5 de Octubre de 2005

El amigo Hugo ha decidido abrir un nuevo frente de conflicto con el resto del orbe y pensando seguramente que Irán y Corea del Norte están muy solos en esto de conseguir un programa nuclear, ha decidido que los va a apoyar y de paso se va a crear otro para sí mismo. Debe ser que como le pasa al persa anda corto de energía y necesita más. Eso sí para uso estrictamente pacífico, que él nunca ha sido conflictivo.

La decisión de Chávez puede sonar a la típica mosca cojonera que va molestando durante el camino pero es algo mucho más serio. Con reminiscencias, muy lejanas eso sí, a la crisis de los misiles cubanos, que el régimen bolivariano llegue a tener artefactos nucleares no sería una buena noticia para nadie. Desde el punto de vista estratégico crearía un foco conflictivo importantísimo en connivencia con los narcoterroristas colombianos lo que incrementaría el dolor de cabeza del Presidente americano, sea quien sea, cuando se materialice, sin olvidar el esfuerzo financiero que supone para los bolsillos del ya maltratado pueblo venezolano.

La alianza de la Venezuela bolivariana con cualquier régimen o organización que cabalgue a lomos del totalitarismo es ya una constante a la que debemos acostumbrarnos. La petición del embajador de Venezuela en Teherán es impecable, "Creemos que Irán, al igual que Brasil y Argentina, tiene derecho a investigar para buscar nuevas fuentes de energía que puedan sustituir a las no renovables procedentes del petróleo y el gas", pero a nadie se le escapa que su régimen no es precisamente el de un país que abogue por la paz y la libertad, ni siquiera por la democracia. Venezuela con Chávez en el poder y con combustible nuclear es un peligro para todos.

Pero la actividad de Chávez ha sido prolífica en los últimos meses, en un paso más hacia una democracia popular, es decir a un régimen socialista a lo cubano, el Comandante ha decretado la expropiación de terrenos latifundistas. Hasta la fecha el ejército se ha hecho con 500 hectáreas y varios miles de cabezas de ganado de empresas extranjeras y locales (entre ellas, Parmalat y Heinz). Toda una invitación a la inversión de las empresas extranjeras. Repsol YPF ya puede empezar a temblar porque hace poco firmó un acuerdo para explotar nuevos yacimientos, ¿cuánto tardará en perderlo todo? ¿o participará de los excesos del régimen para mantener la concesión?. La Caixa lo sabrá en su momento. Mientras tanto, a Chávez se le pone cara de átomo.