25 de Febrero de 2009
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El padre de Marta tiene más legitimidad, claro que sí
Sorprende que siga habiendo gente con tan poco sentido común, especialmente si es liberal, como para dudar de la mayor legitimidad de un padre al que han matado a su hija para hablar de las penas que deben tener sus asesinos. Y más aún cuando parece que tenga mayor legitimidad un anónimo "jurista de prestigio", actitud arrogante y ungida donde las haya.
El porqué ya lo explicó a las mil maravillas, como siempre, Borja Prieto, referido a otro caso y otro contexto sólo ligeramente distinto, el del proceso de rendición:
Pero lo cierto es que la opinión de las víctimas sí es importante, más que la mía o la de cualquiera que no haya perdido a nadie por el terrorismo.
En nuestra sociedad, el Estado tiene el monopolio de la violencia, y esto significa que debemos asumir su justicia. Pero el contrato liga a las dos partes. La víctima de un crimen renuncia a tomarse la justicia por su mano porque el Estado se compromete a castigar al delincuente. Por tanto, el Estado no puede unilateralmente romper el compromiso y decidir que no aplicará la pena a personas concretas que han causado daño a otras personas concretas.
Otra cosa es que las víctimas decidan que, por el bien común, y siempre que los asesinos muestren arrepentimiento sincero, pueden perdonar y buscar una reconciliación que evite nuevos crímenes. Pero esto es una decisión que deben tomar las víctimas libremente. Peces Barba lo sabía, y de ahí vinieron los primeros intentos por convencerles.
Sólo quien tenga una visión aristocrática de la política, que considere que sólo los "mejores" (es decir, los que él considere mejores) deben opinar y su visión ser tenida en cuenta, puede dudar de esto. Es más, sólo quien considere que el Estado tiene una legitimidad extra, no concedida por los ciudadanos, puede pensar que tiene derecho a imponer unas penas ridículas al margen de la gravedad del crimen y de los deseos de quienes renuncian a castigar el crimen ellos mismos.
Llevamos décadas soportando que los políticos nos impongan un sistema penal en el que matar a alguien sale barato, en el que unos jueces pueden decidir y frecuentemente deciden que un señor que ha hecho una carrera en la trena puede salir antes de cumplir su pena por mucho que repita una y otra vez que no está arrepentido.
Comentarios
Ese alegato, por cierto, viene despues de otro contra la monja de las llagas (SanGil) y en alabanza de uno que habla de economía sin decir nada.
Luego algunas personas se preguntan la razón de que el liberalismo tenga mala fama. Pues... mírense.
Eso si, uno esta en su derecho, of course, de mantener limpio su lector.
La batalla de las ideas y de los principios es una de aquellas en las que la propaganda (en el buen y mal sentido) tiene un papel muy relevante.
Las "fobias" son, en gran medida (es mi opinión), producto de mensajes muy bien estructurados ante los que no se contraponen otros fuertes y claros.
Por ejemplo, acabo de leer una entrada en La libertad y la ley que, como suele ser habitual alli, me ha parecido bien estructurada y razonada.
Nadie la usará, por ejemplo. Ni esa ni ésta. Pero la otra sí. Porque es útil para las fobias de marras.
Recuerdo el nacimiento de red progresista, cuando llegaron a la conclusión de que ser progresista era llamárselo a uno mismo. Con lo que allí cabía todo.
¿El universo liberal es lo mismo?
En mi opinión, de esta crisis (y de Mari Luz, Sandra Palo, Marta y también del vecino vasco) vamos a salir con las fobias reforzadas porque la batalla de las ideas la estamos perdiendo. COmo la de la responsabilidad. Y la de la libertad.
Pero, vaya, es solo mi opinión.
Así es muy difícil ganar la batalla de la opinión, que, desde luego, NO ES la batalla de las ideas.
Lo que yo no tengo tan claro es que las fobias naturales (en el sentido de pulsiones básicas) sean realmente un enemigo. Nada claro, de veras. Pero esto ya es desnaturalizarle la entrada a Daniel y tampoco es cosa de...
¿Razón? Lo dudo mucho, la razón no es algo que se tiene por razón de persona. La razón se tiene por motivos intelectuales, y, dudo mucho, que el padre de una hija que acaba de morir pueda pensar con la claridad suficiente.
Y otra cosa está clara, no todas las opiniones tienen el mismo valor. No podemos dar el mismo valor a una opinión sobre física si la hizo Feynmann a si la emite Maradona; tampoco tiene la misma fuerza la opinión sobre punibilidad si la emite Mir Puig a la que pueda emitir el Sr. Del Castillo.
Me queda la duda de si, en cuestiones económicas, sólo hay que tener en cuenta a los que siempre han sido ricos, a los que siempre han sido pobres o a los que han variado por razón de sus aciertos o fracasos o a los que han variado por razón de causas externas.
Para no pensar con claridad, la frase de que los españoles podemos dormir con rey o reina (vaya idea) pero no con hijos muertos tiene su miga.
Lo que me plantea la duda de si la misma argumentación que sirve para ningunear una opinión que yo tengo, pero que no puedo gritar en la tele porque tengo la suerte de tener viva a mi hija, si esa argumentación, digo, serviría para eximirle de responsabilidad si decide cargarse al asesino. O, en el caso de padre de Mari Luz, si se carga al juez que dejó libre al criminal. O, imagínense, si se carga a los políticos que aprobaron la ley que castiga con un pam pam culete a un violador de niños.
Si de mi dependiese, manana desaparecerian cientos de miles de criminales, Charles Manson entre ellos, por citar un ejemplo. Que hace el estado alimentando a ese imbecil? (A ese lo fusilo yo, si quieren.)
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