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21 de Abril de 2004

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

Felicidad por decreto


Felicidad. Ya he tratado en alguna ocasión sobre ella. Schopenhauer afirmaba que sólo podíamos reducir el malestar y la insatisfacción. Mises, quizá más optimista, relaciona la felicidad con el cumplimiento de los fines que nos propongamos.

A riesgo de ser repetitivo, es necesario recordar que todo fin necesita de sus medios para poder realizarse. Si un fin no requiriera de sus medios, no existiría en cuanto a tal, pues se trataría de una condición innata al ser humano. No sólo eso, sino que por existir en infinitas unidades (sin medios la escasez no toma presencia) no adquiriría ningún valor.

Consumo y satisfacción de las necesidades (salvo error empresarial) son equivalentes. Nos vemos realizados cuando consumimos nuestros medios con objeto de que den respuesta a nuestro fin. Sin consumo, no hay felicidad.

El socialismo odia el consumo, hasta el punto de tildarlo, como si de una patología se tratara, de consumismo. El socialismo odia, no puede señalarse otra cosa, la felicidad humana. Opone trabas gubernamentales a la realización de nuestros fines; precisamente por ser nuestros, por no ser los que ellos nos han impuesto y asignado.

La finalidad del comunismo consiste en alcanzar un paraíso sin clases, donde el trabajo, lejos de ser odioso, comporte felicidad. No llegó a comprender Marx que el trabajo nunca es un fin, sino siempre un medio, un factor de producción de otros medios. La desutilidad del trabajo nunca podrá desaparecer; ciertamente, algunas personas podrán considerar más insufribles unos trabajos que otros, pero siempre existirá un minimum de desutilidad.

Puede argüirse para confrontar la aserción de una desutilidad permanente en el trabajo el hecho de que algunas personas disfruten con determinados trabajos; a gente para la que trabajar constituye un fin. En realidad, la crítica proviene de una confusión de los conceptos de trabajo con "esfuerzo" o "actividad". Jugar al golf, dar clase, esquiar o cuidar el jardín pueden ser fines en sí mismos, pero en ese caso no se trata de trabajo, sino, como indicó Fetter, de un "juego" -un profesor puede disfrutar dando clase, sin embargo esto sólo constituirá un juego en tanto en cuanto la identificación actividad/fin, sobre todo en la dimensión temporal, sea completa.

El comunismo al predicar la felicidad del trabajo está condenando, de facto, a la sempiterna infelicidad al ser humano. Le veda la entrada al reino del ocio y del consumo, para retenerlo en el de la producción de unos medios que nunca podrá consumir -probablemente destinados a los miembros del Partido. El comunismo se convierte, pues, en una dictadura de la producción, en una esclavización universal.

Claro que Marx podría, quizá, referirse a que su sistema intentaría trocar el trabajo por un juego. En ese caso, el comunismo trataría de imponer sus fines a los de la ciudadanía. Mediante la reeducación, la coacción, la propaganda y la purga, la ciudadanía amaría su "puesto de trabajo" hasta el punto de convertirse en un juego. Los otros fines, los de los individuos, serían no sólo despreciados, sino perseguidos como herejías a la verdad oficial.

Abel Prieto, ministro de Cultura cubano, en una visita oficial a Argentina, hizo énfasis en la necesidad de combatir la mediocridad y la frivolidad y de rechazar las manipulaciones que tratan de que el ser humano asocie la felicidad al consumo.

Aunque bueno, cuando el ser humano juega, Sr. Prieto, está, de hecho, consumiendo, esencialmente tiempo. Aunque esto no importa, no le importa; juegos de palabras neoliberales. Eso sí, resulta insoslayable que la dictadura cubana desprecia los deseos de sus prisioneros-súbditos cuando les impone coactivamente unos fines que difícilmente coincidirán en naturaleza e intensidad con los de los individuos. El comunismo combate, repitámoslo una vez más, la felicidad del ser humano.

Ello no obsta para que Prieto proponga un Frente Antifascista Mundial cuya finalidad sería luchar contra la globalización neoliberal, esto es, con la capacidad de que todas las personas, vivan donde vivan, puedan luchar por su felicidad tal como ellos, y no usted, la entienden. Parece ser que las estrategias leninistas no terminan de ser enterradas.

Pero bueno, mañana otro día. El terror cubano, ¡cómo no!, seguirá siendo sólo Guantánamo.

Comentarios

 
Que esperas de esa basura juan ramón , yo hace tiempo que no espero nada de ellos .
Enviado por el día 21 de Abril de 2004 a las 21:27 (1)
Esa es una cuestión interesante. Muy a menudo nos repiten que esta es una sociedad muy consumista, pero nunca nos dicen que es exactamente lo que tiene eso de malo (aparte de generar alguna envidia entre los niños en las escuelas por la ropa de marca :-))
Enviado por el día 21 de Abril de 2004 a las 21:38 (2)
Sin embargo, luego cualquier oficina, asociación o coas que se monte, es de 'consumidores' y no de 'consumistas'. Parece que estén fuera de la sociedad.
Enviado por el día 21 de Abril de 2004 a las 22:06 (3)
El tema se reduce a criticar lo que se hace, y no qué exactamente se hace o por qué se hace.
Es como cualquier nuevo gestor de una empresa que llega, y en seguida dispone un plan de reducción de costes. Nadie propone un plan de reducción de costes inútiles. Nadie analiza los costes, se decreta la reducción, y si consigues apañarte con lo que te dejan, demuestras que eras un despilfarrador, y si no lo consigues, eres un inútil. En ambos casos, demuestras la necesidad del nuevo gestor.
Con el consumo, igual. Se haga lo que se haga, siempre se demostrará que se necesita de alguien que nos tutele para hacer lo que no necesitamos hacer.
Enviado por el día 21 de Abril de 2004 a las 22:12 (4)
El comunismo al predicar la felicidad del trabajo está condenando, de facto, a la sempiterna infelicidad al ser humano.

Un sistema político o social capaz de inventar el stajanovismo no puede ser sino perverso.
Enviado por el día 21 de Abril de 2004 a las 22:53 (5)
Juan Ramón, ¿no ves una contradicción entre este ataque al consumo y la pretendida -y falsa- defensa de cierta izquierda de la libertad personal?
Enviado por el día 22 de Abril de 2004 a las 00:16 (6)
Nada hay más contradictorio. Supera por poco a "economista socialista"
Enviado por el día 22 de Abril de 2004 a las 22:01 (7)

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