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4 de Abril de 2005

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

Rerum Novarum


La muerte de Juan Pablo II, aunque más o menos esperada desde hace tiempo, nos ha cogido con relativa sorpresa a la mayoría de quienes querríamos haberle rendido un más ajustado homenaje. Los centarios de los nacimientos pueden anticiparse con tiempo, las muertes no. Los centenarios de los nacimientos pueden seguirse con soberbios comentarios, las muertes de personas notables, no.

Pueden hacerse muy buenas anotaciones en las bitácoras, pero en los artículos de fondo de liberalismo.org nos hemos encontrado con escaso material. Es por ello, que hemos considerado conveniente publicar la Encíclica de Leon XIII, Rerum Novarum. Por diversos motivos: primero, porque todo el pensamiento social de Juan Pablo II dice emanar de ella y, por tanto, todo comentario subsiguiente de Juan Pablo II debe tomar como referencia esa encíclica; segundo porque no han sido pocos los que estos días han dudado de la relación entre catolicismo y liberalismo (relación que, si bien no necesaria, sí tiene excelentes puntos de apoyatura) y tercero, porque el contenido de la Encíclica es muy fácilmente malinterpretable (con lo que una lectura personal es harto recomendable).

Rothbard la calificó como fundamentalmente libertaria y pro-capitalista, si bien destacó sus sesgos intervencionistas. Si bien, a grandes rasgos, comparto la tesis rothbardiana creo que Mr. Libertarian se queda corto al valorar, en esta ocasión, al entidad del documento. En la Encíclica podemos encontrar una apasionada defensa de la libertad y de la propiedad privada desde la triple perspectiva iusnaturalista, racional-utilitarista y evolucionista; una feroz crítica del intervencionismo estatal tanto en su faceta reguladora como redistribuidora; esbozos de modernas teorías económicas y morales (en concreto, destaca la importancia del ahorro frente al consumismo keynesiano; la imposibilidad de planificiar centralizadamente; intuye la Tragedia de los Comunes; desmonta moral y teóricamente el georgismo; se refiere el principio de responsabilidad parental y sienta las bases para una crítica a la existencia coactiva de los Estados)

A mi juicio se trata de una Encíclica extraordinaria, pero que debe leerse con atención. Es muy sencillo confundir sus planos morales y legales, hasta el punto de que las conclusiones variarían de manera radical. Aparte, hemos de tener presente que las impreciones teóricas que contiene, como recuerda Juan Pablo II, se deben a que estuvo inspirada en los "estudios científicos" de la época. En 1891 no se disponía del arsenal teórico de hoy; la economía acababa de nacer como ciencia subjetivista 20 años antes. Algunas conclusiones son disculpables; máxime si, como veremos, con los conocimientos "actualizados", serían plenamente liberales.

Como digo, es un documento que, aún para los no católicos, resulta muy interesante de leer por la riqueza de matices y de anticipos teóricos que contiene. Si el tiempo me lo permite (cosa nada segura), intentaré desarrollar ampliamente estas tesis en los próximos días.

Comentarios

 
Juan Pablo II se preguntaba en Cent. Annus "¿se puede decir quizá que, después del fracaso del comunismo, el sistema vencedor sea el capitalismo, y que hacia él estén dirigidos los esfuerzos de los países que tratan de reconstruir su economía y su sociedad?" Y respondía "La respuesta obviamente es compleja. Si por «capitalismo» se entiende un sistema económico que reconoce el papel fundamental y positivo de la empresa, del mercado, de la propiedad privada y de la consiguiente responsabilidad para con los medios de producción, de la libre creatividad humana en el sector de la economía, la respuesta ciertamente es positiva, aunque quizá sería más apropiado hablar de «economía de empresa», «economía de mercado», o simplemente de «economía libre». Pero si por «capitalismo» se entiende un sistema en el cual la libertad, en el ámbito económico, no está encuadrada en un sólido contexto jurídico que la ponga al servicio de la libertad humana integral y la considere como una particular dimensión de la misma, cuyo centro es ético y religioso, entonces la respuesta es absolutamente negativa.

La solución marxista ha fracasado, pero permanecen en el mundo fenómenos de marginación y explotación, especialmente en el Tercer Mundo, así como fenómenos de alienación humana, especialmente en los países más avanzados; contra tales fenómenos se alza con firmeza la voz de la Iglesia. Ingentes muchedumbres viven aún en condiciones de gran miseria material y moral. El fracaso del sistema comunista en tantos países elimina ciertamente un obstáculo a la hora de afrontar de manera adecuada y realista estos problemas; pero eso no basta para resolverlos. Es más, existe el riesgo de que se difunda una ideología radical de tipo capitalista, que rechaza incluso el tomarlos en consideración, porque a priori considera condenado al fracaso todo intento de afrontarlos y, de forma fideísta, confía su solución al libre desarrollo de las fuerzas de mercado."

Enviado por el día 4 de Abril de 2005 a las 17:22 (1)
Felicito a Juan Ramón ,y remito a nuestros amigos al texto completo de la Encíclica " Centesimus Annus" de Juan Pablo II:
http://www.vatican.va/edocs/ESL0081/__P6.HTM
Enviado por el día 4 de Abril de 2005 a las 17:26 (2)
Una vez más, siempre oportuno, Juan Ramón. Solo añadir dos comentarios.
1.- Juan Pablo II fue un valladar contra el socialismo y los católicos progres. Antes de él, campaban a sus anchas en la Iglesia y el Papa Wojtila no los toleró jamás. Supongo que, nuevamente, sueñan con infiltrarse. De ahí, las corbatas negras y los panegíricos de algunos.
2.- El afán de estos católicos progres (y de aquellos otros progres que creen que inmiscuyéndose en la Iglesia, logran eco y cobertura, lo cual fue cierto hasta Wojtila) siempre ha ido encaminado en contraponer liberalismo a catolicismo. Pero, siempre han obviado la defensa del derecho fundamental a la propiedad privada por todos los Papas y el carácter individualista del cristianismo (como parte de él, tambien del catolicismo). El Evangelio es un canto a la libertad y a la responsabilidad individual. A la salvación individual, jamás colectiva, encarnada por el hijo de Diós que se hace hombre. Única religión en la que sucede. El humanismo y el individualismo parten de ahí.

Por ello, creo que hay argumentos más que suficientes para cohonestar ambas posiciones. Sobre todo, ante la presumible avalancha progresista que nos espera. Pués, muerto Juan Pablo II, querrán volver a medrar en el catolicismo.
Enviado por el día 4 de Abril de 2005 a las 17:48 (3)
Yo soy de los que creen un error garrafal hacer ciertos análisis, precisamente por lo que comentas.

De hecho, me atrevería a decir (y de hecho me atreví) que la doctrina social de la Iglesia es prescindible, pues no es función de la Iglesia decantarse por un método u otro de forma tajante y ciertos análisis sobre estructuras sociales pueden ser contraproducentes. Así ocurre cuando una misma encíclica se convierte, como en este caso, en "arma" de unos y otros.

¿Que no es incompatible liberalismo con catolicismo? Cierto, básicamente porque el hombre es el protagonista para ambos. Pero los Papas no son filósofos sociales, y en el desarrollo teórico pueden meter la pata hasta el fondo, como de hecho ha ocurrido innumerables veces.

Por lo demás, en la práctica aún es peor, digan lo que digan las encíclicas. El estatismo de la Iglesia sigue siendo enorme.
Enviado por el día 4 de Abril de 2005 a las 17:49 (4)
Estoy con Friedrich_Hayek. No comprendo el entusiasmo que se muestra aquí por lo eclesiástico. Creo que debiera, siendo históricamente coherentes, haber más reserva con la iglesia como institucion tradicionalmente enemiga de la libertad. Así, creo que debiera haber una gran indiferencia hacia la Iglesia por mucho que ahora se ponga de nuestro lado.

Tengo el firme convencimiento de que la iglesia ahora juega a ser liberal (sigue jugando a estatista, siempre están a campanas y repicar) cuando antes no lo hacia es porque ve que en el contexto actual somos la unica ideologia que no tiene escrito en su "programa" la frase: "jorobar a los curas". Así de duro, creo que ya vamos serviditos de panegíricos de este pobre hombre, de este místico.

Salud y libre comercio

PD: Friedrich_Hayek, lo que dices es mises palabra por palabra. ¡Tramposo! ;)
Enviado por el día 4 de Abril de 2005 a las 19:09 (5)
Como católico diré:

1)Para la gente en general su pensamiento social es efectivamente progre, o revolucionario, en tanto anticomunista, y defensor de un capitalismo no "salvaje".

2)Para un liberal, ya de Chicago o de Austria, no, sin duda, es más, no distinguía qué era en realidad el capitalismo, como no lo distingue prácticamente nadie en el mundo. Por ello no era un revolucionario, sino un "socialdemócrata", un "centrista" incluso.

3)Las encíclicas son obra de muchas manos y muchas cabezas, amen de recopilaciones donde se recogen las ideas de muchas personas -no dejando de ser propias de una tendecia, o un conjunto de ellas. Quien lee en grueso todas ellas sobre un tema -pongamos el caso que nos interesa más en esta web, la economía- acaba viendo que muchas veces dicen una cosa y la contraria.

4)Creo que a los liberales nos falta ganar muchos foros y ágoras en este mundo, y lograr que estas ideas penetren en ciertos círculos -eclesiales,por ejemplo, ya que hablamos- que sirven de catalizadores poderosos para llegar a ser mejor conocidas.

5)Dentro del catolicismo y del cristianismo (protestantismo, anglicanismo,...Consejo Mundial de las Iglesias en definitiva) lo que se está imponiendo es un poco de esto y un poco de aquello, o sease, un socialismo-centrista-conservador-estadointermedio, en definitiva, lo que para un liberal es utopía socialista de Estado controlador, tendente a crecer siempre, burocracia y control de los individuos, y eso es malo.

Saludillos
Enviado por el día 4 de Abril de 2005 a las 19:11 (6)
Como liberal, y como católico:

1)Me gustaría una Iglesia Católica al margen de los Estados.

2)Que dijera lo que le diera la real gana -siempre respetuosa con el principio de no-agresión- dentro del mensaje de Cristo, dirigido a sus fieles, libremente católicos.

3)Capaz de presentar su doctrina a quien desee seguir ese camino, esa fe, con total libertad y como una opción más dentro de las opciones que puedan encontrarse.

4)También me gustaría que cada cual en su conciencia -perteneciendo a otras confesiones, o sin pertenecer a ninguna establecida- siguiera los criterios de su propia fe, creencia, ideología,o propias ideas (respetando el mismo principio de no-agresión).

5)Me gustaría que los Estados no se metieran en asuntos propios de estas organizaciones sociales, (o de otros grupos), o de los propios individuos y sus propias ideas personales o vividas en comunidad, en su propia conciencia, en definitiva, guía última de cualquier persona, sagrario personal, de cada ser humano. (La verdad es que deseo que los Estados no existan, así es como no se meterían en nada).

6)Con todo esto creo que los asuntos propios de cada grupo -asociación de veninos, hogar, peña de fúltbol, o Iglesia, etc- son asunto particular de cada grupo, donde nadie debe decir nada si no pertenece al mismo, y los que pertenecen al mismo posiblemente tengan los conductos y las formas de proceder a motivar cambios, defender posturas y seguir postulados, siempre dentro de la libertad que tiene cada cual de asociarse libremente, pero atención...

6bis)En mi libertad uno puede siempre asociarse a un grupo que sea una tiranía, una asociación esclavista, o donde un sádico me maltrate, pero soy libre de hacerlo y pertenecer a tal grupo, no se me ha impuesto,sabía a lo que iba al entrar en él. Y debe de respetárseme, porque es lo que deseo.

6bisbis)Esto último no es por supuesto la Iglesia, pero si lo anterior se cumpliera, no pasaría nada, porque mi libertad es libre.

Saludillos
Enviado por el día 4 de Abril de 2005 a las 19:13 (7)
Free-ky, al margen de todo lo que dices, y al margen de si yo, como católico, pueda o no pueda estar de acuerdo con la Centessimus Annus en algunos puntos, no puedo evitar apuntar lo siguiente:
1- las encíclicas son obras de puño y letra del mismo Papa, no como dices tú. Es más, cualquiera que, como yo, haya seguido toda su obra, desde antes incluso de ser Papa, puede presumir en ellas su particular forma de redacción.
2- las encíclicas no son per se dogma de fe, sino faro guía. He ahí la gran libertad de la Iglesia Católica. A no ser que se actúe flagrantemente contra las enseñanazas de una encíclica, se puede diferir de esta sin caer en apostasía o sin salirse del dogma. Lo único que referencia el dogma y la doctrina católica es el Catecismo (reformado por este Papa después de 400 años).
Enviado por el día 4 de Abril de 2005 a las 19:40 (8)
Es magnífico traer textos "extra liberales" para analizarlos. Lo único es que los eternos enemigos de Liberalismo.org os azotarán aún con que sois "católico-liberales" o una rama del Opus Dei o vaya usted a saber.
Enviado por el día 4 de Abril de 2005 a las 21:04 (9)
Iracundo, nunca osaría copiar al gran Mises y quiero que quede claro que YO soy un entusiasta de lo católico por muchos motivos. Simplemente discrepo en que se pueda (o deba) evaluar el catolicismo bajo ciertos parámetros.

La Iglesia, a la que le debo el conocer a Jesús por cierto, es una institución que me merece un respesto gigantesco. Y al Evangelio, que me importa un poco más que libros o encíclicas, le debo el descubrimiento de la importancia del individuo en cuanto que tal. Lo que no es poco, me temo.

Saludos y que este gran Papa descanse en paz.
Enviado por el día 4 de Abril de 2005 a las 21:29 (10)
Raimundo,

1)Son muchas manos, y muchas discusiones, y te lo digo con conocimineto de segunda mano -no he sido redactor, pero sí lo sé por algunos de ellos.

Saludillos
Enviado por el día 5 de Abril de 2005 a las 11:46 (11)
Las encíclicas las escribe el Papa en cuanto que son responsabilidad suya y reflejan el sentido de su papado.
Pero obviamente, se deja aonsejar por un círculo próximo y tiene "negros" en abundancia.
Enviado por el día 5 de Abril de 2005 a las 15:39 (12)

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