20 de Agosto de 2005
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Bitácora de José Carlos Rodríguez
Tiranicidio y derecho a las armas en Escocia e Inglaterra
David Kopel ha publicado recientemente un artículo con el largo título de The Scottish and English Religious Roots of the American Right to Arms: Buchanan, Rutherford, Locke, Sidney, and the Duty to Overthrow Tyranny (PDF). En él hace un repaso del pensamiento de los cuatro autores citados en torno al tiranicidio y del derecho de cada individuo de resistirse a la tiranía por medio de la tenencia de armas. Es una primera versión, ya que el definitivo se publicará a final de año.
Como hilo conductor está en Romanos, 13, en el que San Pablo insta a los cristianos a ser obedientes con el Gobierno. El primer autor que trata Kopel es George Buchanan, que trató el problema en De Jure Regni Apud Scotos. Según Buchanan no todo poder es igual, y hay que distinguir entre el verdadero Rey, que llega al poder por consenso, que no crea la ley de forma unilateral y que está sometido a la ley, según el resumen de Kopel, y el tirano. Un tirano no es más que un criminal poderoso y debería ser tratado como tal. Entonces Kopel cita al propio Buchanan, que escribe en forma de preguntas y respuestas:
Samuel Rutherford escribió Rex Lex. The Law and the Prince, cuyo índice me llama la atención por lo sistemático que es. Kopel resume el pensamiento de Rutherford de este modo: La cuestión del título es que la Ley precede al Rey y que el monarca está constreñido a obedecer la Ley. El gran ideal angloamericano del Imperio de la Ley se encarna en el principio de Rutherford: que el gobierno está limitado por la Ley.
Para Rutherford, las instituciones civiles son creadas por Dios, pero este actúa por medio del consenso del pueblo. En consecuencia, el consenso del pueblo coincide con la voluntad de Dios y violar ese acuerdo va en contra de la Ley de Dios, de la Ley Natural. En este caso llegamos a una tiranía. Rutherford, pese a ser como Buchanan protestante, se basó en autores católicos, como Francisco de Vitoria o Fernando Suárez. Rutherford no solo asentaba el derecho a la autodefensa, sino que lo estipulaba como un deber, pues una persona que no se defiende a sí misma
Y
Es más, aunque el titular nominal fuera el Rey, el verdadero dueño de la milicia, las armas y los fuertes es el pueblo.
Para Rutherford, un único acto injusto por parte del Rey no justifica una rebelión, pero si de forma continua se dedicara a destruir las instituciones civiles creadas por consenso del pueblo, sería necesaria una revolución con la que reinstaurar las libertades. El mismo razonamiento, nos enseña Kopel, viene contenido en la Declaración de Independencia.
Rutherford se basó en la tradición aristotélico-tomista, y en el Derecho Romano. De este último extrajo el principio de que es legítimo repeler la violencia con violencia, que él trasladó a la relación del pueblo con el tirano.
Los dos últimos autores tratados por David Kopel son John Locke y Algernon Sidney, muy influyentes ambos en el pensamiento que llevó a la revolución americana y a la guerra de independencia. Kopel dice que Locke y Sidney fueron los dos escritores más citados por los revolucionarios americanos, lo que no sabía, aunque se puede intuir. El Primer Tratado sobre el Gobierno lo escribió en respuesta a un hombre de izquierdas de la época, Robert Filmer, mientras que en el Segundo hace una exposición más sistemática de sus ideas. Locke es más coherente que Rutherford y dice que, tal como el derecho de autodefensa es individual, el de rebelarse también lo es. Rutherford, en quien en parte se basa, era algo más desconfiado del pueblo y limitaba ese derecho a algún tipo de autoridad, aunque fuera local. Para Locke un individuo se rebelará cuando vea sus derechos amenazados, y solo cuando este sentimiento sea generalizado se producirá una rebelión. Para entonces el Rey habrá pedido el consentimiento del pueblo. La rebelión, para el genial pensador, era preferible a la opresión.
Locke justificaba la autodefensa en cualquier situación en la que un individuo viera violados sus derechos. Y, como Buchanan, Locke pensaba que ceder al Gobierno el derecho absoluto sobre la vida de uno era una violación del deber cristiano, ya que la vida solo pertenece a Dios. Su pensamiento liberal le llevó a defender, en su Carta sobre la tolerancia, que las personas tienen el derecho de seguir su conciencia y que tienen el derecho de rebelarse contra cualquier gobierno que viole ese derecho.
Este británico es uno de los más influyentes en las ideas que le otorgaron libertad a los ciudadanos americanos. Algernon Sidney (y aquí) es autor de Discourses of Governement (1698), publicado post mortem, tras la Revolución Gloriosa. Sidney recupera el principio de tranquilitas ordinis de La Ciudad de Dios de San Agustín, que se refiere a la paz que reina en una sociedad justa y bien ordenada. Para Sidney
Y recuerda que
Sin el derecho a la autodefensa, ninguna sociedad podría sobrevivir,
Derecho del que deriva la lucha contra la tiranía. Estar sujeto a al arbitrio de un tirano, advierte Sidney, es como estarlo a la voluntad de un pirata. Es más, el uso defensivo de las armas es justo y necesario,
Que, por cierto, nunca faltan.
Todo el artículo merece la pena.
George Buchanan (1506/1582)
Como hilo conductor está en Romanos, 13, en el que San Pablo insta a los cristianos a ser obedientes con el Gobierno. El primer autor que trata Kopel es George Buchanan, que trató el problema en De Jure Regni Apud Scotos. Según Buchanan no todo poder es igual, y hay que distinguir entre el verdadero Rey, que llega al poder por consenso, que no crea la ley de forma unilateral y que está sometido a la ley, según el resumen de Kopel, y el tirano. Un tirano no es más que un criminal poderoso y debería ser tratado como tal. Entonces Kopel cita al propio Buchanan, que escribe en forma de preguntas y respuestas:
P. ¿Cómo llamaría a una guerra llevada a cabo contra el enemigo público de toda la humanidad, el tirano?
R. La más justa de todas las guerras
P. Pero cuando, por una causa justa, se proclama una guerra contra un enemigo declarado, no solo el conjunto de la gente sino también cada uno de los individuos, tiene el derecho de matar a ese enemigo.
R. Yo lo poseo (ese derecho).
Samuel Rutherford (1600/1661)
Samuel Rutherford escribió Rex Lex. The Law and the Prince, cuyo índice me llama la atención por lo sistemático que es. Kopel resume el pensamiento de Rutherford de este modo: La cuestión del título es que la Ley precede al Rey y que el monarca está constreñido a obedecer la Ley. El gran ideal angloamericano del Imperio de la Ley se encarna en el principio de Rutherford: que el gobierno está limitado por la Ley.
Para Rutherford, las instituciones civiles son creadas por Dios, pero este actúa por medio del consenso del pueblo. En consecuencia, el consenso del pueblo coincide con la voluntad de Dios y violar ese acuerdo va en contra de la Ley de Dios, de la Ley Natural. En este caso llegamos a una tiranía. Rutherford, pese a ser como Buchanan protestante, se basó en autores católicos, como Francisco de Vitoria o Fernando Suárez. Rutherford no solo asentaba el derecho a la autodefensa, sino que lo estipulaba como un deber, pues una persona que no se defiende a sí misma
es culpable de autoasesinato, porque desafía el deber de legítima autodefensa.
Y
Privar al pueblo de armas porque podrían abusar del Príncipe, es exponerlo a la violencia y a la opresión, de manera injusta; pues el Rey puede abusar más fácilmente de las armas que todo el pueblo; un hombre puede fallar más fácilmente que una comunidad.
Es más, aunque el titular nominal fuera el Rey, el verdadero dueño de la milicia, las armas y los fuertes es el pueblo.
Para Rutherford, un único acto injusto por parte del Rey no justifica una rebelión, pero si de forma continua se dedicara a destruir las instituciones civiles creadas por consenso del pueblo, sería necesaria una revolución con la que reinstaurar las libertades. El mismo razonamiento, nos enseña Kopel, viene contenido en la Declaración de Independencia.
Rutherford se basó en la tradición aristotélico-tomista, y en el Derecho Romano. De este último extrajo el principio de que es legítimo repeler la violencia con violencia, que él trasladó a la relación del pueblo con el tirano.
John Locke (1632/1704)
Los dos últimos autores tratados por David Kopel son John Locke y Algernon Sidney, muy influyentes ambos en el pensamiento que llevó a la revolución americana y a la guerra de independencia. Kopel dice que Locke y Sidney fueron los dos escritores más citados por los revolucionarios americanos, lo que no sabía, aunque se puede intuir. El Primer Tratado sobre el Gobierno lo escribió en respuesta a un hombre de izquierdas de la época, Robert Filmer, mientras que en el Segundo hace una exposición más sistemática de sus ideas. Locke es más coherente que Rutherford y dice que, tal como el derecho de autodefensa es individual, el de rebelarse también lo es. Rutherford, en quien en parte se basa, era algo más desconfiado del pueblo y limitaba ese derecho a algún tipo de autoridad, aunque fuera local. Para Locke un individuo se rebelará cuando vea sus derechos amenazados, y solo cuando este sentimiento sea generalizado se producirá una rebelión. Para entonces el Rey habrá pedido el consentimiento del pueblo. La rebelión, para el genial pensador, era preferible a la opresión.
Locke justificaba la autodefensa en cualquier situación en la que un individuo viera violados sus derechos. Y, como Buchanan, Locke pensaba que ceder al Gobierno el derecho absoluto sobre la vida de uno era una violación del deber cristiano, ya que la vida solo pertenece a Dios. Su pensamiento liberal le llevó a defender, en su Carta sobre la tolerancia, que las personas tienen el derecho de seguir su conciencia y que tienen el derecho de rebelarse contra cualquier gobierno que viole ese derecho.
Algernon Sidney (1622/1683)
Este británico es uno de los más influyentes en las ideas que le otorgaron libertad a los ciudadanos americanos. Algernon Sidney (y aquí) es autor de Discourses of Governement (1698), publicado post mortem, tras la Revolución Gloriosa. Sidney recupera el principio de tranquilitas ordinis de La Ciudad de Dios de San Agustín, que se refiere a la paz que reina en una sociedad justa y bien ordenada. Para Sidney
La paz solo adquiere valor cuando está acompañada por la justicia
Y recuerda que
Los gobiernos populares están menos abiertas a los desórdenes populares que las monarquías; se manejan más fácilmente y es más fácil recuperarse de ellas.
Sin el derecho a la autodefensa, ninguna sociedad podría sobrevivir,
Es más, todo derecho se caerá, las sociedades humanas que subsisten por él se disolverán y todas las personas inocentes serán expuestas a la violencia de los más inicuos, si los hombres no se defienden justamente contra la injusticia por su propio derecho natural, cuando las vías prescritas por la autoridad pública no se pueden tomar.
Derecho del que deriva la lucha contra la tiranía. Estar sujeto a al arbitrio de un tirano, advierte Sidney, es como estarlo a la voluntad de un pirata. Es más, el uso defensivo de las armas es justo y necesario,
Esta es la voz de la humanidad, y solo le disgusta a los príncipes que temen los merecidos castigos y los aduladores y siervos que comparten la culpa de los príncipes.
Que, por cierto, nunca faltan.
Todo el artículo merece la pena.
Comentarios
Esto de las armas es un tema sumamente interesante. Espero poder escribir un articulo, quiza algo personal, al respecto en un futuro no muy lejano. No es coincidencia, tampoco, por ejemplo, que la gente que es totalmente desarmada sufre mucho mas. Veamos los ejemplos Hitlerianos, de los paises socialistas, y varias "republicas" africanas.
Efecticamente. El tema de las armas interesa, y sino, visitar el último post de John Lott:
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Bueno yo duermo bastante mas tranquilo desde que puse mi 9mm semiautomatica debajo de mi cama, con 15 balas y lista para defender. Tengo tambien los dos libros de John Lott :)
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