acarrearía retención de mercaderías y desabastecimiento. Por esta razón impuso una serie de penas para que quienes se resistieran a cumplir las medidas establecidas en el edicto recibieran una sanción ejemplar. El castigo sería tanto para el que vendiera como para el que comprara por encima del precio establecido en el edicto. A tales efectos se llegaron a confeccionar más de 30 listados cubriendo más de mil precios y salarios. El resultado de la aplicación de dicho edicto fue el que todos pueden imaginar. Al decir de un relato contemporáneo, "...hubo mucha sangre derramada sobre cuentas triviales e insignificantes; y la gente no llevó más provisiones al mercado, ya que no podían obtener un precio razonable por ellas y eso incrementaba la escasez tanto, que luego de que varios hubieran muerto por ella, fue dejada de lado".

No se sabe exactamente cuánto tiempo estuvo en vigencia el Edicto de Diocleciano, pero sí se sabe que a cuatros años de sancionada la reforma monetaria, el precio del oro en términos de denarios había subido 250 por ciento. "Diocleciano había fracasado en su intento de engañar al pueblo y en suprimir la habilidad de éste para comprar y vender como les pareciera conveniente".

Vaya, los políticos les culpan a los bárbaros y los keynesianos a la falta de obras públicas...quién diría...

Tanto el profesor Guido Gómez (en su bibliografía) como yo recomendamos la lectura de "For good and evil", de Charles Adams, un libro sobre los efectos de los impuestos y otras formas redistributivas sobre las civilizaciones (adivine, lector, ¿qué era la piedra Rosetta?), las rebeliones y la historia en general.



Aclaración: La cita utilizada en este apunte fue atribuida inadecuadamente a uno de los profesores de la MEE2003 de la UFM (el prof. Gimenez-Bonet, y al corregir se mencionó a Pablo Guido, en vez de a su verdadero autor: el prof. Alejandro Gomez). Es por ello que he tachado el nombre, y tengo que decir que lamento cualquier molestia o disconfort causados por el uso errado de la cita (el texto) y el autor.

Comentarios

 
¿Dónde se puede encontrar el artículo original del prof. Gimenez-Bonet?
Enviado por el día 7 de Mayo de 2004 a las 00:26 (1)
Sólo una puntualización: el reparto gratuito de trigo en Roma (o casi gratuito) no es cosa de los emperadores. Era una tradición demagógica muy arraigada en la Roma Republicana; baste citar el incidente de los Gracos o de Saturnino. Un saludo.
Enviado por el día 7 de Mayo de 2004 a las 02:14 (2)
Estimado j.f.: El artículo del prof. Gimenez-Bonet es parte de la maestría que imparte en la UFM de Guatemala, famosa por ser la única universidad liberal de toda la región de países de habla hispana.
Enviado por el día 7 de Mayo de 2004 a las 04:11 (3)
para isidoro:

Hay un libro excepcional sobre el tema. Se titual "Res Publica Opressa". Te mandaré la referencia completa por email".
Enviado por el día 7 de Mayo de 2004 a las 12:03 (4)
jfcarpio, gracias por la información.
Enviado por el día 7 de Mayo de 2004 a las 13:55 (5)
>>Una consecuencia de esto fue lógicamente el
>>aumento de precios, a lo cual el gobierno volvió
>>a responder con una medida muy conocida hasta el
>>presente: el control de precios. Quizás el "más
>>famoso y el más extensivo intento de controlar
>>precios y salarios ocurrió durante el reinado de
>>Diocleciano" quien subió al trono en la segunda
>>mitad del siglo tercero de nuestra era. Le tocó
>>gobernar en un período de una creciente
>>inflación, la que "atribuyó enteramente a la
>>avaricia de mercaderes y especuladores" (el
>>mismo argumento que usan nuestros políticos
>>en la actualidad)>.

Bien, puede alguien aclararme entonces quien fue el responsable de la espectacular subida de precios por la cara en los pequeños y medianos comercios con respecto a cualquier producto de menos de 500 pesetas?

No es una pregunta trampa ni nada parecido.
Enviado por el día 7 de Mayo de 2004 a las 16:21 (6)
Que tonto estoy, olvide mencionar que me referia a cuando entro en vigor el euro!

Mea culpa, no se donde tengo la cabeza ultimamente.
Enviado por el día 7 de Mayo de 2004 a las 16:39 (7)
Curisoso dato te diré; Julio César y los emperadores de la Dinastía Julio-Claudia emprendieron una serie de reformas para disminuir la arbitrariedad de la presión fiscal en provincias. La recaudación de las provincias de acuerdo a los usos Republicanos estaba en manos de empresas privadas (los publicanos) que constituían bandas o ejército dedicados a sacar dinero a la gente en virtud de un contrato previo con el "estado". Esta presión desapareció (en su rapacidad claro) con el cobro de los impuestos por parte de funcionarios del estado. Alguna explicación para esto?
Enviado por el día 7 de Mayo de 2004 a las 22:07 (8)
Sanders, en general el responsable de algo es quien lo hace; digamos el dueño de un bar que "redondea" de un día para otro 100 pesetas a un euro. Y el responsable de que se salga con la suya es el cliente que no se va a un bar donde no lo hayan subido (los hubo, yo desayunaba a veces en uno).
Enviado por el día 8 de Mayo de 2004 a las 18:59 (9)
¿Y, Isidoro? ¿"Qué malo es el liberalismo, ved como las compañias privadas recaudan impuestos con rapacidad"? Seguían siendo impuestos: el Estado delegaba en los publicanos su poder de extraer dinero por la fuerza. Además en provincias (es decir, lo que ahora llamaríamos más bien colonias: países de extranjeros sometidos) de las que no había un censo que permitiese ajustar las tasas razonablemente, ni mucho motivo para hacerlo porque no votaban, y ante las cuales las compañías no eran responsables. ¿Hace falta mucha más explicación?
Enviado por el día 8 de Mayo de 2004 a las 19:06 (10)
>Alguna explicación para esto?

Pues bien, Isidoro, yo he intentado explicarme tan tremendo problema. ¿Por qué cuando los dinastas de la Julio-Claudia cambiaron a rapaces empresas privadas (los publicanos) por honestos funcionarios, la presión fiscal desapareció (en su rapacidad claro)?

Pero, ¿De veerdad crees que 'eso' requiere explicación?.

Por favor, léelo otra vez, piensa un poquitín nada más, y ¡zas! ahí está la solución: ¡Es que no hay problema!.

Enviado por el día 9 de Mayo de 2004 a las 17:23 (11)
Las empresas privadas actuaban de acuerdo a unas cuotas irreales acrodadas. El cohecho era hábito común en las provincias. Las compañías de publicanos eran formadas por enormes bandas de ladrones, mientras que la burocracia estatal implantada después recibía unos salarios que evitaban saqueos mayores de la población indefensa. Era más caro, pero más efectivo, al menos en esa época.
Enviado por el día 10 de Mayo de 2004 a las 00:53 (12)
Isidoro:

Un César actuaba como emperador, no como un administrador temporal (ver el tema Hoppeano de Monarquía vs. Democracia), he ahí la explicación. Por eso los reyes eran más amados (y necesitaban serlo) que los señores feudales, porque para retener tanto territorio debían ser más benévolos o más sutiles en el saqueo. En democracia (o republica prostituída, como en los últimos día de la Roma que Cicerón añoraba) el ciudadano aún piensa que se aplica impuestos a sí mismo mediante sus representantes. El tema es apasionante...
Enviado por el día 16 de Mayo de 2004 a las 00:05 (13)

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