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4 de Septiembre de 2004

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

La muerte de las industrias


Estamos en lo de siempre. Industrias que dejan de ser rentables y deben cerrar. Los titulares no pueden ser más demagógicos: "300 trabajadores a la calle". Hacen la foto finish y ahí nos quedamos. La introducción del instrumento analítico del equilibrio en la ciencia económica llevó al inevitable resultado de afirmar que cualquier resultado social es una situación de equilibrio, de ahí que el equilibrio con desempleo del que hablaba Keynes, no surgiera como una contradicción terminológica.

Y por si fuera poco, ¿saben quién tiene la culpa del cierre de la industria? Por supuesto: como estamos inmersos en una sociedad globalizada y las decisiones no se toman aquí, no se puede hacer nada. La cuestión que uno se plantea es, obviamente, qué hubieran hecho en una sociedad no globalizada.

La búsqueda del beneficio contable no es una cuestión baladí. En ausencia de beneficios, las empresas están dilapidando recursos y riqueza; el beneficio nos indica que estamos usando factores de producción adecuados, en el tiempo adecuado, para satisfacer los deseos de los consumidores. Si estos deseos cambian -por ejemplo al ser satisfechos de una forma más eficaz o con un menor esfuerzo- el beneficio desaparecerá por la competencia empresarial. Las empresas sin beneficios son empresas que, o no satisfacen a los consumidores, o los satisfacen de una peor manera; entonces, la cuestión indudable es, ¿por qué deben seguir funcionando esas empresas?

No olvidemos que toda empresa genera productos para ser consumidos (quizá no inmediatamente, pero toda la estructura productiva se dirige en última instancia hacia el consumo) Si el consumo desaparece, el sentido de esos productos se esfuma y con él la importancia del trabajo que contribuía a producirlos.

Pero eso no significa que los factores productivos queden para siempre desatendidos. Precisamente, la quiebra empresarial se produce como consecuencia de atribuir a esos factores un mayor valor que el asignado al producto final; en otras palabras, existen otros usos prioritarios.

El propietario de factores de producción tiene dos posibilidades palmarias: o venderlos o quedárserlos. Si adopta la primera opción, es evidente que los venderá al mejor postor. Ese precio será el coste que los empresarios que desean adqurir semejante factor deberán soportar. Si un empresario gasta más dinero en factores del que podrá obtener por el producto final, pierde dinero. Debe desaparecer del mercado para que, otros empresarios, puedan adquirir sus factores y satisfacer al consumidor.

Si esos factores no tuvieran otros usos prioritarios, el precio de los mismos, descontando el interés, sería igual al del producto final (siempre y cuando el propietario de los factores de producción no valora más la retención de los mismos que el precio ofrecido)

Este análisis también resulta aplicable para el trabajo. Sin embargo, éste tienes sus características (o vocabulario) particulares. El trabajador puede vender (o alquilar mejor dicho) sus servicios o quedárselos. El alquiler se realizará también al mejor postor (que, en este caso, no será necesariamente quien más pague, sino quien mejores condiciones ofrezca), otros empresarios que quieran adquirir los servicios de ese sujeto deberán mejorar las condiciones. Si por los motivos que sean (falta de previsión, presión sindical, ordenanzas gubernamentales) el trabajador percibe un salario superior a su contribución al producto final, el empresario deberá, o bien rebajarle el salario, o bien cerrar la empresa.

Puede que haya otros empresarios dispuestos a pagarle el mismo sueldo, pero en todo caso, éste no podrá ser superior a la contribución final al producto (siempre, claro está, descontando el interés). Eso sí, en todo caso, el individuo podrá encontrar distintas ocupaciones a un salario inferior. Claro que, el trabajador podría verse cegado por las enseñanzas del valor-trabajo y creer que una reducción de su salario implica un robo inaceptable o, en todo caso, que prefiere retener para sí su tiempo de trabajo (bien porque decida convertirse en empresario, bien porque valore el ocio más que el trabajo -la satisfacción del ocio más que la satisfacción derivada de la retribución laboral) En todo caso, esa "desocupación" no significa que el trabajador no puede trabajar, sino que en esas circunstancias, prefiere no trabajar.

Ahora bien, si se coloca un límite inferior a esa reducción salarial -salario mínimo- es bastante probable que el individuo no pueda encontrar trabajo si su contribución social es valorada escasamente, por los consumidores.

En todo caso, no entiendo que pretende el redactor de la noticia al señalar que: Quizás ya va siendo hora de globalizar la conciencia y las luchas y de recuperar la dignidad y combatividad de antaño. ¿Combatir contra qué? ¿Contra la soberanía del consumidor? Evidentemente, mientras existan beneficios empresariales puros -es decir, que no provengan simplemente del interés- los salarios pueden incrementarse a costa de los beneficios -con la consiguiente merma en inversión y en aumento general de todos los salarios. Pero éste es un proceso condenado a la extinción. Esos beneficios empresariales puros no se mantendrán para siempre, la competencia los eliminará. Podrá subsistir el beneficio contable a través del interés, pero al atacar ese punto se está condenando a la industria.

En todo caso, una empresa con pérdidas como la que nos ocupa, difícilmente puede mantener a los trabajadores. La culpa la tendrá el capital, el sistema, o un ente divino, pero la empresa deberá cerrar... a menos que pretendamos que sea subvencionda, a costa de otras empresas. Pero claro, esta pretensión es del todo absurda, pues pretende mantener una estructura productiva que se ha quedado obsoleta para satisfacer al consumidor. Tarde o temprano tendrá que disolverse como un azucarillo y adaptarse a los nuevos vientos. Pretender que aquello que no sirve para su finalidad -satisfacer al consumidor- debe seguir existiendo, transforma el sistema económico en un puro ejercicio de cavar agujeros para volver a llenarlos.

Tales pretensiones sólo pueden provenir de un completo desconocimiento de la economía. Pero como afirma George Reisman: Su horizonte mental es tan estrecho que no es capaz de observar más allá de su inmediato interés situado en la presente inversión y en las actuales cadenas productivas. (...) Usando una vez más la analogía de la astronomía, es como si la gente creyera no sólo que el Sol gira en torno a la Tierra, y que la moral apoya semejante teoría, sino que, además, su bienestar personal requiere oponerse a cualquier explicación alternativa.

Comentarios

 
Vaya Rallo! Una pregunta ¿por qué siempre que hablas de equilibrio Marshalliano (o Wallrasiano) te refieres a los keynesianos si al final han resultado sus hijos huerfanos?. Puedes meter caña directa y, saltandote a Samuelson o Leontief, ir directamenmte a por toda la macroeconomía del equlibrio actual...

Otra. Como das caña a los clásicos y el valor-trabajo... (¿o es a su reinterpretación marxista?) ¿se debe a algún tipo de reivindicación Mengeriana?

Un saludo
Enviado por el día 4 de Septiembre de 2004 a las 20:37 (1)
Realmente en este caso cito a Keynes como una degeneración (si bien degeneración consecuente y lógica) del paradigma del equilibrio. Creo recordar que era Hoppe (aunque puedo estar completamente errado) quien señalaba que el summum de la incoherencia era el equilibrio con desempleo (porque el desempleo no puede considerarse, nunca, una situación de equilibrio)

No entiendo muy bien la segunda pregunta. Es decir, el valor trabajo es la base sobre la que Marx asienta su teoría de la explotación. Menger obtiene su fama del hecho de resolver la paradoja del valor (mediante la utilidad marginal), dar coherencia al valor subjetivo, ligado a la utilidad, y desterrar toda esa tradición horrorosa que, insisto, dio alas a Marx. La Escuela Austriaca nace sobre las cenizas de la clásica (aunque tipos como Reisman hayan luchado recientemente por una conjunción de ambas), por eso doy caña a los clásicos (no sé si era esa tu pregunta)
Enviado por el día 4 de Septiembre de 2004 a las 20:52 (2)
La segunda pregunta iba en el sentido de que no terminaba de ver que la gente tenga una concepción valor-trabajo de su propio trabajo. Ahora lo he vuelto a pensar y creo que sí es posible que mucho trabajador piense en esos términos. Por eso, como me parecía que la frase lo único que buscaba era meter caña, te lo preguntaba (ahora me doy cuenta de que no era tanto por meter caña y reivindicar el "hecho" que da nacimiento de la escuela e austria). Por cierto, en la invención del marginalismo también tienen Jevons y Walras algo que decir, ¿no?
Enviado por el día 4 de Septiembre de 2004 a las 21:12 (3)
Obviamente no conozco tanto la obra de ambos como me gustaría. Sin embargo, creo que el único que entendió propiamente el sentido de la marginalidad fue Menger, pues si mal no recuerdo (cosa perfectamente posible) tanto Jevons como Walras pecaban de cardinalistas. E insisto, la importancia de la utilidad marginal no reside tanto en sus enseñanzas económicas (que también) cuanto en hacer coherente el valor subjetivo (darle valores numéricos al mismo es cargarse la idea de la subjetividad) y resolver la paradoja del valor que llevó a los clásicos por unos derroteros peligrosos.
Eso sí, para una interpretación austriaca alternativa del pensamiento clásico, recomiendo el libro de Reisman.
Enviado por el día 4 de Septiembre de 2004 a las 21:22 (4)
Beneficioso artículo.

La teoría subjetiva del valor es aceptada, que yo sepa, por todas las escuelas de pensamiento económico hoy en día.

Fue fundada en 1871 y fueron tres los fundadores en ese mismo año: Menger, Jevons y creo que Walras. Creo que no hay disputa alguna sobre eso, al menos enseñan eso en las universidades estadounidenses.

En este contexto de la teoría del valor escuché por primera vez el nombre de Carl Menger en la universidad (años 80, San Diego State University, California), aunque no se habló más de él, ni se mencionó a la escuela austriaca de economía. A Friedman se lo mencionó pero muy poco, casi nada, creo que sólo fue mencionado en un par de clases y muy de pasada. Era una especie de ídolo personal, Milton Friedman, era mi santón, el único que conocía, mi respaldo, alguna vez pregunté a las «autoridades» porqué no había más material sobre él en las clases.

Bueno, el punto es que la teoría subjetiva del valor ya no es simplemente una teoría austriaca, es ya de todos, de los keynesianos más. Los keynesianos me la enseñaron.

Enviado por el día 4 de Septiembre de 2004 a las 21:37 (5)
Nos cruzamos. Estamos en lo mismo, Ok.
Enviado por el día 4 de Septiembre de 2004 a las 21:42 (6)
¿Qué te contestaron cuando les pediste más informarción sobre Friedman?
Enviado por el día 4 de Septiembre de 2004 a las 22:04 (7)
Ah, y esta anotación es muy buena pero debe leerse a nivel nacional, si no estamos gastando excelente pólvora en pocos gallinazos...
Enviado por el día 4 de Septiembre de 2004 a las 22:07 (8)
La teoría subjetiva del valor es aceptada, que yo sepa, por todas las escuelas de pensamiento económico hoy en día.

Fue fundada en 1871 y fueron tres los fundadores en ese mismo año: Menger, Jevons y creo que Walras. Creo que no hay disputa alguna sobre eso, al menos enseñan eso en las universidades estadounidenses.


A esto me refería, Juan Ramón
Enviado por el día 5 de Septiembre de 2004 a las 00:59 (9)
Jfcarpio, no recuerdo los detalles.

No conversaba mucho con mis profesores de economía keynesianos. Ya veo porqué. Eran como robots.

Escribía una columna en el periódico de la universidad y ahí aprovechaba para criticar la indoctrinación radical a la que eramos sometidos en la universidad, particularmente en las ciencias sociales más "suaves".

Recuerdo a un profesor de ciencias políticas con el que hablé sobre Friedman. He debido poner a Friedman como principal referente. El me decía que no había necesidad de tener un balance en los libros que había que leer porque el marxismo era ciencia y lo que yo pedía no era.

Los marxistas se llevaban muy bien con los keynesianos; los keynesianos los defendían a muerte a los marxistas. No había ni un sólo «monetarist economist» en el departamento de economía; aparte de los keynesianos, habían unos tres marxistas.
Enviado por el día 5 de Septiembre de 2004 a las 01:07 (10)
Sí milton, pero una cosa es aceptarla y otra no sacar las pertinentes consecuencias que, más o menos, es lo que ha ocurrido.
Enviado por el día 5 de Septiembre de 2004 a las 08:30 (11)
Es decir, no sacar las consecuencias que saca la escuela Austriaca... jejejejeje, como tiramos siempre cada uno para su casa!!
Enviado por el día 5 de Septiembre de 2004 a las 18:56 (12)
Básicamente, por eso la ciencia económica es una ciencia exacta, deducible a partir de unos pocos axiomas autoevidentes. ;)
Enviado por el día 5 de Septiembre de 2004 a las 19:36 (13)
Juan Ramón, muy interesante es el aspecto sobre el interés. ¿Tienes algún otro artículo donde hayas elaborado más a fondo ese aspecto?

Me gustó aquello de cavar huecos como alternativa. El desempleo asusta y eso es muy comprensible, pero tampoco es como para la histeria. Hay que ver desde dónde ha llegado la humanidad a esta modernidad y riqueza, cuanta pobreza había en las cavernas. Claro, vivir cavando huecos sin son ni ton, o vivir como en Cuba, es lo que podría llegar a sucedernos si es que a las masas las confunden sobre el capitalismo. No es ni ciego ni perverso ese sistema. La gente será ciega y perversa. Funciona bien el sistema ese.

El desplome espectacular de tantos países socialistas fue una gran cosa desde el punto de vista ideológico. Mal que bien, sabemos nomás que eso no funciona como sistema.

Lástima que ciertas élites buscan incentivar la histeria de la población, vaya uno a saber exactamente qué es lo que los motiva a hacer eso.

Enviado por el día 5 de Septiembre de 2004 a las 21:18 (14)
Pues mira, tranquilocomp, precisamente mi, casi exclusivo, motivo de reflexión es el interés. Aún no tengo nada propiamente, espero tenerlo pronto. Eso sí, si quieres leer sobre el tema (aparte de Bohm Bawerk logicamente), tienes a Huerta y su "Dinero, Credito bancario y Ciclo Económico" y este artículo de Hulsmann sobre un replanteamiento de la teoría austríaca del interés: http://www.mises.org/journals/qjae/pdf/qjae5_4_7.p...
Enviado por el día 5 de Septiembre de 2004 a las 21:39 (15)
Casi exclusivo "en estos momentos".
Enviado por el día 5 de Septiembre de 2004 a las 21:40 (16)
Ok, gracias.
Enviado por el día 6 de Septiembre de 2004 a las 02:32 (17)
En cuanto a la percepción de si los trabajadores creen en la teoría del valor-trabajo, yo creo que es a nivel inconsciente: cuando se logra un aumento salarial siempre se presenta como una "conquista" arrancada a los empresarios, es decir, se les quitó un poco de lo que ellos, los empresarios, de todas formas ya le robaron al trabajador (esto último también debe tomarse como una percepción más bien difusa).
Enviado por el día 6 de Septiembre de 2004 a las 14:30 (18)

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